treinta y siete

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Las lágrimas empezaron a caer a borbotones por mis mejillas una vez cerré la puerta a mis espaldas. Mis hombros se movieron de forma espasmódica, acompañando mi llanto, incontrolable. Yoongi puso su mano en mi espalda y me acercó a su cuerpo. Apoyé mi cabeza en su hombro y lloré aún más. Su cercanía me consolaba pero poco iba a solucionar que nos abrazáramos en medio del pasillo, que gracias a Dios se encontraba desierto de no ser por mis compañeros de JSH y Namjoon, a los cuales habíamos avisado de nuestra decisión y se presentaron a primera hora en el lugar para apoyarnos.

No era muy difícil de suponer que la reunión había ido fatal. Evidentemente, no debíamos haber empezado siquiera a vernos y el hecho de que estuviéramos juntos enfadó muchísimo a nuestros superiores. Hicieron referencia a medidas disciplinarias, dejando en el aire nuestro porvenir profesional. Al haber recibido toda esa bronca, desisití de informarles de mi embarazo. Sabía que era muy probable que nos vetaran e impidieran actuar durante un tiempo pero si contaba que no solo estábamos juntos sino que esperábamos un hijo, nos tirarían a la hoguera. Yoongi hizo el mismo razonamiento al parecer, ya que no dijo ni una palabra al respecto. Me tranquilizó que pensáramos igual.

—Menudo regalo de cumpleaños—bromeó Yoongi acariciando mi cabeza.

Y tenía razón. Aquella misma mañana supe que cumplir 24 años no me iba a traer nada bueno. No pasó nada en especial, ni siquiera algo malo. Amaneció sin nubes, Holly se despertó sin hacer ruido, Yoongi me hizo el desayuno... Pero yo solo podía pensar en la reunión, en la decepción que se iba a dibujar en los rostros de mis jefes. La deshonra, la posibilidad de perderlo todo.

—¿Os han echado?—preguntó Jimin confuso a la par que preocupado.

Negué con la cabeza secándome las lágrimas.

—Al principio nos han amenazado con echarnos—dijo Yoongi sin dejar de mimarme—. Al final nos han dado un toque de atención y han dicho que tomarán medidas disciplinarias.

—¿Medidas disciplinarias?—preguntó Namjoon con media sonrisa nerviosa—. ¿Así es cómo llaman ahora a "echar a la calle"?

Fruncí los labios y Lena se acercó a mí para acariciarme la frente. Me sonrió con intención de transmitirme tranquilidad y vocalizó algo que no comprendí.

—Espero que las medidas sean restringiros el uso de las máquinas de café—bromeó Jin, dando un golpe cariñoso en el hombro a Yoongi.

Suspiré y me senté en una de las sillas empotradas que había en el pasillo. Me recordaban a las de las salas de espera de los hospitales, en las que tantas horas pasé cuando mi madre se moría. Y ahora yo iba a ser madre y por ello me encontraba matando mi carrera, sin quererlo.

—Hyori, olvídate de esto, ¡es tu cumpleaños! Quedamos en que íbamos a celebrarlo y eso vamos a hacer—dijo Hoseok sonriéndome cálido, gesto que imité debido a su esperanza contagiosa.

—Hemos reservado en tu restaurante favorito, una zona solo para nosotros—dijo Jin guiñándome un ojo.

Les sonreí aunque no tenía ninguna gana de ello. Tampoco me apetecía irme de cena. No sentía que fuera un día para celebrar, solo estaban aconteciendo desgracias de momento... Pero todos me miraban expectantes, deseosos de poder animarme en un día como aquel. Parecían niños pequeños pidiendo permiso para salir a la calle.

—Dejadme ir al baño un momento y ahora nos vamos.

No obtuve reacción por parte de ninguno pero lo agradecí. Necesitaba calma y vaciar mi vejiga con urgencia. Supe que alguien me estaba siguiendo en el instante en el que comencé a moverme y entendí que era Yoongi por su silencio. Una vez dentro del baño de mujeres, me di la vuelta. Esperé a que cerrara la puerta para tirarme a sus brazos. Acarició mi espalda y yo le apreté todo lo fuerte que pude, ignorando el dolor de mis pechos, los cuales sentía que estaban creciéndo. Me separé lentamente de él y me sujetó la mano, la cual apretó con amor. Entré después al cubículo y miccioné, sintiéndome en cierto modo aliviada.
Una vez terminé, vi que Yoongi seguía ahí, esperando. Me lavé las manos sin mediar palabra y eché un poco de agua en mi rostro, enrojecido por el llanto. Se acercó entonces hasta llegar a mi posición y colocó su mano en mi zona lumbar.

Grey | Min Yoongi; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora