🐺CAPÍTULO DIECISEIS🐺

235 57 4
                                    

Cabe recalcar que la revoleaba de mamadera que me pegó mi amado Omega cuando llevé caliente la mema de mi bebé, todavía duele aunque me haga el fuerte.

Y mientras sobo mi cabeza lo observo de reojo mecer a nuestra princesa entre sus brazos a la vez que enfría su leche. Él, es autosuficiente y cuestionarlo en un momento como este, es ponerlo a la defensiva como loco y sin razón.

—¿Papi, tú crees que al api se le acaben las pilas en algún momento? —cuestiona mi pequeño entre cucharadas al pote de helado que, en primer lugar, saqué para mi chichón.

—La verdad peque, que tu api es todo un tema —le murmuro mientras robo su cuchara para servirme yo.

—¡Los estoy escuchando! —comenta mi amado esposo frente a nuestros ojos y de espalda a nosotros. Y da miedo, ya que es como un fortuito cazador atento a todo y con nula posibilidad de que se le escape algo.

Luego de robar otra cucharada ante el rezongo de mi peque, me encamino a la mesada para ofrecer -nuevamente- mis disculpas y tratar de aliviar su quehacer aunque no quiera.

—Cariño... —murmuro bajito. A lo que obtengo solo un seco "Mmhh" como única respuesta.

Entonces, me giro observando a mi peque elevar su pulgar como dándome fuerzas. E, increíble pero real, me lanzo lleno de valía más al lado de mi Omega para luego cuestionar —Cariño, ¿me permites ayudarte?

Sus orbes escanean cada movimiento de mi cuerpo y creo que de no ser por la operación, ya hubiera sacado mi cuerpo corriendo hacia fuera del apartamento.

Aunque con las diversas cajas de apronte para la mudanza desparramadas por cada rincón del lugar, creo que el que hubiera salido perdiendo como en una guerra sufriendo la baja inmediata, sería quien les relata el cuento.

—Si quieres ayudar, encárgate de cambiar a la princesa así esta cómoda tomando luego su mema.

—¡Pero cariño! ¿Para qué cambiarla? Si luego defeca como si perteneciera al averno de las mierdas.

La gélida mirada que me traspasa hasta el alma otorgada por mi Omega, no reviste de ninguna gracia. Es más, creo que mi gracia, como humor, no le provocó nada.

—Vamos papi yo te ayudo, total cuando haga del segundo lo cambiará el api — dice mi pequeño bribón bajo la atenta inspección de mi esposo.

Y automáticamente, tomo a mi pequeña de sus brazos diciendo: —V-vamos... c-con... p-papito... princesa amada a cambiar el pañalito.

Subimos a la habitación que comparto con mi Omega mientras su hermano busca el bolso cambiador de la bebé, colocando todo sobre la cama como un experto hermano mayor.

—¿Desde cuando ha crecido tanto mi pequeño? —le comento a mi hijo mayor mientras abre un pañal y coloca la fécula para la colita de su hermana a un costado.

—Y papi... El tiempo que has estado fuera debía ser yo quien cuide del api, ¿no te parece? —contesta de inmediato.

Y mientras coloco la bebé para el cambiado recibo esa noticia como un balde de agua fría.

—Lo lamento peque, por estar lejos cuando ustedes me necesitaban aquí. Creí que estaba haciendo lo correcto al anteponer la calidad de vida por sobre mi compañía.

Mi hijo me observa con cara de resignación y acercándose a mi costado palmea mi hombro y me dice a continuación: —Papi, tú has hecho y haces lo mejor que te parece, nosotros estamos orgullosos de ti aunque el api esté alterado, se que te ama demasiado. Solo dale tiempo.

—¡Pero por la madre Luna pequeño! Me eriza verte tan maduro ¿No serás un viejo lobo en el cuerpo de un cachorro?

—Eso mismo me he preguntado más de una vez —dice mi Omega ingresando inesperadamente al cuarto que compartimos.

Y lo observo sonreírle a nuestro peque con la más bella sonrisa. Peque que de pequeño solo tiene su cuerpo, porque es tan maduro y centrado para su edad, que asusta lo que te pueda objetar si le cuestionas algo.

Me mantengo a un costado observando su interacción. Y no puedo dejar de recordar el día que le dije a mi amado esposo que si quería hijos, los podríamos adoptar.

¿Quién hubiera dicho que tendría la dicha de anidar ya que la mayor parte de su vida se creyó con la imposibilidad de hacerlo?

Me acerco por detrás de su cuerpo en cuanto lo veo asomarse por donde está la pequeña despertando de su letárgico sueño luego del cambiado.

—Estoy orgulloso de ti mi cachorro — objeto abrazando suavemente su cuerpo. Y por suerte, recibo sus manos entrelazadas con las mías en vez de un rezongo.

"Vamos bien" medito en mi cabeza mientras aspiro el dulce aroma de sus cabellos.

—Te amo Alfa... —escucho perdido entre mis sensaciones y abrazo con más fuerza sin apretar demasiado su torso.

—Yo te amo mucho más de lo que puedas imaginar, cachorro mío...

Procedo a sentarme sobre la cama y arrastrarlo a mi regazo, aprovechando que el peque se fue a su pieza haciendo cara de asco seguramente previendo la escena amorosa venidera y que la pequeña está entre almohadones bien resguardada de cualquier golpe.

—Lo sé mi amor —dice entre morritos. Y acaricio su rostro demarcando con la yema de mis dedos los mismos.

—Eres una cosita hermosa aún con trompita —digo mientras lo recorro con sumo amor entre mis dedos —. Estoy aquí para ti ¿Sí? Tú y los niños serán mi prioridad de ahora en más, eso te lo prometo.

Él ,se gira algo desconcertado y me consulta con sus ojos llorosos: —¿E-es en ss-erio? ¿D-de verdad dejarás de ser custodio?

Y observarlo profundamente afligido por mi labor fue una de las tantas cuestiones que temí a lo largo de estos años. El no saber si regresaría, los días alejados del calor de su cuerpo, perderme momentos esenciales de mi peque como su primer caminata prendido del sofá... Son cosas que no puedo recuperar aunque quisiera pero estoy dispuesto a cambiar...

Porque dormir cada noche abrazado al calor de la piel de mi amado no tiene comparación alguna con la suma de dinero que podría juntar con mi profesión.

—Ya lo dejé, cariño mío —susurro mirándolo directamente a sus ojos —. De ahora en más, soy un mantenido del inteligente Omega que tengo por esposo —mis palabras provocan la bella sonrisa con mejillas acuosas de felicidad que tanto deseaba ver en estos días.

Luego veré si regreso al antro de Nam aunque sea algunos días, o alguna otra actividad que salga por acá, cualquier cosa que no me implique mantenerme lejos por varios días de mi amada familia y por la cual estoy dispuesto a velar por el resto de mis días.

—Te amo tanto mi Alfa —susurra pegando sus labios a los míos en un ansiado beso.

—Yo te amo mucho más, cachorro mío.

Sellando nuestros labios entre lágrimas de ambos lados porque amarlo como lo hago, me requiere ser, a parte de un Alfa todo malote, un lobito sensible. 

Así, nos abocamos a repartirnos sentimientos profundos que dictan y guían nuestros corazones. Entre sonidos provenientes de la pequeña cachorra que se encuentra inquieta por estar sobre la hora de su mema y el grito de su hermano mayor que consulta si ya puede buscar su almohadón o seguimos con los besos de saliva.


































HAW ESTOS ME ENAMORAN😍

GRACIAS POR LEER🥰

LOS AMITO MUCHO❤

♡ "𝑫𝒆𝒗𝒐𝒕𝒐 𝒂 𝒕í" ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora