🐺CAPÍTULO OCHO🐺

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Acomodado en el desayunador de nuestra cocina, acaricio mi barriga mientras sorbo un poco de mi jugo de piña recién licuado. Últimamente, mis antojos se han vuelto más saludables, aunque poco me duren.

No sé si, en parte, es por cuidar algo de lo que queda de mi figura o inconscientemente no quiero llegar rodando cuando deba arrancarles el pelaje a ciertas cambia formas amantes de lo ajeno.

Me enrosco enojado y en solitario mientras reviso minuciosamente unas fotos de la galería de mi celular, cuatro malditas fotografías de mi hombre y en las mismas, las malditas lobas babeando por él. ¿Será posible que no puedan dejar de mirarlo como si fuera un maldito trozo de carne listo para comer?

—Hay princesa, apúrate a salir o veras a tu api en plena acción mientras arrancó con mis propias garras a estas lobas de cuarta de encima de tu padre.

—¿Api, estás bien? —consulta mi pequeño Dong-yul ingresando a la cocina entre tanto me observa con extraña cara —. Se nota que te afecta la falta de papi, pero debes estar tranquilo que aquí estoy yo para protegerlos a ambos —todo serio y seguro de si mismo, emite su comunicado con una templanza que asombra mientras se sirve leche fría.

Dicho esto se acerca a pasos rápidos hasta mi espacio personal y envolviendo mi expandido cuerpo entre sus brazos, me llena de besos la pancita mientras le repite a su cachorrita hermana: —No le hagas caso a nuestro api, son las hormonas que lo tienen así, como Omega relleno en modo asesino.

No puedo dejar de sonreír ante las ocurrencias de mi pequeño así que jalo de su cuerpo para darle un confortable abrazo sin presionar demasiado a su inquieta hermana, mientras desparramo mil besos con saliva, tal cual como se queja mi pequeño en este preciso momento, limpiando con su mano en cada rincón que lo beso.

—Estás hecho un mini Alfa, peque. Y aunque falte para la aparición de tu lobo, estoy seguro de que sea como sea que te presentes, serás leal a tus principios y con un innegable valor, cariño.

—¡¿Gracias?! —dice mi pequeño sin comprender mucho a lo que me refiero mientras sorba de su leche y como puede, trata de escapar de entre mis brazos —¡Ya suéltame api que me asfixias! —se queja entre imperceptibles rezongos característicos de su escaso humor predominante.

Si algo debo reconocer, es que tiene un carácter de mil demonios "Lo más parecido a tu api" Dijo mi marido. Y es como si lo escuchara acá, al lado mío, regocijandose mientras me dice "Te lo dijo: es igualito". Y no puedo dejar de sonreír para mis adentros recordando los momentos de no hacer nada más que disfrutar de tenernos el uno al otro y a esta hermosa familia que formamos.

Un vago recuerdo me saca de mi ensoñación y mirando a mi pequeño le consulto —A todo esto, iba a preguntarte peque ¿por qué pides tanto estar con los tíos? Más en especifico con el padrino Jin ¿Hay algo que no me hayas contado? —inquiero presionando a ver si mi instinto de lobo que nada se le escapa, no me falla.

—La verdad, es que no lo sé api, solo siento la necesidad de velar por el tío o estar ahí para él aunque tenga que aguantarle sus agarradas de mofletes y esa voz tan irritante e infantil que me regala cuando me observa —comenta mi pequeño con cara de asco. Y cada vez más, cierran mis cálculos.

Es que si la madre luna lo permite, pronto tendremos el cachorro o cachorra de Nam y Jin con nosotros. Por supuesto que no de ellos, específicamente, pero un cachorro del corazón con unos padres que mueren por darle todo el amor del mundo. Y como solo Jin está continuamente en contacto con la Omega preñada, se me hace que ese cachorro o cachorra algo tiene que ver con mi pequeño.

—Me voy a mi pieza api, cualquier cosa, aúlla y vengo enseguida.

—Te voy a dar mocoso insolente ¿Cómo que aúlle? —hago amagos de sobarle el brazo mientras jugamos —¡No le des ideas a mi lobo pequeño! —nos reímos de solo imaginarme a mi agazapado con tremenda panza, aullando sobre el piso de la cocina aunque pensamientos (+18) me inunden, enseguida, la mente.

—Pero en serio api, cualquier cosa grita, te amo mucho —mi cachorro se me acerca y luego besa mi cachete aunque se ponga de mil colores al instante de hacerlo.

—¡Pero si mi berrinchudo pequeñito es toda una ternurita! ¡Ven aquí con tu api que te ama más que nada en el mundo! —comento gozando de sus colorados mofletes y estirando mis brazos a la espera de su encuentro.

—Ya... Api, ya bastó, un solo abrazo y me sueltas ¿sí? —me comenta con su fría mirada como recalcando "Hasta acá, llego la jugada".

—Como diga el hijo del Alfa Jeon —comento decidido y recibo sus risillas como muestra entre medio de otro abrazo.

Luego, lo observo alejarse y me concentro en lo único que ocupa mi cabeza en estos días.

El no trabajar, últimamente, trae aparejado consecuencias: tener la mente libre para llenarla de toxicidad y a la panza, de galletas. Y cada tanto, me acuerdo del licuado o de aguantarme las ganas de matar a alguna Omega o Beta. Por suerte, con machos no me pasa, sino doble trabajo para calmarme luego.

Últimamente, me noto más posesivo de lo normal, es como si mi lobo estuviera en constante alerta debido a algún agente o amenaza externa.

Y no sé si es mi alocada cabeza que continuamente se labra historias que desarrollan una trama cuyo protagonista salva a una loba de ser maltratada y como actor secundario de relleno (valga la redundancia) me encuentro yo. Así como estoy, redondo y solitario a pesar de tener continuamente a mi peque y a mis amigos encima. 

¡Es que no puedo evitarlo! Algo en mi interior se desgarra entre lamentos cada maldito segundo que tengo a mi Alfa alejado... Necesito mimos y éste que no me llama desde bien entrada la mañana.

"¿Y si le escribo yo, tomando la iniciativa? " Me susurro buscando mi móvil en la mesa para escribir un escueto: <Te extraño amor🥺🥺> Con un par de caritas tristes adjuntas para agregarle más dramatismo al asunto.

Luego, me dirijo hacia el sofá para probar suerte durante el eterno zapping a la pantalla en busca de algún programa que llame mi dispersa atención —Ya me dieron ganas de pochoclos y ni siquiera he conseguido mirar algo —murmuro entre mohines para quién sabe, como si mi Alfa pudiera verme con alguna especie de poder. Y en eso, escucho el sonido de la bendita notificación y salgo como si me llevara el diablo hasta la mesa "En una de esas, me tiro a rodar para alcanzar más velocidad" Se me cruza -entre risas- en mi cabeza.

Cuando agarro mi celular la pantalla brilla intermitente con la notificación del mensaje de mi Alfa: <Cariño... Perdóname amor mío, es que tuve contratiempos bastantes inesperados y por eso no te pude llamar. Prometo compensarte bien entrada la noche. Descansa hasta ese entonces. Te amo con todo mi corazón... P.D: muchos besos a mis cachorros>

—Haw maldito lobo que con dos palabras me conformas y me dejas anhelando por tu amor —comento al aire mientras tomo mi teléfono para comunicarme con el agente de bienes raíces.

Me cansé de esperar a que tome todas las decisiones por mí. Demasiado trabajo tiene por delante como para sentarme a descansar y esperar a que resuelva todo por su cuenta.














































NO ME LO PONE PARANOICO LAS HORMONAS A MI OMEGA🤣

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LOS AMITO MUCHO❤

♡ &quot;𝑫𝒆𝒗𝒐𝒕𝒐 𝒂 𝒕í&quot; ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora