Grey | Min Yoongi; BTS

diez

—¡Venga Hyori-ah, tú puedes!

—¡NO PUEDO HOBI NO!

—UNA SENTADILLA MÁS.

—NOOOOO.

No podía sentir ninguno de los músculos de mi cuerpo, Hobi me estaba matando y tan solo era el entrenamiento. Habíamos quedado para una jornada intensiva de baile, pues sentía esta extraña necesidad de machacarme hasta que el baile me saliera perfecto y para ello necesitaba de la ayuda de Hoseok.

Había pasado ya una semana desde mi cena con Yoongi y gracias al cielo la cosas me estaban empezando a ir mucho mejor en todos los ámbitos de mi vida. Por un lado, me había mudado al fin con mis compañeros de JSH. Fue toda una aventura los primeros días, pues el piso era muy pequeño y no era lo mismo compartir ese espacio con otra persona y un perro que con cuatro seres humanos de los cuales tres eran hombres que superaban el metro setenta. A pesar de ello, solo noté la diferencia los dos primeros días ya que Taehyung siempre me llamaba para que bajara un ratito porque Holly me echaba de menos—él no, claramente, y tampoco lloró cuando me mudé—, y terminaba pasando bastante tiempo con él merendando o hablando de nuestros días. También había empezado a tomarme en serio el dejar de fumar tras tener varias conversaciones sobre el tema no solo con Taehyung sino también con Soyoung y Seokjin. Había llegado a la conclusión de que no podía dejarme de llevar de esa forma por mis demonios, había caído tan bajo y había visto el infierno con mis propios ojos y en ese momento lo único que quería era ascender. Jimin, al enterarse de que estaba empezando a centrarme un poco más en estar bien, me compró un libro de Eckhart Tolle porque se puso a buscar libros de autoayuda que fueran efectivos y decidió que aquel, como tenía muy buenas reseñas en internet, me vendría bien. Me pareció un gesto adorable por su parte, aunque Namjoon cuando se enteró se enfadó mucho pues al parecer tenía algo raro con ese tipo de libros.

La decisión de cuidarme me estaba viniendo muy bien, tanto que hasta mi relación con Taehyung estaba mejorando a cada día que pasaba. Pasábamos más tiempo juntos—todo el que nuestros apretados horarios nos dejaban—y hacíamos el amor casi todos los días. Nunca había tenido una vida sexual tan intensa hasta ese momento y la verdad es que no era algo que deba pasar por alto mencionar, ya que mi humor mejoró bastante solo por ello. Además, fui capaz de mencionarle que Yoongi había vuelto y estábamos trabajando juntos, que habíamos hablado como dos adultos y habíamos solucionado nuestras indiferencias. Cuando Tae se enteró de esto se sorprendió mucho y me recriminó no habérselo dicho antes, pues quería haber estado conmigo para apoyarme, por lo que, a pesar de que se alegró mucho de que hubiera pasado página con el tema, decidí omitir la parte en la que fui a cenar a su casa porque no sabía cómo podría reaccionar a aquello.

Por último, mi relación con Yoongi era de lo más cordial y respetuosa. Nos veíamos mucho a lo largo del día pues él pidió que "supervisara" lo que escribía tras mis ruegos por intervenir. Debido a mi bloqueo casi nunca era capaz de aportar algo al proceso creativo, ni siquiera se me ocurrían acordes básicos para empezar. Agradecía que Yoongi se hubiera interesado en implicarme a pesar de todo, y a pesar de que seguía sacando la espina de mi corazón por haberse ido, poco a poco estaba empezando a perdonarle tanto a él como a mí, ya que yo sola me había hecho pasar por ciertas situaciones de lo más negativas y desesperanzadoras.

—Madre mía puedo escuchar vuestros gritos desde la recepción.

La voz de Soyoung hizo que me desestabilizara mientras hacía una plancha de un minuto, la cual Hoseok me había prometido que sería la última. Decidí quedarme en el suelo derrotada, notando como se me pegaba la piel al parqué de la sala de ensayo debido al sudor. Las voces de Jimin y Jin conversando animados se escuchaban lejanas, seguramente porque estaba mareada del esfuerzo que le había puesto al supuesto calentamiento que Hoseok me había hecho hacer con él.