🐺CAPÍTULO TREINTA Y SIETE🐺

173 48 4
                                    

Luego de una intensa sesión de fisioterapia en donde pude sostener mi peso sobre las piernas aunque sea por unos momentos, no pude estar más feliz como perro con dos colas. Y es que la bendita sensación de poder hacerlo luego de tanto tiempo, elevó mi espíritu así como también el de mi lobo, que bastante tirado lo he tenido últimamente.

Pero ha decir verdad, he dejado de lado hasta mi querido Omega... Lo he cansado con reclamos, con berrinches, con malos tratos y aunque quise evitarlos a toda costa, la frustrante sensación de que no servía para nada me perseguía como un obscuro fantasma descargando mi propia decepción una y otra vez contra mi amado.

¡Y cuan equivocado estaba..! Pero no pude darme cuenta sino hasta ahora, que vi una luz al final del camino que me arrancó la maldita venda de los ojos.

¡Es que ni siquiera podía ocuparme de ayudar en casa! Y mucho menos con los pequeños, mientras él trabajaba fuera yo era una maldita carga en casa.

Y eso me llevó casi al borde de un colapso, crisis de la cual ni la maldita terapeuta con sus palabras pausadas lograba sacarme adelante. Mi creciente mal humor se reproducía próspero y en el mismo tamaño que ahora alimenta directo a mi consciencia.

Así que mientras lo observo respirar pausado y desnudo en nuestra cama y a mí lado, me pregunto ¿Cuántas veces habrá querido tirar la toalla? ¿Realmente se mereció pasar por todo esto? Y no es que diga que yo merezco sufrir a lo desgraciado. Pero ahora puedo ver sin nubarrones que desenfoque mis prioridades. Y estoy seguro de que mi tormento anterior habrá sacado más de una lágrima a su preciado rostro y eso, me quema por dentro aprisionando mis entrañas.

Se queja en sueños mientras enredo entre mis dedos sus cabellos. Y ver su cara toda hermosa y sonrojada por el placer que ha sufrido bajo mi anterior tacto... no tiene precio.

Y sonrío recordando como llegamos a casa, porque en un momento dado creí que estaba al borde de un tren bala. Es que era tal la desesperación por amarnos sin palabras que creo que suspiré y ya estábamos en la puerta de nuestro hogar.

Y por suerte, para nosotros, los pequeños estaban con Nam y Jin junto a su cachorra más preciada y llena de mañas. Así que en un santiamén, las ropas de mi Omega volaron afuera de su cuerpo que quemaba por grabarse mediante caricias de fuego bajo la dermis de mi tacto.

Y no hubo nada, ni siquiera la silla de ruedas que frenara de que él me avance como una bestia insaciable hacia mi alterado cuerpo. Y las preguntas que apenas querían salir de sus trémulos labios sobre que se percató de su entusiasmo, fueron calladas con la impronta de mis ardorosos besos. Y no hubo tiempo de reclamos, de perdones o lo siento. Solo queríamos quemarnos en carne viva y a fuego intenso.

—Mmm... —se vuelve a quejar pero entre dormido mientras amolda su cara a la semejanza de mi mano —. ¿No puedes dormir amor? —consulta sin abrir sus hermosos ojos.

—Prefiero recrearme con la bendita visión de tu cuerpo cariño, pero tú descansa, que luego llega la pequeña tormenta y se te termina la siesta -le digo mientras acaricio toda la extensión de su cuerpo.

En un momento, siento como se contrae en pequeños espasmos a medida que lo percibo bajo mis dedos y entonces abre sus orbes, observándome de lado entre sus enmarañados cabellos.

—Te extrañaba mi Alfa... —sueltas con tus ojos vidriosos. Y sé que no solo te refieres al sexo, te refieres a todo...

—Mi vida, perdóname amor mío -lo atraigo hacia mi cuerpo —. Siento tanto haber causado tu pena, es que yo estaba tan perdido en sentirme frustrado, que no me percate de que estabas sufriendo. No fue mi intención dejarte de lado a pesar de que diste y das todo por mí cariño, lo siento tanto.

Él, respira en la unión de mi cuello y hombros y siento como se deslizan pequeñas gotas de su padecimiento sobre mi soma.

—Lo sé mi amor, y por eso traté de tener la mayor cantidad de paciencia. Sé que todo nos sobrepasó y ahora lloro porque te tengo de vuelta, no porque sufra mi amor —me dices entre cortado debido a tu estado y te envuelvo mejor entre mis brazos.

Mis piernas empiezan a responder poco a poco y aunque he perdido mucho tono muscular, mis brazos se han fortalecido un poco más en este último tiempo.

—Di la verdad, lloras de felicidad porque extrañabas tu objeto de deseo mi sexi Omega —le comento con toda la intensión de distender el ambiente. Ya que en verdad, necesito recuperar el tiempo que deje pasar por lamentarme de mi propia mala suerte.

Una risa ahogada se escucha, de repente, y una posterior mano laboriosa sale al encuentro de mi emocionada entrepierna —Me parece que la fuerza de tu tren inferior se concentra en este hermoso pedazo de carne mi amor —finaliza mientras comienza a salivar mi torso entre húmedos besos.

—No te das una idea de lo que me haces cariño... —Jadeo sin poder contener mi creciente emoción sobre que tomo entre mis dedos sus cabellos, incitando a que siga rumbo al sur, camino a mi perdición y a su objeto de deseo.

Sus manos recorren cada fragmento de mi piel y siento que con cada beso activa nervios que estaban dormidos en algún trance añejo. Y a pesar del momento, no puedo dejar de sentirme conmovido por sentir el hormigueo de mis piernas ante su tacto.

—Alfa, la idea es que lo disfrutes, no de que sufras —me dice algo triste al descubrir mi estado de congojo.

Y entonces, enfoco mi visión que había elevado hacia arriba tratando de contener las lágrimas atiborradas de conmoción y observándolo con todo lo que soy, le suelto: —No sufro cariño, es emoción, porque cada que me tocas percibo sensaciones en mis piernas que me ilusionan.

—Mi vida...—te elevas sobre mi cuerpo hasta rodear mis labios con tu aliento —. No es ilusión, es que estás en pleno proceso de recuperación y te prometo que cuando menos lo pienses, estarás correteando con los peques en la tibia arena de la playa.

—Me conformo con poder mantenerme en pie aunque sea con bastón o muletas... Y hablando de muletas, debíamos retirarlas en la ortopedia antes de irnos, porque para eso era el papel que el fisiatra me extendió antes de que salieras arrastrando de mi silla como un demente por los pasillos del centro de rehabilitación, claro.

Me río de verte esconder tu sonrojado rostro entre mis brazos, porque de solo recordar cómo creíste que hablaba de mi erecto miembro no puedo contener mis sonrisas.

—Bueno, mañana las retiramos total, no se van a ir a ningún lado —me dice mientras comienza un lento recorrido de besos hacia mi endurecido miembro, que despertó como un mástil luego de que lo hiciéramos después de tanto tiempo.

El embriagador aroma de tu lubricación de mi amado Omega, me vuelve loco por profanar cada una de tus cavidades. Y está de más decir que pone todavía más duro a mi miembro.

Las feromonas apestan el ambiente y tomando, nuevamente, tus cabellos con aprensión, marco un avasallador ritmo adentrándome en tu laboriosa cavidad bucal.

—¡Maldita sea pequeño! Si no me montas ahora mismo te atoraré con mi simiente —jadeo observando como sueltas con indecorosos sonidos mi miembro mientras relames tus labios.

—¿Impaciente mi Alfa? —cuestiona socarrón.

—Yo diría más bien desesperado mi Omega, necesito rellenar tu cuerpo como pavo festivo.

—¿Entonces, para qué esperar más? Dámelo todo y bien adentro...

Ensimismado sobre mi torso, me avasalla con sus besos mientras desciende tortuoso centímetros de pleno gozo. Y aplico a la situación apretando a los costados de su cadera para luego separar con fuerza mi camino a la perdición...

















Pero qué buena recuperación la del Alfa 😏😈

Gracias por leer, votar y comentar 🥰

Los amito mucho❤️

♡ "𝑫𝒆𝒗𝒐𝒕𝒐 𝒂 𝒕í" ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora