Mi ruptura con Taehyung fue mucho más fácil de lo que me había imaginado, aunque las consecuencias fueron lo que más me golpeó. No se lo tomó mal, todo lo contario, afirmó una y mil veces que si aquello era lo que yo sentía y necesitaba iba a respetarlo como si de una ley se tratara. Su reacción me tranquilizó y me ayudó mucho que se mantuviera tranquilo a mi lado para consolarme. No me merecía aquello. Además, me había acostumbrado tanto a tenerle a mi lado y a su amor eterno, que verle ahora como solo un amigo—ya que ambos habíamos acordado que esa iba a ser nuestro tipo de relación desde ese momento en adelante—me costaba mucho más de lo que pensaba. No le quería como él me quería a mí, pero no era capaz de dejar a un lado todo lo que había vivido junto a él, de como nos habíamos entregado en cuerpo y en alma el uno al otro.
Sin embargo, había tomado la decisión correcta. Sentía que no podía caer más bajo así que solo podía retomar mi vuelo y centrarme en lo que más feliz me hacía: la música.
Al día siguiente fui al estudio con Yoongi, al cual escribí para grabar la demo de la canción que habíamos escrito. No podía negar estar nerviosa, sin saber los motivos exactos. Por una parte pensaba que era porque era la primera vez en mucho tiempo que iba a grabar una demo mía, original. Me subía la bilis a la garganta tan solo de pensar que iba a tirarme toda mi vida cantando canciones de otras personas que nada tienen que ver conmigo, por lo que haber logrado dar ese paso me mareaba. Lo estaba consiguiendo, en parte gracias a Yoongi, y él era el otro motivo por el que creía estar nerviosa. ¿Debería contarle lo de Taehyung? ¿Debería decirle lo que siento por él?
Llegué con un hora de antelación y Yoongi se presentó a los quince minutos, lo cual me sorprendió. Yo quería estar allí antes para relajarme en aquel espacio, ensayar un poco y calentar la voz, pero no sabía porqué él llegó tan pronto. Y no sabía si era culpa de que tenía las emociones a flor de piel pero verle me erizó todos y cada uno de los vellos de mi cuerpo. No iba vestido de ninguna forma especial, de hecho llevaba puesto un chándal bastante básico compuesto por una sudadera blanca sin capucha y unos pantalones negros. Su cabello gris empezaba a tener unas raíces negras que no le quitaban nada de encanto y la sala empezó a oler diferente cuando él entró en ella. Sentí cosquilleos en el pecho al imaginarme dándole un beso en ese mismo instante.
—Buenos días—dije sin ocultar mi sorpresa, pero sí mi nerviosismo.
Yoongi sonrió forzado y asintió, luego se quitó la bandolera negra que llevaba colgada a un hombro y se sentó en la silla del estudio frente a la meza de mezclas. A pesar de su gesto neutro y su famosa cara sin expresión, le veía resplandeciente.
Estuvimos en silencio un rato largo, cada uno a lo suyo, aunque yo más pendiente de él que otra cosa. Le vi trastear en el ordenador, con el teclado, hasta con una guitarra que había por allí. Si no fuera porque le conocía, cualquiera diría que estaba haciendo todo ello para ignorarme, pero yo sabía perfectamente que estaba intentando tener todo a punto y hasta añadir detalles a la canción que se habría tirado toda la noche planeando.
A los veinte minutos, me digné a volver a hablar.
—¿Quieres que empecemos ya?
Levantó su mirada de forma curiosa y me miró directamente durante unos segundos. Parecía que algo le daba vueltas en la cabeza, seguramente ideas para la canción.
—Entra.
Le hice caso y entré en la sala de grabación cerrando con cuidado la puerta. Al ponerme los cascos hice un gesto afirmativo con la mano y Yoongi me empezó a dar indicaciones. Grabamos primero varias veces el estribillo, solo una voz. Al principio lo pasé bastante mal porque me daba mucha vergüenza cantar frente a Yoongi mas, con el paso del tiempo, empecé a tomarme la situación con profesionalidad—aunque sin dejar de sentir mariposas en el estómago. Tras muchos intentos y escuchas, elegimos el que mejor había salido y le metí ad libs y segundas voces. Cuando terminamos con ello era ya más tarde de la hora de comer, por lo que sacamos nuestra comida para almorzar en el mismo estudio, yo sentada en el sofá negro y él en la silla.
—¿Cómo estás?—preguntó sin mirarme, pillándome totalmente desprevenida.
—No se me han cargado las cuerdas vocales, podemos seguir...
—Me refiero a lo de ayer, ¿cómo estás?
Allí me descoloqué. No sabía cómo empezar a hablar pues sabía que aquel era el momento que llevaba cinco años esperando. Me rondaron dudas por la cabeza pero también me sentía animada porque iba a poder sacar aquello que había estado guardando. Quería elegir por mí y por mi felicidad, no podía seguir con esa carga insoportable. Puede que fuera pronto, puede que fuera precipitado, pero yo lo necesitaba.
—Hablé con Tae y... Lo hemos dejado.
Yoongi asintió y volvió a mirar su comida. No supe descifrar qué estaba pensando así que decidí seguir hablando.
—Estoy bien y él se lo ha tomado muy bien. Hemos terminado igual que empezamos, siendo dos buenos amigos.
—Me alegra que tomaras esa decisión por ti y no por nadie más.
Suspiré y sonreí para luego comer un poco más. Mastiqué despacio, sin ganas y me mantuve haciendo esa actividad hasta dos minutos de reloj.
—Hay alguien más.
Con ese comentario vi como su rostro empalidecía. En mi cabeza me había imaginado que se reiría de mí y sería sarcástico para relajar el ambiente pero, por fin, pude ver que a él también le afectaban mis sentimientos y mi presencia. Eso me dio un atisbo de esperanza y las fuerzas suficientes como para seguir hablando.
—Siempre había escuchado que el primer amor es uno que nunca se olvida—dije avergonzada, mirando al suelo, pues sabía que su mirada estaba puesta en mí—, pero una cosa es no olvidarlo y otra no dejar de sentirlo.
—¿Qué quieres decir?
Nerviosa levanté mi mirada y le sonreí. Me temblaban la manos.
—Que nunca te he dejado de querer, Yoongi.
Despacio dejó su comida sobre la mesa y se levantó hasta sentarse a mi lado en el sofá. Puso su mano derecha sobre mi cabeza y me acarició el pelo mientras me miraba emocionado. Nunca le había visto con los ojos vidriosos de emoción como en aquel momento.
—Me has dicho que viva por mí misma y me haga feliz, ¿no?
Asintió bajando su mano hasta mi nuca, para luego dejarla sobre mi hombro.
—No te necesito para ser feliz, pero tampoco voy a seguir negando que te quiero.
Entonces me empujó hacia él y nos fundimos en un abrazo. Ambos lloramos en silencio, por una parte emocionados, por otra aliviados. No sabía qué iba a suceder tras haber confesado mis sentimientos pero en cierto sentido tampoco me esperaba nada. Yoongi había sido una de las personas más importantes de mi vida y el amor que sentía hacía él no iba a limitarme a seguir viviendo por mí misma. Si no pasaba nada entre nosotros, no pasaba nada, lo superaría.
Porque sí, le quería.
Pero me quería más a mí misma.
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Grey | Min Yoongi; BTS
FanficDespués de cinco años las cosas han cambiado más de lo que Hyori se esperaba. Sin su madre y sin Yoongi se vió obligada a continuar con su vida e intentar llevar lo mejor posible su entrenamiento y trabajo en Big Hit Entertainment; hasta el momento...