seis

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Taehyung no había llegado a casa aún. Eran cerca de las dos de la mañana, no era normal que los miércoles se retrasara tanto por mucho que tuviera que estudiar y yo en ese momento no sentía ni una pizca de remordimiento por querer que llegara a casa solo para que me consolara. Sabía que estaba enfadado conmigo, que si llegaba y me veía despierta temblando con la sábana por encima de la cabeza iba a sentir de todo menos pena, no me iba a preguntar qué me pasaba, y me lo merecía. El corazón de Tae no se merecía el mío. Me había estado comportando de forma egoísta, poco saludable y muy compulsiva, debía parar cuanto antes, pero el orgullo y lo cabezota que era siempre me impedía seguir adelante. No sabía qué me pasaba, estaba cansada, con ganas de llorar todo el rato y dolores en los huesos, quería que la pesadilla terminara ya y despertar en esa parte de mi vida donde todo me iba bien, cuando mi madre aún seguía viva y nos íbamos los fines de semana a visitar a mi abuela al campo. Me odiaba por estar pagando todo lo que me hacía sentir mal interiormente con mis compañeros y, sobre todo, con Taehyung. Ninguno de ellos tenía la culpa de que mi madre se muriera, ni de mi adicción a la nicotina, ni que me encontrara sumida en pensamientos hirientes y desesperados. Lo peor de todo es que a veces, cuando solo quería dormir, el que estaba ahí para darme un abrazo y hacerme un té que me despejara era Tae y yo se lo pagaba de esa forma.

Estaba perdida, en cierto modo lo estaba, ¿y qué hacía Yoongi de nuevo en mi vida? ¿Quién se creía que era? O el mundo era un pañuelo o él me estaba buscando, no estaba del todo segura, solo sabía que yo habría preferido que no me encontrara. Hacía ya varios años que me había dejado abandonada a mi suerte, sin despedida, sin explicaciones, con una amarga impotencia en el pecho y miles de dudas que hasta ese momento seguía repasando en mis numerosas noches de insomnio. Había logrado seguir, encontrar el amor en alguien más, estar a dos cortos pasos de cumplir mis sueños... Y tenía que aparecer de nuevo, lo cual me hacía sentir que algo verdaderamente negativo estaba a punto de suceder, era como el preludio de una tormenta emocional que se avecinaba.

Holly, el cual se había tumbado a mi lado en la cama siguiendo seguramente ese instinto protector que tienen los perros, se había quedado dormido con su cabeza sobre mi regazo. Para tranquilizarme un poco, empecé a acariciar suavemente su cabeza, intentando que el contacto no le despertara. Me sentí muy sola y a pesar de todo él siempre estaba detrás de mí. Desde cachorro siempre había sido así, a veces Hoseok bromeaba diciendo que era mi ángel de la guarda y yo me reía del comentario, aún así a veces me era inevitable pensar que era posible que un ente misterioso del más allá me había mandado ese perrito con la intención de velar por mi felicidad.

Cansada de esperar mirando a la nada decidí levantarme de la esquina de la cama con cuidado de no mover de más a Holly. Anduve por el cuarto un rato hasta que se me ocurrió coger el portátil y echarle un vistazo tanto a la letra como a la grabación que había hecho por la mañana de la canción de Yoongi. A pesar de que de tan solo pensarlo se me ponían los pelos de punta era mi trabajo y debía hacerlo, prefería que doliera en ese exacto momento que más adelante, cuando estuviera mejor interiormente. Además, odiaba retrasar deberes y acontecimientos.

Entre repasos y anotaciones además de hipotéticas divisiones de los versos y los ad libs que pensaba que podrían casar con cada parte de "Sorry", el reloj llegó a las tres. Debido a mi dolor de cabeza y lo secos que sentía los ojos decidí apagar el ordenador. Tal vez era hora de irse a la cama pues estaba claro que Taehyung hoy no iba a aparecer por casa. Recogí parte del apartamento para hacer tiempo, era ridículo, me sentía como una niña pequeña fingiendo que no tenía sueño, pero es que sabía que cuando apagara las luces y cerrara los ojos la cabeza me iba a empezar a dar vueltas como si estuviera borrachísima y no iba a conciliar el sueño. No llegué a arroparme y cerrar los ojos cuando decidí que lo mejor sería mandarle un mensaje al grupo que tenía con mis compañeros y preguntar si alguien seguía despierto. Para mi sorpresa todos menos Soyoung me contestaron e invitaron a bajar a su casa pues estaban celebrando algo. Al instante mi cabeza me dijo que me uniera a ellos. Quería ir para no sentirme sola aunque también prefería quedarme en casa para estar sola, pero poco pude hacer para contener las ganas que tenía de no sentirme sola, al menos no físicamente.

Grey | Min Yoongi; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora