veintidós

1.1K 93 17
                                    

YOONGI

No podía dejar de mirarla. Siempre había sido así: ella existía y yo la observaba como un bobo, asegurándome de que no se percatara de ello cada vez que se daba la vuelta. Notaba a leguas que estaba nerviosa, pues miraba a todos los lados de la sala menos al frente. Aquel tic nervioso lo llevaba teniendo desde que nos conocíamos, pues recordaba a la perfección como antes de cualquier examen siempre se quedaba en silencio mirando a la nada, con las pupilas moviéndose de un lado al otro. Si yo estuviera en sus zapatos también estaría igual de nervioso, e incluso más. Y no voy a mentir, en cierto modo estaba algo nervioso, tanto por ella como por mí. Ambos cumplíamos un sueño esa tarde. Por fin saldría expresamente como compositor de una canción, por fin no me compraban las letras sin más y el mundo por fin sabría que Min Yoongi es alguien, alguien que escribe.

De vez en cuando me miraba y me sonreía. No podía evitar sonreírla de vuelta y no era porque estuviera preciosa—que lo estaba—sino porque me era imposible no contenerme. Me estaba costando muchísimo mantenerme al margen y alejar de mi cabeza las horas que habíamos estado charlando, a solas. No podía dejar de pensar en su aroma, que ya no era aquella colonia de coco que usaba cuando era adolescente. Tampoco era capaz de alejar de mi cabeza cómo se sentía el tacto de sus labios con los míos, o lo bien que encajaban nuestros cuerpos cuando nos abrazábamos, sin dejar ningún tipo de espacio entre nosotros.

Y ahí estaba yo, apoyado en una esquina sobre una espantosa pared de color naranja sin nada mejor que hacer que seguir suspirando por la misma chica que ya me había vuelto loco cuando tenía diecisiete años. Porque sí, Shin Hyori me volvía loco desde entonces y ninguna otra persona había despertado el mismo sentimiento que ella provocó en mí. La deseaba de todas las formas posibles y sentía nostalgia por momentos que aún no vivíamos juntos pero que deseaba fervientemente crear.

—Menudo jaleo.

Nada más y nada menos que Kim Namjoon decidió interrumpir aquel momento a solas conmigo mismo, tapando de cierto modo las vistas que tenía de Hyori.

—Ni que lo digas—respondí alzando el brazo para saludar a mi compañero—. Tienes un poco de...

Con un gesto, intenté indicarle que tenía los labios manchados de carmín. Namjoon, torpemente, se llevó la mano derecha al lado contrario de la cara que le había indicado, por lo que tuve que repetir con mayor énfasis el gesto. Cuando consiguió limpiarse bien, suspiró y se pasó las dos manos por las rastas, con cuidado, como si estuviera acariciando un animal.

—Me las voy a quitar ya, creo que ya va siendo hora...

—Hacerlo en los baños de un edificio roñoso no es higiénico.

Ante mi comentario, Namjoon sonrió tanto que sus ojos desaparecieron. Sutilmente se giró a mirar a Lena, la cual nos observaba con una sonrisilla en la cara mientras estiraba los brazos. Namjoon se dio la vuelta con la misma cara de tonto.

—No es higiénico pero sí que es muy sexy.

—Agh, Dios mío, qué puto asco tío.

Namjoon rio y me dio un golpe amistoso en el brazo. Me volví a mirar a Hyori y aparté rápido la mirada al ver que me estaba mirando. Namjoon, al ver como casi me atragantaba con mi propia saliva, volvió a darse la vuelta para mirarla.

—Vosotros habéis tenido sexo, ¿verdad?

Este tío no podía ser más burro.

—Cállate, monstruo de las trenzas.

—Del rap, idiota—se quejó cruzándose de brazos pero sin borrar la sonrisa de su rostro—. Y son rastas.

Hice caso omiso a su respuesta y volví a fijarme en Hyori, que ahora se había quedado mirando a un punto fijo. Tenía unas ganas enormes de acercarme a ella y estrecharla entre mis brazos, pero no era el momento, ni el lugar. Ninguno de los dos pensábamos que fuera apropiado que los demás supieran qué tipo de relación teníamos, ya que iba mucho más allá de lo estrictamente profesional. Era frustrante y a la vez de lo más alentador. Me sentía retado a guardar lo mejor de mí para cuando nadie nos viera y eso me hacía sentir que de alguna manera tenía cierto poder.

Grey | Min Yoongi; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora