cuarenta y dos

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—¡Hyori!

Me giré al escuchar una voz familiar a mis espaldas. Estaba, para qué mentir, hasta las narices. Me quedaban aún dos meses para salir de cuentas y la verdad es que estaba deseando dejar de tener un bulto enorme en el centro de mi cuerpo. Yoongi me repetía mil y una veces que tampoco estaba tan grande, pero yo no era tonta y era plenamente consciente de mi maravilloso volumen que no me permitía verme los pies. Añadiendo a esto todos los síntomas acumulados de los últimos siete meses, mi parte más irritable e irascible siempre se encontraba activa. A veces incluso el silbido del aire por las ventanas me molestaba. 

No obstante, la persona que me llamaba—para la cuál ya tenía preparado un amenazante ceño fruncido—me sorprendió. Ver a Taehyung después de tanto tiempo me sacó una buena sonrisa. Me acerqué a dónde se encontraba aunque no a la misma velocidad que él, que en menos de un minuto ya estaba plantado frente a mí. Dudamos un momento cuando estuvimos frente a frente. Yo, que todavía era de alguna forma un personaje público—aunque ya algo olvidado—, tenía miedo de que alguien en aquel aeropuerto me reconociera toda embarazada y con otra persona. Pero nos abrazamos y fue muy reconfortante, como encontrarte con un familiar con el que has compartido muchos años de tu vida y hacía mucho tiempo que no veías. 

—Estás...—empezó diciendo una vez nos separamos.

—Estoy muy embarazada—bromeé y ambos soltamos una risa vibrante. 

Estaba cambiado, con el pelo cortado de otra forma respecto a la última vez que le vi y con un nuevo brillo en los ojos. Parecía feliz y eso me alegró de verdad. No pude evitar fijarme en su vestimenta cómoda— pero aún así bastante pulcra—y en que llevaba consigo dos maletas.

—¿Te vas de viaje?—pregunté señalando su equipaje. 

Comenzó respondiéndome asintiendo con la cabeza. 

—Voy a París.

—¡Anda! ¡Qué suerte! ¿Es por algo de la universidad?

—No, no. Voy a ver a mi novia que está por allí. 

Alcé las cejas y sonreí. Me hizo verdadera ilusión escuchar de primera mano que tenía pareja y que me lo contara de aquella forma tan natural. Nuestra relación sentimental se había terminado y para mí siempre iba a prevalecer nuestra amistad. Aquel gesto me hizo pensar que él tenía la misma intención, sentía que en el momento en el que él era capaz de compartir conmigo ese tipo de información era porque sintonizábamos respecto a lo que queríamos tener: una amistad. 

—Y tú, ¿qué haces por aquí?

Froté las palmas de mis manos sobre mis pantalones de chándal. Y suspiré, sobre todo porque estaba cansada por llevar tantas horas de pie. 

—Vengo a recoger a mi padre. 

—¿Viene ahora? 

Su pregunta estaba cargada de confusión y le entendí. Cuando estábamos juntos él estaba muy acostumbrado a que en fechas señaladas mi padre me hiciera una pequeña visita y justo nos encontrábamos en un momento del año en el que no era habitual que viniera. 

—Ha decidido que quiere quedarse un par de meses para ayudarnos a Yoongi y a mí con el bebé. Vamos, se quedará hasta que nazca y puede que un poco más. 

—Claro, es verdad, que estarás a punto. 

—Bueno, quedan un par de meses—carraspeé—. Un poquito menos de dos meses.

Asintió con la cabeza sonriendo y mirando mi barriga. De pronto sonó una voz de mujer por los altavoces y su gesto cambió. Supuse entonces que tendría que ver con su vuelo.

Grey | Min Yoongi; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora