🐺CAPÍTULO CUARENTA🐺

200 50 5
                                    

Y como un déjà vu de nuestros benditos comienzos pasionales, lo tengo a mi Alfa frente a mis ojos, con su mirada anhelante y totalmente dispuesto para mí... Y nada ni nadie puede opacar este magnífico momento.

Ni siquiera el descubrir que su aroma es simplemente de irritación y no el pseudo comienzo de su ciclo de calor como supuse según el llamado. Y por el cual viajé como si me llevara el diablo, conduciendo como un loco desde el estudio de grabación hasta el centro de rehabilitación.

Adelante mío, y a unos escasos pasos, mi imponente esposo me observa con su respiración profunda y descompasada. Su socarrona sonrisa mientras ladea su cabeza en negación, deberían ser parte de un catálogo de modelaje para pasta dentrífica.

Y no hay ola de calor que amerite la venidera situación... Pero eso, solo lo sabemos él y yo. Y por mi pueden esperar y usar el baño del otro lado, si es que alguno pregunta.

Se arrecuesta sobre uno de los lavados dejando las muletas a un costado y cruzando sus brazos a la altura de su imponente pecho, que a crecido desmesurado estos últimos tiempos, observándome con visión panorámica. Detallando desde mi pantalón que ajusta reventando en la parte frontal, siguiendo con el rodeo de mis caderas y enmarcando mi cintura con su lengua para luego desprenderme, con su fuerza de atracción, cada uno de los botones de mi liviana camisa.

-Diablos cachorro... -y me sonrío ante mi mote. Es como si el tiempo me devolviera a nuestros comienzos, a esa primer instancia de plena tensión, en donde con mi visión e imaginación llegué hasta follarte -Ni que me hubieras leído la mente, pequeño perverso -finaliza con gruesa y ronca voz.

Él, se relame sus labios a medida que me observa como degustando en el ambiente mis feromonas de creciente excitación.

A medida que me acerco, me deshago de la prendedura de mi camisa, con la piel expuesta en gallina y mis tetillas erectas como si hubieran ejercido una fuerte presión sobre ellas. Y Con cada paso percibo como mi lubricación se pega a mi pantalón mojando un montón. Así que antes de llegar a él, me deshago rápido de mi prenda inferior porque sino ¿Cómo mierda me presento afuera luego de que se me pase el calentón?

-Por lo visto, estás más ansioso que yo -dictamina traspasando mi cuerpo con su renegrida visión.

-A mí me dijeron que mi Alfa estaba en celo. Así que ahora, debes bajarme tú el ardor, por embaucar a este pobre Omega calentón.

-De pobre no tienes nada pero de calentón, bastante diría yo -toma enérgico mi brazo sobre que estoy a su alcance.

-¡No me pienso ofender! Si eso pretendes. Y esto, solo se arregla de una manera -detallo con mis dedos su pectoral que se eleva incrementando la presión de su remera sobre esa eminencia muscular tallada por seres de otro planeta.

Mi cuerpo se estremece ante el calor de su cercanía y entonces mi libido se incrementa hasta hacerme ronronear como un gatito querendón de leche y mimo batallando por no entrar en mi ciclo de calor, aunque según el calendario me faltaría supuestamente una semana.

Mi cuerpo quema y siento mi cabeza estallar en mil colores pasionales al desborde de una sensación de éxtasis total... Como drogado en su aroma y haciéndome largar aún más intensas mis feromonas.

-¿C-cariño?

Percibo su llamado entre mis roces a su cuerpo en descontrol. Pero mi pasión es tanta, que desarmo su remera de un jalón, solo pensando en degustar de cada porción de esa bendita dermis que posee y que está al alcance de mis inquietos labios e indecorosa lengua.

-Creo que deberíamos ir a casa - sentencia mi Alfa.

Pero a mí no me importa nada...

Ya no se trata de engañar al qué dirán, a la secretaria, o a los de afuera, sino de complacer mi maldita necesidad de poseerlo aquí mismo y en este preciso lugar.

-A casa luego de que te pruebe -se escapa desde mis calientes labios que apresan su boca con desesperación y temor de no poder captar en mi memoria cada sensación que me provocas.

Mi estado de conciencia fluctúa a medida que percibo regocijarse al animal dentro mío. Luego de meses de percepción inactiva y de pasar mi lobo por un duelo al sentir a su amado enlazado en trance, ahora se retuerce y exige salir al encuentro de su otra mitad a cómo de lugar.

-Cariño, te daré todo lo que necesites pero ahora, te debo cuidar.

Observo como fuerza mi agarre de su torso para deslindar sus manos y tomar su teléfono para marcar, pero soy más ágil y rápido y de un manotazo lo mando lejos a un rincón.

-Mírame a mí, Alfa -jadeo restregando mi dureza sobre su entrepierna mientras me siento delirando y mojando excesivamente mi calzoncillo.

-¡Maldita sea! No puedes hacerme esto... Tu aroma... Omega ¡Por favor!

Siento como sus piernas se aflojan y atino a acomodarlo por instinto en el lavado nuevamente, mientras refuerzo la presión de mi dureza en un vaivén de exquisita sensaciones a flor de piel.

Entonces, me dedico a lamer su pecho y hombros mientras ladeo mi cuello, incitándolo con mi olor. Sus fuertes manos se posan en mi cadera mientras desliza su lengua por la ofrenda de mi piel provocando espasmos que repercuten directo a mi escasa consciencia.

La dádiva de sus besos y toques son anhelo directo para mi fervor. Y en un acto descarado, ya que estoy entregado a lo que reste de mi raciocinio a su labor, me entierro dos dedos provocándome un sonoro jadeo que es callado de inmediato por sus posesivos labios.

Y mientras muerdo y succiono esa lengua que deseo en lo profundo haciéndome olvidar el quién soy, deslizo mis dedos sobrecargados de hedor hacia sus labios. Compartiendo ambos un lascivo beso de mi aroma y su sabor.

Su miembro revienta de contento en su guarida así que procedo a desprender su pantalón a toda velocidad, para dejar asomar a la Bestia que estoy dispuesto a que me marque tanto por dentro como por fuera.

Y mientras nuestras respiraciones descienden junto a nuestra alterada frecuencia cardíaca, me deslizo como un avasallante jugador del deslinde de su agarre sobre mi cuerpo. Para tomar de lleno su ardoroso miembro entre mis labios mientras apreso sus manos, en el aire, y las apoyo sin un ápice de delicadeza sobre mis cabellos.

La primer prensión ahoga hasta mis pensamientos, haciendo llorosos mis ojos y deseando sentir de nuevo esa misma sensación. Repitiéndose una y otra vez en el abismo de mi garganta mientras, sin ningún reparo del donde estoy o lo que hago y arrodillado y abierto para él, me preparo veloz con dos dedos. Forzando a ir más allá para poder tomarlo bien termine el placer de degustarlo.
















































WoW😱 como que se me incendió de repente mi Omega😏🤭

Gracias por leer, votar y comentar 🥰

Los amito mucho❤️

♡ "𝑫𝒆𝒗𝒐𝒕𝒐 𝒂 𝒕í" ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora