🐺CAPÍTULO CUARENTA Y SEIS🐺

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Me observo frente al espejo del cuarto mientras dibujo con mi dedo la incipiente y renovada marca. Los vestigios de mi última gran ola de calor han pasado lentamente y con ello, sobrevino la recuperación de mi efímera consciencia a cuentagotas y por momentos.

Y el tener certero conocimiento según efímeros recuerdos de lo transcurrido durante estos días anteriores de celo hacen estragos en mi mente. Y verme tan moreteado en mi desnudez frente al espejo a causa del intenso sexo caliente, me descoloca.

Y encima de todo esto, saberme por boca de mi amado que pedía a gritos ser transportado en el regazo como todo un cachorrito indefenso sólo hambriento de pene e insaciable (según sus palabras) contempla la necesidad de que me trague la tierra y me escupa al otro lado del planeta. ¡Es que detesto volverme tan indefenso con el libido aumentado! Teniendo que soportar luego, las risueñas cargadas de mi Alfa.

Y vale aclarar que para nada me gusta cuando mi lado animal se abre camino reclamando como suyo al semental que nos pertenece a ambos. Si en definitiva, somos uno mismo, instinto y humano coexistiendo juntos.

Pero bien que en época de celo, mi lobo requiere marcar límites de los cuales no se encuentra nada contento en cuanto recupero el acceso a mi completa consciencia.

—Cariño... ¿No tienes frío? —se asoma mi Alfa, mi gran amor por detrás, cruzando sus fuertes brazos sobre el contorno de mi regordete vientre desnudo mientras deposita el mentón sobre mi cansino hombro derecho.

—Solo un poco, pero quería observar en detalle "a las pruebas me remito" como me dijiste tú hace unos momentos en cuanto te pregunté como había estado el sexo —comento regalándole una cálida sonrisa cargada de profundo anhelo con un toque de preocupación —. Dime algo amor... ¿Alguna vez te sentiste demasiado presionado por todo lo que implica estar juntos todos estos años?

—¿Presionado en qué sentido cariño? ¿Si te refieres a sobrepasado de cargar con tu culo gordo y exigente por todos lados? Déjame decirte que es algo a lo que puedo acostumbrarme rápido... Sólo dale un pequeño respiro a mis piernas que duelen como la mierda.

—Eres un tarado Alfa —le suelto golpeando su brazo.

—Tarado pero bonito —me suelta y de inmediato, se sonríe ante mi contacto —Había olvidado tu pequeño golpecito de Omega... ¡Que recuerdos! Empezando por el baño de la clínica al comienzo de tu celo —susurra lo último repartiendo sentidos besos en mi nuca.

—¿Justo ahora vamos a hablar de eso? ¿Podemos hablar en serio amor? —le suelto a lo que bufa desde atrás y dándose la vuelta, regresa con una campera no muy gruesa para apoyarla sobre mis hombros mientras regresa sus brazos a los costados de mi cuerpo.

—¿Puedes mirarte? —me dice señalando el amplio espejo con su cabeza —¿Qué observas?

Me viro enfocando su rostro mientras él sigue señalando frente a sus ojos. Entonces, chinchudo como pocos me regreso de frente bufando por lo bajo mientras me observo.

Nada del otro mundo... Un bonito Omega rubio, relleno de cariño ¡Porque ni loco le digo que estoy algo excedido de peso! Por no decir un poco gordo.

—Un ejemplo de Omega hermoso —le suelto orgulloso parándome firme frente a sus ojos.

—A parte de "ejemplo de Omega hermoso" y dalo por hecho de que lo eres precioso... ¿No observas nada más en tu reflejo? —emite algo impaciente mientras me besa nuevamente los hombros.

Entonces, trato de esconder la panza que me queda muy expuesta, mirando disimuladamente para otro lado hasta que digo: —Tu esposo, tu compañero de lazo.

Él, sonríe profundamente, erizándome de los pies a la cabeza y reaccionando mi cuerpo a su cercanía, me dejo caer hacia su pecho mientras inhalo insondable su varonil aroma que me azota.

♡ "𝑫𝒆𝒗𝒐𝒕𝒐 𝒂 𝒕í" ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora