🐺CAPÍTULO CUARENTA Y OCHO🐺

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Como una dádiva de la vida me confiero al calor de tus brazos mi hermoso y amado Alfa. En la intimidad de nuestro hogar y rodeado de nuestro pequeño mientras disfrutamos de una cinta supuestamente familiar, si no fuera por los momentos en donde una sombra reaparece en la televisión y junto a tu hijo pegan el aullido, que de feroz tiene poco. Y solo me resta reírme de la situación, de un gran Alfa que se asusta con tan poco.

—Tú, te ríes porque no tienes sangre cariño, ¿cómo puede ser que no te provoque aunque sea un poco de resquemor semejantes escenas? —articula el padre de mi hijo mientras se tapa los ojos con el bol de las palomitas.

—¿Pero cómo me va a dar miedo si sé de ante mano que es ficticio todo lo que sucede en la cinta? A parte fue idea de ustedes mirar este tipo de género —le suelto a lo que ambos me observan entre tiernos mohines sin poder creer que yo esté como si nada en el medio de tanto grito de terror —. Y ya me veo durmiendo solito esta noche, o a lo sumo con mi pequeña princesa, porque a los lobos miedosos no los quiero conmigo, desde ya se los digo —los señalo con firmeza.

—¡Siempre dices eso api! Pero luego terminamos los tres enredados entre tus piernas en otras tantas noches como esta —articula mi enano, seguro de que conserva un lugar a mi costado.

—Eso, es abuso del poder del amor que les tengo mis amores, porque bien debería hacerlos dormir a la intemperie por hacerme perder la mitad de la película, al fin y al cabo la eligen y luego se la pasan lloriqueando.

—¡Eso sí que no cariño! —anuncia mi Alfa expidiendo sus típicas feromonas de cachorro perdido bajo una intensa nevada y su tierna mirada de niño — Miedosos si, pero sin ninguna lágrima, hechos todos unos hombrecitos ¿Verdad pequeño?

Lo observo de costado y no puedo ocultar mi adoración al ver a mi imponente marido convertirse en un sufrido cachorrito, y todo por acompañar a nuestro mini gruñón en sus gustos peculiares de películas.

Porque estoy más que seguro, de que el único que se impresiona con este tipo de film es él, porque Dong-yul se aprovecha de la situación para recibir algún que otro mimo pero él, se queda en completa conmoción y por varias horas seguidas.

Cuando nuestro hijo pausa la cinta y avisa que procede en retirada a "cambiar las aguas" a parte de reírme y luego decirle todo serio que por favor las cambie adentro del inodoro o las limpiará con la lengua, me viro y lo encaro todo juguetón a mi impresionado marido.

—¿Mi lobito feroz está con miedito? — cuestiono repartiendo inocentes roces por su mandíbula mientras apoyo mis manos sobre su muslo y pecho. Percibiendo de inmediato la tensión ante mi toque y el efímero cambio en la fluidez del aroma que expiden sus feromonas.

—Con miedito y si continúas así, muy pronto también durito y bastante calentito, mi provocativo Omega —me suelta ronco y profundo.

Entonces, percibo su intensa mirada recayendo sobre mi acalorado rostro y elevando mi visión, me encuentro directo con sus infinitos y oscuros orbes que me absorben hasta el alma con tan solo una simple ojeada.

—¿Acaso el lobito está juguetón? —resuelto le digo inclinándome un poco hacia su cuerpo y a escasos centímetros de mi devoción.

Y aprovechando que sostiene inerte el bol repleto de palomitas, extraigo una de ellas para llevarla todo malintencionado hacia mi boca, sin perder detalle del recorrido de su ambicionada mirada hacia mi soma, y sobre todo, a mi intranquila lengua que se pasea por las afueras de mi boca —. ¿Te gusta lo que observas? —cuestiono en un susurro provocador.

—No me gusta, me fascina —dictamina afianzando el agarre sobre mi nuca para arrimarme de un jalón al dulce néctar de sus labios mientras me trago uno a uno mis gemidos que no pueden resguardarse dentro mío.

♡ "𝑫𝒆𝒗𝒐𝒕𝒐 𝒂 𝒕í" ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora