tres

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En cuanto crucé la esquina y vi la puerta del restaurante, me relajé y aminoré el paso. Tuve que dar tan solo un par de zancadas para llegar a la puerta por la que se entraba al lugar. Mientras un señor vestido con traje que se encontraba justo en el recibidor me preguntaba acerca de mi reserva, encontré a Taehyung sentado en una mesa a poca distancia de mí, la suficiente como para que él no me viera al entrar. Respondí con una sonrisa al empleado a la vez que observaba con ternura a mi novio. Se había puesto un traje de color gris que le quedaba como un guante y la camisa blanca que llevaba debajo de la chaqueta tenía los dos primeros botones desabrochados, dándole un aire desaliñado. En ese instante estaba mirando su móvil con una expresión relajada. Se notaba que tan solo toqueteaba la pantalla con el único fin de matar el tiempo, para entretenerse con algo mientras esperaba a la tardona de Shin Hyori. Taehyung se veía tan etéreo, relajado y feliz que irradiaba luz. Me entraron ganas de besarle delante de todo el mundo, interrumpir las veladas de los demás y demostrarles que aquel chico tan precioso era mío.
Cuando el señor me dejó pasar hice una pequeña reverencia y fui hasta la mesa donde Taehyung aún continuaba jugueteando con su móvil. Me detuve a su lado nada más llegar a la mesa y carraspeé haciendo que levantara la mirada del aparato asustado. Ante su reacción sonreí y él me imitó pasando su mirada por el vestido negro que había decidido ponerme aquella noche en la que celebrábamos nuestro primer año juntos o, más bien, un año desde que decidimos formalizar nuestra relación, pues llevábamos bastante más robándonos besos y encontrándonos por la noche, pero sin querer ponerle una etiqueta. A decir verdad todo había surgido como si nada. Habíamos pasado de ser amigos a amantes y de amantes a pareja; se podría decir que habíamos seguido al pie de la letra lo que se idealiza como una relación perfecta.

—Estás muy guapa...—murmuró apoyando su mejilla sobre la palma de su mano, sonriendo tontamente.

—¿Yo cuando no estoy guapa?—pregunté casi escupiendo la ironía pero con el semblante serio. Él tan solo rió.

Pasé mi mano por encima de la mesa hasta que toqué sus alargados dedos, entonces le agarré la mano. Llevaba todo el día sin verle ni tocarle y, la verdad, el tan solo entrelazar sus dedos con los míos me ponía más que feliz. Pero quería más y sabía que el también, todo lo bueno tiene que esperar.

—Feliz aniversario—susurré justo antes de que llegara un camarero para darnos la carta.

Ambos aceptamos con educación los papeles que el camarero nos entregó sin separar nuestras manos. Me dispuse a leer qué me ofrecían de cenar mientras hacía círculos con mi pulgar sobre el dorso de la mano de Taehyung, el cual hizo lo mismo. No nos dió tiempo a intercambiar otra cosa entre nosotros más allá que caricias en medio de nuestro agarre pues el camarero volvió rápido para tomar nota de nuestra cena. Fue cuando volvió a irse con las cartas el momento en el que Taehyung respondió a lo que antes le había dicho:

—Feliz aniversario, jagi-ah.—Su sonrisa era tan amplia que sus ojos parecían cerrarse.

—¿Cómo has encontrado este sitio?—pregunté intrigada mirando a mi alrededor.

Cuando comíamos fuera no íbamos a ese tipo de sitios, es más, muchas veces terminábamos en tiendas de comestibles comiendo ramen que calentábamos en la misma. Era algo que, para ser honesta, me gustaba. Era sencillo, era muy Taehyung. Todo lo que tuviera que ver con estar con él era más que suficiente para mí. Además, ninguno de los dos teníamos la cantidad de dinero correspondiente para pagar aquel tipo de restaurantes todos los días, aunque era una ocasión especial y supongo que decidió que podríamos hacer una excepción.

—Me lo recomendó un compañero del trabajo—contestó justo cuando llegó de nuevo el camarero de antes para servirnos el vino que habíamos pedido.

Grey | Min Yoongi; BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora