veintiocho

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Sonreía a pesar de que las bromas que estaban haciendo no me hacían ninguna gracia. A mi derecha, Lena fingía igual que yo mientras que Jimin, Jin y Hoseok a mi izquierda se reían a mandíbula batiente. No pensé que mi vuelta al mundo de la música empezaría en un programa cómico en el que la mayor parte de las bromas tuvieran un tinte machista. Al principio estaba ciertamente ilusionada, sabiendo que a los fans les gustaría vernos en la televisión y que les haría ilusión encontrarme en el grupo. Mis ganas de comerme el mundo se esfumaron al igual que mi positivismo nada más llegar al plató, el cual por sí solo le quitaba toda la magia al programa televisivo. No hablé de primera mano con ninguno de los presentadores y mis compañeros, a pesar de que trataron de hacerme sentir cómoda, se soltaron un poco y me terminé sintiendo un poco apartada. Las preguntas iban sobre temas que yo no podía responder y de las que no estaba informada como la posibilidad de una gira, cierto accidente que tuvo Jimin en una presentación... Solo pude contestar a las bromas que me dirigían con risas fingidas. Ni siquiera me preguntaron por mi música o la producción, hecho que me decepcionó muchísimo. 

Íbamos a empezar a hacer un juego bastante ridículo cuando el director paró la grabación y nos otorgó un descanso. Aliviada fui la primera que salió de escena, huyendo casi despavorida hacia los camerinos. Una vez allí, me encontré sola y decidí entrar en el baño, en el cual me encerré. Era un pequeño cubículo en el que apenas cabían dos personas, pero me era suficiente para despejarme un poco. Fui a lavarme la cara cuando recordé el maquillaje de mi rostro y no pude evitar mirar mi reflejo. No me gustó ver cómo habían maquillado mis facciones, pues trataban de hacerlas más orientales cuando estaba más que claro que yo no era asiática. Maldije para mis adentros. Hacía muchos años que no envidiaba a las coreanas. Ver mi reflejo mal maquillado me hizo sentir momentáneamente que yo no cuadraba en aquella atmósfera, me recordaba los comentarios, las comparaciones a las que me enfrentaba sí o sí en mi día a día. No era pálida, no era delgada, mi piel no era lisa y de porcelana y mis ojos no eran rasgados. 

Unos golpes en la puerta del baño hicieron que me sobresaltara.

—¡Está ocupado!

Nadie volvió a llamar pero oí como se formaba revuelto en el camerino apoyada en la puerta, tratando de relajarme fijándome en mi respiración y en cómo la luz del habitáculo parpadeaba de vez en cuando. No tardé mucho en salir y fui recibida por mi maquilladora que se dedicó a retocarme las mejillas. Al parecer no llevaba el suficiente colorete. Tal vez pasaron cinco minutos cuando nos llamaron de nuevo para grabar y puede que estuviéramos solo media hora más, pero se me hizo eterno. Tenía tantas ganas de desaparecer de aquel lugar que estuve a punto de hacerme la enferma para que me dejaran irme al camerino, pero aguanté.

Cuando terminó la grabación todo el staff nos felicitó y de nuevo tuve que fingir que me alegraba mucho haber estado en ese programa de mierda dónde me habían hecho sentir fatal. Me escabullí todo lo rápido que pude para ponerme un chándal y le pedí a mis maquilladoras que me quitaran el maquillaje y todas las decoraciones que habían decidido ponerme. Una vez terminaron su trabajo, les agradecí su servicio y salí corriendo del lugar, no sin una mascarilla puesta bajo la barbilla, lista para tapar mi rostro una vez saliera a la calle.

—¡Eh! ¿A dónde vas?

La voz de uno de los mánagers me descolocó y cortó mi huida.

—Nos vamos todos juntos, como hemos venido—explicó en un tono de voz demasiado alto para mi gusto—. Aquí eres parte de un grupo, ¿estamos?

Cohibida asentí y me acerqué de nuevo al camerino, donde Lena se encontraba sentada en el suelo, al lado de Jimin, mirando el móvil.

—¿Dónde están Jin y Hobi?—pregunté echando demasiado en falta a mis dos compañeros, que casi siempre andaban montando jaleos y haciendo ruido.

—En el baño—respondió Jimin sin mirarme siquiera.

Supuse que estarían cansados, la verdad es que se les notaba en la expresión de la cara. Yo tan solo llevaba un día trabajando, ellos llevaban semanas sin parar. Dejé mi bolso en suelo, justo al lado de mis compañeros, y me senté junto a Jimin. Suspiré soltando todo el aire posible, esperando que aquello me destensara al menos un poco. La mano de Lena se posó de pronto en mi rodilla y me dio un apretón. Mirándola puse mi mano sobre la suya, agradecida por su pequeña consolación.

—Ya estamos.

La voz de Jin anunciando su llegada con Hoseok hizo que nos levantáramos todos al instante. En grupo nos fuimos juntos hasta el garaje del edificio dónde estaba el plató del programa. Una vez allí, seguimos a unas personas de seguridad que no había visto en mi vida—pero mis compañeros conocían—, que nos llevaron hasta una furgoneta negra cuyos cristales estaban tintados. En el vehículo ya se encontraba el conductor y había instalada una cámara que a la ida no había visto. Cuando cerramos todas las puertas, entró en el asiento del copiloto otra persona que yo no conocía—qué sorpresa—que nos explicó que estaban grabando lo que hacíamos en nuestro día a día para sacar de ahí una especie de reality. Al parecer la empresa ya lo había concretado y decidido hacía unas semanas.

Yo, de nuevo, me estaba enterando de muy poco. Pero aún así sonreí y actué animada frente a la cámara.

—¡Estoy cansado!—chilló Jimin poniendo una voz graciosa, a lo que Lena le dio un golpe en el hombro.

—Llevas durmiendo todo el día no sé cómo estás cansado Jiminie—dijo Lena, haciendo reír por lo bajo a Hobi.

—¿Tú cómo estás Gloss?

Al escuchar mi nombre artístico tardé en reaccionar, pues no estaba para nada acostumbrada a que me trataran con él. Continué sonriendo calmada pensando que una cámara me estaba grabando. Debía actuar bien, no decir palabrotas, ser amable, deseable... ¿Qué debía decir para que no me vieran como una persona rara? ¿Cómo debía actuar para gustarle a los fans? ¿Y a la gente? ¿Y si decía algo que ofendiera a alguien? ¿Y si me veía alguien que me conocía y me juzgaba por cómo actuaba? ¿Y si me veía Yoongi?

—Muy contenta de volver, por fin—respondí, calmada pero sin sonreír, moviendo mi cabeza para apoyarme en el hombro de Jimin de forma cariñosa.

—¡Noona está de vuelta!—canturreó Hobi—. Tal vez deberíamos celebrarlo luego...

A partir de ese momento comenzaron a hablar de organizar una pequeña cena y los numerosos contratiempos que suponían nuestras agendas para ello. No era ni la hora de comer y ya habíamos grabado un capítulo en uno de los programas más famosos del país, pero aún nos quedaba la larga tarde de producción, pruebas de vestuario y ensayos... Muchos ensayos. Debido a mi ausencia habían tenido que adaptar un poco las coreografías y ahora debían volver a aprenderlas del modo inicial y en el menor tiempo posible porque en breve empezaríamos a dar conciertos, empezando en Seúl la siguiente semana.

El trayecto hasta la empresa se me hizo eterno, sobre todo porque me obligué a mí misma a fingir felicidad y a hablar cuando tan solo me apetecía estar a solas con mis pensamientos. Sabía que mis compañeros también estaban esforzándose por parecer más risueños, dar su mejor versión. No quise plantearme porqué todos sentíamos aquel extraño deber de mostrarnos perfectos. Una vez el vehículo aparcó, el cámara nos informó de que había dejado de grabar y que nos vería en los ensayos, pues íbamos a grabar diversos contenidos más allá de aquel pequeño video blog.

Sin esperar a nadie me fui corriendo del garaje, subiendo en ascensor hasta dónde se encontraba mi estudio para encerrarme el él. Una vez sola, me desplomé sobre el sofá y me encogí, cuestionándome cómo me encontraba. Poco después en la sala apareció Soyoung, que se sentó a mi lado, apoyando la cabeza sobre mi hombro izquierdo.

—¿Tú también sentías que te estaban mirando las tetas constantemente?

Ante su pregunta bufé, pues había podido fijarme en la situación de la que me hablaba. No solo nos hacían bromas de mal gusto, sino que también nos habían hecho sentir incómodas por el hecho de que éramos dos mujeres en un grupo con tres chicos más. Preguntaron en numerosas ocasiones a los chicos si estaban enamorados de nosotras o si, al vivir juntos, compartir baño se hacía extraño. Seguimos como pudimos el hilo cómico, de forma muy pasiva, pero todos nos sentimos tensos.

—Me siento un puto juguete sexual—comentó de nuevo.

—Me siento una puta figura de anime—respondí, concordando con sus ideas—. ¡Ni siquiera tengo las tetas grandes!

—Supongo que es el precio que hemos de pagar... por ser mujeres.

—Es injusto—dije—. Tenemos que callarnos para que nadie nos mire mal o nos echen. Y tenemos que aguantar que supongan gilipolleces sobre la relación que tenemos con nuestros compañeros para crear drama...

—¿Sabes que hay rumores en el fandom de que Jimin y Hobi son pareja?

—Madre mía...

Los próximos minutos los dedicamos a estar en silencio, mirando a la nada. En un momento inesperado, Soyoung se levantó y me informó de que se iba a cambiar de ropa para ir a ensayar y a por un café. Me preguntó si yo quería y le respondí que iría a por uno yo misma una vez bajara a ensayar, pero que iba a tardar porque antes quería hacer unos arreglos. La conversación no se extendió mucho más, por lo que se fue. Cansada me mantuve en el sofá intentando no pensar en lo mal que me sentaba ser un producto.

Supe que me había quedado dormida cuando oí unos golpes en la puerta que me despertaron de golpe. Maldije mi descuido y me levanté a abrir la puerta del estudio mientras comprobaba que, efectivamente, me había quedado media hora dormida. Tras la puerta se encontraba Yoongi con dos cafés en cada mano y una sonrisa. Mis ojos somnolientos casi se salieron de sus órbitas cuando vi que el precioso cabello azabache de Yoongi ahora se encontraba más corto... y azul.

—¿Qué cojones Yoongi?

Sin borrar su sonrisa me entregó el café y pasó sin pedir permiso. Andaba incluso dando algún que otro salto, feliz.

—¿Por qué eres un pitufo?

—¿No te gusta?

Sin saber qué responder me encogí de hombros, ya que no sabía si no me gustaba o simplemente no estaba acostumbrada.

—No era mi opción preferida tampoco pero creo que me sienta estupendamente—dijo moviendo su pelo como si estuviera en un anuncio de champú—. ¿Qué tal el programa ese? Fatal, ¿verdad?

Asentí y fui hasta él para darle un abrazo, con cuidado de no derramar ni mi café ni el suyo. Dejó un par de besos en mi cabeza mientras hacía ruiditos, hablando con voz de bebé.

—Yoongi, necesito sexo.

Casi se atragantó con su propia saliva cuando dije aquello. Ya lo habíamos hecho en muchas ocasiones y el nivel confianza era bastante alto por no decir máximo, mas las situaciones más picantes las dejábamos limitadas a las acciones, no a las proposiciones verbales. Al menos no tan directas. Me pareció divertido ver cómo le sorprendió mi atrevimiento, pero se me pasó cuando vi que se ponía muy serio y tomaba los dos café para dejarlos sobre la mesa.

Llevábamos mucho tiempo sin estar a solas y sin tener intimidad de ese tipo, por lo que rápidamente me quedé ensimismada con sus movimientos. Cuando comenzó a besarme, no fue para nada cauteloso, sino que me devoró con la misma necesidad que yo sentía en esos momentos. Rápidamente nos quitamos la parte de arriba y nos tiramos al sofá, acariciándonos mientras seguíamos besándonos intensamente, gruñendo y gimiendo. Íbamos a ir a más cuando la puerta sonó. Tiré a Yoongi del sofá y bajé del mismo corriendo buscando mi camiseta. No me fijé en cómo estaba Yoongi cuando abrí la puerta y frente a mí encontré a Namjoon con un corte de pelo que le favorecía muchísimo más que las rastas.

—¿Habéis visto a Soyoung?

Tras su pregunta miré a mis espaldas para encontrarme con Yoongi sentado en el sofá con un cojín en el regazo fingiendo estar mirando el móvil. Volví a mirar a Namjoom y balbuceé.

—B-bueno, hace un rato se fue a cambiar para ensayar... Tal vez esté en la sala de ensayos.

Tras mi respuesta pensaba que se iría, pero sin embargo entró en el estudio y se sentó al lado de Yoongi en el sofá. Cerré la puerta a mis espaldas y me dirigí hacia la mesa en la que descansaban los dos cafés que había traído Yoongi. Le tendí el suyo y Namjoon rápidamente me dio las gracias cogiendo el otro sin siquiera preguntar. Me quedé algo perpleja y Yoongi soltó una risilla.

—¿Has oído la maqueta que te mandé?—preguntó a Yoongi antes de dar un sorbo al que iba a ser mi café.

—Sí, sí que la he oído. Me gusta la base pero si no te importa la letra la voy a hacer yo.

—Sin problemas tío—dijo y volvió a beber del café—. Ya lo hablaremos, ahora me tengo que ir a hacer una especie de audición a un chaval nuevo. ¿Y tú cómo lo llevas, Gloss?

Bufé y me senté en la silla que tenía frente a la mesa de mezclas.

—Hoy he sido víctima del patriarcado.

—Menudas gilipolleces dices—respondió Yoongi.

—Puto patriarcado—soltó Namjoon con rabia tomando de nuevo un sorbo de mi café.

—No es por nada pero en este país todos son extremadamente machistas—proseguí—, ¡y racistas!

—Yo creo que mola mucho que no seas coreana, tus rasgos son geniales—opinó Namjoon.

—Pero eso no es relevante, puedes ser racista y pensar que soy un pibón, lo que importa es cómo te tratan... Me han tratado diferente, ¡por doble! ¡Por ser una mujer y española! Es una vergüenza, pleno siglo veintiuno. Soy una mujer, ¡independiente! Me saco yo sola las castañas del fuego, hago mis propias canciones, ¡soy la leche! ¡Pero como no tengo pene a nadie le importa!

Tras mi discurso Namjoon ya se había terminado el café y me miraba con los ojos muy abiertos. Yoongi—que aún mantenía el cojín sobre sus piernas—, continuaba mirando la pantalla de su teléfono móvil, completamente absorto.

—No sé si quiero seguir siendo idol—concluí.

—No digas eso—intervino Namjoon—, has trabajado muchísimo para llegar hasta aquí, eres muy buena en lo que haces, tú misma lo has dicho...

—Pero tal vez... No sé... Me gusta hacer música, ¿sabéis? Y cantar, pero no sé si me gusta ser un producto... Es un asco.

Yoongi había dejado el móvil sobre el cojín y me miraba muy serio, meditando cada una de las palabras que salían por mi boca.

—No renuncies a tu sueño por dos idiotas—dijo—, el sueño es tuyo y tú decides qué hacer con él.

Sin decir nada más se levantó y se fue. No supe muy bien si se había enfadado conmigo por alguna de las cosas que había dicho o si simplemente tenía que irse. Namjoon se levantó y se agachó frente a mí, poniendo una de sus manos en mi rodilla.

—Si yo fuera tú me lo pensaría. No todo es programas de mierda: habrá conciertos, gente que te apoyará y a la que ayudarás con tu música. Dale un tiempo, Hyori.

Asentí y él dio unas palmaditas en mi rodilla. Tras ello se fue también sin despedirse y dejando que la puerta se cerrara sola. Sin embargo la puerta nunca llegó a cerrarse, pues de pronto Yoongi irrumpió una vez más en mi estudio. Cerró la puerta a sus espaldas y se me quedó mirando desde aquella posición. Me miró desde la lejanía y yo le saqué la lengua. Tras insultarme y acusarme de infantil dijo:

—Vámonos muy lejos de aquí Hyori, tú y yo solos.

Y yo le sonreí.

Grey | Min Yoongi; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora