veintinueve

732 68 15
                                    

Me desperté por un sobresalto que, básicamente, me salvó por los pelos. Me había quedado dormida sobre la mesa de mezclas, hecho que no era para nada extraño. Llevaba dos días sin pasar por casa lo cual suponía que había estado durmiendo en sillas y en el sofá del estudio, del cual no había salido en ningún momento. Estaba teniendo suerte porque teníamos una semana de descanso—en realidad ninguno de nosotros descansaba, simplemente no teníamos que ir a ningún lado en especial—y eso me permitía no tener que enfrentarme a entrevistas ni a gente con ganas de hacer comentarios que me harían sentir incómoda. La última quincena había sido un caos pero por fin estaba en mi salsa, encerrada en el estudio... Pero también estaba derrotada. No obstante, decidí que era mejor encerrarme y así nadie podría verme ni pedirme absolutamente nada. Como mucho en aquellos dos días había estado con mis compañeros de JSH que habían bajado a verme para hablar sobre música. Por un par de días estaba siendo tan solo compositora, letrista y productora, y me estaba gustando.

Continuaba pensando muy seriamente si quería seguir siendo un producto o mantenerme al margen. Estaba dándome un tiempo pues las palabras que me dijo Namjoon seguían sonando en mi mente y el hecho de que fuera mi sueño desde siempre me hacía sentir que era injusto renunciar a ello sin más. No, tenía que meditarlo y seguir viendo si aquello tenía más cosas malas que buenas. Una de las cosas que había aprendido yendo a terapia era que yo era la que tenía que poner mis propios límites y saber hasta dónde llegaba y si no era capaz de aguantarlo sabía que por mucho que doliera debería alejarme.

Y no pasaba nada.

Estaba trabajando en una nueva canción, con una temática más oscura. Me había prometido a mí misma no buscar los vídeos y entrevistas que en las últimas semanas me habían hecho porque sabía que cualquier mínimo comentario negativo hacia mi persona podría dañarme sin remedio, lo había hablado incluso con Yang y ella me había aconsejado intentar ignorarlo, no obstante, fui incapaz. Me sorprendió que en poco días tantísima gente hubiese reproducido numerosas veces un vídeo en el que yo salía y a su vez me maravilló ver que la mayoría de los espectadores continuaban recibiéndonos muy positivamente. Sin embargo, mentiría si dijera que no me notaba fingida en los vídeos, mas así me habían pedido que actuara la mayor parte de las veces. Algunos comentarios sobre mí resaltaban lo dulce que era, que tenía carisma y que era muy adorable. Otras personas, al contrario, comentaban que era una falsa, que era muy borde y se me notaba incómoda; que debería haber aprovechado mi primera desaparición para haberlo hecho de forma definitiva y no molestarme en estropear el aura de JSH, lleno de talento. A cualquiera le habrían dolido los comentarios—y dolían, para qué mentir—, pero tras sentirme mal durante un par de horas comencé a escribir una canción. Quería ser sarcástica, ácida pero mostrándome respetuosa. Nadie tenía porqué escuchar nunca aquella demo, pero a mí me estaba sirviendo como ejercicio terapéutico y mi psicóloga lo había aprobado.

Mientras me levantaba de la silla para estirar las extremidades, las cuales se me habían agarrotado al haber estado dormida en una posición de lo más incómoda, alguien llamó a la puerta del estudio. Sin esforzarme mucho por peinarme o quitarme las legañas de mis aún algo somnolientos ojos, me acerqué a la puerta para abrir a mi visitante. Me sorprendí mucho al ver a varios miembros del staff, una persona con una cámara y las personas que siempre se encargaban de maquillarme.

—Buenas tardes Gloss, venimos a grabar un poco como trabajas en el estudio.

Normalmente no me gustaba mucho que usurparan de aquella forma mi territorio pero no me opuse a que entraran, me arreglaran un poco y se pusieran a grabar como trabajaba. Estuvieron apenas cinco minutos cuando me dieron un toque de atención diciéndome que aquello era muy aburrido y que iban a llamar a alguno de mis compañeros. Tampoco sabía que se esperaban de una sesión como aquella en la que me encontraba tanteando y buscando acordes para la letra que había estado escribiendo. El proceso creativo era parsimonioso y hermoso, pero supongo que no todo el mundo era capaz de captar la belleza de la misma forma que yo lo hacía. Además, justo la canción en la que estaba trabajando era algo personal. Diez minutos después aparecieron Soyoung y Hoseok bien maquillados, peinados al detalle y con sonrisas de oreja a oreja. No sabía de dónde se sacaban las ganas de seguir viviendo con las pocas horas de sueño que teníamos encima, pero no flaqueaban en ningún momento. Les expliqué el concepto y les enseñé la letras, a pesar de que no tenía ninguna intención de que aquello saliera a la luz y esperé que discreparan. Contra todo pronóstico, a ambos les gustó mucho la idea y entre los tres comenzamos a construir melodías y armonías. Gracias a la presencia de mis compañeros, la situación se animó y hasta nos empezamos a reír todos los presentes en la sala siempre que Hoseok hacía algún comentario divertido. A las dos horas todo el mundo se fue y me quedé sola con todas las ideas frente a mí, algo mareada debido a la cantidad de información que había recibido y producido en poco.

Grey | Min Yoongi; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora