nueve

2K 193 110
                                    

No tenía ni idea de porqué había aceptado la invitación para ir a cenar con Yoongi, tampoco sabía el porqué había decidido mantenerlo en secreto y no decirle nada a Taehyung. Por mi parte sabía con certeza que todo aquello estaba siendo una puñalada trapera que cuando Taehyung recibiera iba a no solo querer dejar de ser mi pareja, sino a querer dejar de saber sobre mi existencia. Era mucho peor el remedio que la enfermedad en aquel caso, pues él no iba a decir nada sobre el tema, simplemente que hiciera lo que yo quisiera porque era mi vida. No era celoso, ni mucho menos, tampoco controlador, solo quería lo mejor para mí y que yo fuera la dueña de mi vida que tomara ese tipo de decisiones. A pesar de todo esto yo me lo había callado sabiendo que debía de haberle por lo menos informado de nuestro encuentro, de que trabajábamos juntos y que pasaríamos largas temporadas juntos preparando canciones, por lo menos eso es lo que el panorama pintaba. 

Era una novia de mierda.

No supe si ese día él fue a trabajar y si había ido no nos habíamos cruzado. Me pasé todo el día aprendiendo la coreografía de "Just one day" y grabando alguna de mis partes, las cuales seguramente tendría que repetir al día siguiente y así hasta que fuera de mi agrado, pues la primera toma nunca me gustaba. No pasé ni por mi estudio, estuve en todos los rincones del edificio menos en ese piso, lo cual hasta me sentó bien ya que pude olvidarme un poco de esa presión que me ponía a mí misma cada vez que me sentaba frente al ordenador. 

Nada más salir le mandé un mensaje a Taehyung informándole que iba a cenar fuera, sin especificar con quién. Él ni siquiera preguntó, tan solo me pidió que lo pasara bien y que no volviera muy tarde. Con un puño en el estómago por sus dulces palabras, anduve hasta la parada de autobús más cercana, pues Yoongi me había indicado que su piso estaba tan solo a un par de paradas de la compañía.

Durante el camino—que apenas duró unos quince minutos—me puse a pensar como una idiota en conversaciones hipotéticas que podríamos tener, en lo que él podría decir, en el motivo por el cual tuvo que irse sin decir nada. Hasta el momento no me había ni siquiera planteado qué podría haber pasado por la cabeza de aquel Yoongi de dieciocho años, si le había pasado algo a su familia, si algo de gravedad le habría llevado a hacer lo que hizo... ¿Qué podría haberle movido a dejar atrás todo lo que tenía en Seúl y a sus sueños? ¿A mí? Podría estar enfadada y haberle guardado toda esa rabia durante cinco años para explotar delante de él como si volviera a ser una adolescente, pero no podía negar que algún motivo de peso debía de haber detrás de sus acciones, pues nadie en su sano juicio dejaría una vida que le hace feliz sin más, a no ser que su otra opción fuera mucho mejor claro... O que esa vida en verdad no le hiciera feliz.

Cuando bajé del autobús me encontré en un sitio que no conocía de nada, y eso que un principio el nombre de la calle me sonaba. Según sus indicaciones y Naver no me encontraba muy lejos, es más, tan solo tuve que cruzar un paso de peatones para encontrarme con su portal. No había nadie a esas horas por la calle y ya estaba bastante oscuro el ambiente, aunque lo habría estado aún más de no ser por las modernas farolas que crecían justo enfrente de aquel enorme bloque de ladrillos blancos y negros. Sentía que todos los objetos inanimados que se encontraban ahí se estaban riendo de mí, lo cual era la estupidez más grande que mi mente había maquinado hasta el momento, pero la sensación de estar yendo por el camino equivocado me reconcomía tantísimo que hacía que hasta las baldosas de esa calle desierta me lo recordara.

En cuanto llegué al portal pulsé el timbre que correspondía al piso de Yoongi y esperé hasta que un sonido me indicó que podía pasar. Me sorprendí bastante cuando encontré un enorme jardín lleno de lucecitas y zonas de juego para niños pequeños. Aquel edificio era muy lujoso, por lo menos para mis ojos, ya que me recordaba más a un hotel que a una urbanización mundana. Caminé entreteniéndome un poco hasta que encontré la puerta que correspondía a lo que Yoongi me había indicado en su último mensaje. Me di un poco de prisa para llegar a la misma ya que me había entretenido de más con la decoración de aquel sitio y tampoco quería ser una maleducada que llegaba tarde. Cogí uno de los dos ascensores que había dentro, el que antes llegó a mi llamada y subí hasta el sexto piso mirándome en el espejo. Tenía mala cara, no pude siquiera maquillarme o ponerme algo arreglado, aunque no sabía si ponerme de gala para ver a Min Yoongi era lo más acertado. 

Grey | Min Yoongi; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora