🐺CAPÍTULO VEINTISÉIS🐺

201 51 17
                                    

—¿Como puede ser que estés entero después de quedarte cuatro días completos junto a él? —cuestiona mi amigo Jin a medida que troza las verduras para la preparación del almuerzo.

—Fácil, en la primera ola no se pudo resistir a la gloriosa tentación de mi culo —le digo mientras reímos ante el gesto horrorizado de su pareja al ingresar a la cocina, sin poder continuar con nuestra conversación.

—Hay cariño, no me vengas con esa cara, no es nada que no hayas hecho tú cuando estás bien alzado —emite Jin señalándolo con la cuchilla.

—No puedo creer que hablen de nuestro celo como si fuera algo digno de vanagloriarse —dice Nam entre refunfuños a medida que se aproxima a besar suavemente su cuello —. A parte, no fue un ciclo de calor nada fácil para mi amigo, deberían tener un mínimo de consideración antes de reírse.

Y sobre que lo escucho, un sentimiento de angustia se retorna desde lo profundo de mi pecho. Así que cabizbajo, asiento a sus palabras sin emitir ningún vocablo mientras apoyo mi cuerpo hecho una bolita sobre el respaldo de la silla.

Jin me observa cambiar mi postura y enseguida le reclama algo enojado a su pareja que no se meta en nuestros temas cuando estamos hablando.

—¿¡Qué estás diciendo Nam!? —cuestiona mi Alfa al ingresar a la cocina y con nuestra princesa entre brazos, pequeña que al olfatear mi presencia inmediatamente solloza algo inquieta por su leche.

—Solo la verdad lobito —dice Nam.

—Toma cariño, está bastante intranquila. No sé si es por hambre o por sus gases. Ya le revisé su pañalito pero aguanta todavía —me entrega a nuestra hija en brazos para luego dejar un pequeño beso en su coronilla y proceder a besar mis labios en un efímero y dulce roce mientras observa detenidamente cada una de mis acciones.

Entonces, declino de inmediato mi rostro algo acongojado mientras acomodo el pequeño cuerpo de nuestra cachorra junto a mi pecho para amamantarla en completo silencio.

Mutismo que, aparentemente, no pasa nada desapercibido por mi Alfa.

—No deberías intervenir en sus charlas amigo... —inquiere mi Alfa con firme y segura voz —. Tú no sabes como se ha sentido mi Omega. Solo tienes conocimiento de cómo me he sentido yo de acuerdo a lo que te he contado. Así que si su modo de hacer catarsis, luego de todo lo que pasó, es riéndose de mi estado. Yo lo apoyo totalmente.

La cara de sorpresa y de regaño que coloca nuestro amigo es para un cuadro, y si a eso le sumamos los manotazos que recibe por parte de su amor que le repite una y otra vez "Te lo dije" . Seguramente estará pensando en coserse la boca antes que volver a soportar los regaños de mi amado Alfa.

Y no puedo dejar de sentir la tremenda calidez que aflora desde lo profundo de mi pecho, pero de la misma forma me siento mal por Nam ya que él solo quería proteger a su amigo.

—Bueno, bueno... No creo que Nam lo haya dicho con el fin de hacerme sentir mal. Él solo estaba pensando en tí, cariño —anuncio estirando mi brazo para alcanzar el cuerpo de mi amado.

Mi Alfa -entre gruñidos- mientras desprende feromonas de irritación se acerca hasta mi costado, así que tomando en cuenta sus dichos emito para distender el ambiente.

—¿A qué no sabes Jin como soportó no querer atravesar la puerta y perforarme?

La cara de Nam se transforma observando a mi Alfa de soslayo y el rostro risueño de Jin me da el pie que necesitaba para comenzar con mi relato.

—Luego de que mi Alfa se encerró, bajo cuatro candados por poco...

—Tuve que amordazar mi falo con un cinto de cuero hasta el punto de casi acogotarlo como gallina de sopa... — finaliza mi Alfa bajo la estupefacta expresión de nuestros amigos y mi cara de total asombro.

—¿Qué hiciste qué? —pregunta Jin con sus orbes casi salidas de sus cuencas.

—¡Alfa! ¡Pensaba decirle que te resultó algo difícil pero no detallar tanto! —digo risueño mientras acomodo, nuevamente, la pequeña.

—Y bueno cariño, si vamos a reírnos hagámoslo en serio —concluye todo risueño.

—¡A qué ahora te ríes amigo! Pero de seguro fue algo bien sufrido —acota Nam frente a nosotros.

—A ver si relajas hoyuelos. Y ven trayendo tu kit de primeros auxilios que debo desinfectar la herida de mi frente.

No puedo aguantar las risillas sobre que Jin pregunta a qué se deben esas heridas, porque entre los berrinches de Nam, que no puede creer la desfachatez de mi Alfa y las respuestas de mi marido. No sé si es mejor dejarlo hablar o callarlo con un profundo beso.

Pero sobre que inclino su cuerpo para así atrapar sus labios, me corresponde el beso de inmediato sin ni siquiera dudarlo.

Un toque suave aunque firme, que me transporta cuando su laboriosa lengua se enreda en mi boca.

Pero luego de soltar sus ribetes y relamer mis labios para conservar su sabor que tanto me trastoca. Se apoya sobre el mesón en dirección al cocinero y desembucha.

—Esto de aquí —señala la marcada herida en su frente —me lo hice yo en mi peor punto de calor, supongo. Es que el dolor de la herida distraía mi maldita necesidad de salir y destrozar sin piedad alguna el delicado cuerpo de mi Omega, ¿se entiende?

Jin, gesticula con su cabeza un gesto afirmativo sin dejar de lado su cara de asombro en tanto continúa con la preparación de los alimentos para el almuerzo. Pero de manera repentina, su rostro se transforma en uno con una pizca de perturbación, y desplazando su cabeza en un vaivén hacia ambos lados enuncia.

—Estoy seguro que aunque esto quede como una anécdota para recordar a través del tiempo, el dolor que deben haber sufrido ambos no fue ningún asunto menor. Y me alegro realmente de que la vida se encargue de haberlos reunido y poder así tenerse ambos...

Las miradas que compartimos junto a mi Alfa hacia Jin dicen todo sin emitir palabra, aunque gesticulo con mis labios sobre que mi amigo me observa, un "Te amo amigo" desde el fondo de mi alma.

En eso, ingresa Nam con el kit de primeros auxilios en la mano y mi risueño Dong-yul colgado sobre su espalda.

—¡Miren lo que dejó el transporte escolar en mi puerta! —anuncia nuestro amigo.

—¡Papis! —grita de inmediato nuestro conmocionado hijo corriendo a los brazos de su padre en primera instancia para luego rodear mi cuello y llenarme de besos mientras susurra sin que escuché su padre y mucho menos su padrino... "Te amo api... Pero debo confesarte que me saqué un cuatro".
















































Y hasta ahí le llegaron los besos al pequeño😑🤣

Gracias por leer♥️

♡ "𝑫𝒆𝒗𝒐𝒕𝒐 𝒂 𝒕í" ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora