treinta y dos

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—Me acabo de dar cuenta de que no me he quitado las pestañas postizas, ¡me he dormido con ellas!

Como estaba realmente preocupada por la salud de mis ojos, intenté retirar con cuidado las pestañas mirándome en el pequeño espejo del parasol del nuevo coche de Yoongi, un Range Rover blanco. Tenía la zona un poco hinchada por la pequeña cabezada que me había echado y, sin embargo, las pestañas estaban intactas... Aunque el rímel un poco corrido.

—No me había ni fijado en que las llevaras puestas—dijo con una sonrisilla sin dejar de mirar al frente.

—Espero que no se me caiga un ojo—gimoteé cuando conseguí quitarme las pestañas del ojo izquierdo.

—¿Cómo se te va a caer un ojo, tonta? Y en el caso de que se te cayera, estarías muy sexy con un parche.

Intentando no interferir mucho en su labor como conductor le di un golpe en la cabeza y él volvió a reír. Si no me hubiera despertado a las cinco de la mañana para grabar todas mis escenas del videoclip a toda prisa no estaría rumbo Daegu y tampoco me habría dormido casi todo el viaje con parte del maquillaje puesto. Sin embargo, por mucho que me estuviera quejando, me sentía feliz. Por una vez sentía que hacía algo normal, tan normal como escaparme tres días de viaje con mi pareja para dedicarnos única y exclusivamente al otro.

—Dios qué calor.

—Para de quejarte.

—Deja que me queje, pesado.

—Tú sí que eres pesada quejándote todo el rato.

Reprimí la sonrisa al mirar de reojo como Yoongi reía silenciosamente.

—Mira, ya estamos llegando a la casa.

Abrí el móvil para mirar en el navegador dónde nos encontrábamos y me sentí feliz porque al fin aquel viaje de tres horas llegaría a su fin y podría tumbarme a descansar con Yoongi. Y, lo mejor de todo, no habría absolutamente nadie.

Aproveché que tenía el móvil encendido para mirar los mensajes del grupo de JSH. Holly se había quedado con mis compañeros y pensaba que me estarían contando cómo se encontraba, tal y como les pedí, no obstante solo tenía mensajes preguntando sobre mi relación con Yoongi.

Sí, había decidido contarles a todos que Yoongi y yo estábamos juntos. No di muchas explicaciones, simplemente lo comenté pues no me apetecía continuar ocultándoselo. Ellos no eran mis jefes ni nadie que pudiera ir por ahí largando la información, me fiaba de ellos. Pero fiarme de ellos no suponía que fueran a quedarse callados con el tema. Querían saber todo, de principio a fin, cuando yo solo quería dejar de pensar en que aquello fuera extraordinario y digno de opinión pública. Silencié el grupo y guardé de nuevo el aparato.

—No sé por qué les he contado nada—murmuré para mí misma.

—Son tus amigos, está bien que lo sepan.

—Pero son unos pesados y dicen cosas fuera de lugar. Lena dice que se pensaba que era virgen.

Echó una carcajada y estuve a punto de darle una colleja pero me aguanté porque estaba conduciendo. En ese momento nos estábamos adentrando por un camino estrecho con casas a los lados. Eran modernas, de colores neutros, demasiado contemporáneas como para formar parte de un pueblo apartado del centro de Daegu. Decidimos que lo mejor era ir allí por la privacidad y porque no estaba tan lejos de la capital, donde vivía la familia de Yoongi. Irnos de Seúl a otra ciudad no era una perfecta definición de vacaciones íntimas.

—No es gracioso. No sé muy bien si pensaban que Taehyung y yo rezábamos por las noches o algo.

Puso cara de asco.

Grey | Min Yoongi; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora