Extra 3

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Dos es mejor que uno

— ¡Son tres kilos de mandarina, James! — gritó Jack a su hermano que le compraba a la señora de la fruta más famosa de la manada el encargo que su padre le había hecho.

Su padre estaba insoportable, no entendía por qué, se supone que su madre era la que tenía que estar pasando esa etapa era su madre, que estaba embarazada con tres meses. Y en ese tiempo su barriga estaba grande y los cambios hormonales de su madre, eran... suaves por el momento.

Pero al parecer el que le pasaba factura era su padre, que él parecía tener sus cambios de humor.

— ¡Las estoy cargando! — levantó el saco enorme repleto de ellas. Se encontraba cansado.

— ¡Pero apresúrate que tenemos que estar en Los Ángeles en dos horas! — gritó James esperando impaciente a su gemelo. No podía seguir su camino si él no estaba a su lado.

— ¡Espera! — la señora le tendió una funda repleta de zanahorias.

Las personas que pasaban comprando en el mercado en esa mañana, no evitaron mirar al par que gritaban de esquina a esquina.

James sujetó bien los sacos en sus brazos que eran enormes para después correr hacia su gemelo.

No podía creer que su madre terminaría con esos sacos en menos de una semana.

— Espero que hayas escogido las fresas más gordas y dulces — habló James comenzando a caminar a la par de su gemelo hacia la mansión.

— Bueno... eran gordas y rojas — se encogió de hombros.

— Espero que de verdad estén perfectas porque si no papá nos matará.

— Si. Nos matará.

— Y nos arrancará la cabeza si tocamos a nuestra madre — La mirada de advertencia de James fue clara para Jack.

Jack gruñó molesto. Su padre no dejaba que abrazara y mime a su propia madre embarazada. El orgullo de Alpha de su padre podía más que por ellos.

Recordó hace una semana que su madre había llegado de la reunión con los agrarios, fue muy difícil convencer a su padre que era su deber como Luna estar presente, no había que ser adivino sobre el truco de su madre para convencerlo.

Su madre había llegado con dolor de piel y con hombres detrás de ella agarrando los regalos que los agrarios hicieron. Su padre tuvo una emergencia con un nacimiento de un cachorro, por lo tanto, su madre regresó sola, aunque ella sugirió para estar presente con la llegada del cachorro, su padre usó la voz de Alpha contra ella para obligarla a regresar a casa con la docena de guardias que agradecían la presencia de su luna en gestación.

Su aroma era dulce y tierno. Desprendiendo hogar y paciencia.

Jack al ver a si madre con muecas en su rostro obligó a su madre terca a decirle que era lo que molestaba, no podía verla sufrir, él estaba para cuidar de las hembras.

Su madre no tuvo más remedio de decirle a su insistente hijo que el dolor de pies la estaba matando.

Jack son una sonrisa y feliz de poder mimarla sugirió a su madre masajear sus pies y llamó a Rosa para que trajera los puncakes de Nutella que su madre amaba.

La sonrisa de su madre feliz y relajada le llenó el pecho de orgullo. Masajeaba sus pies delicadamente tratando de no utilizar mucha fuerza, no quería dañarla, su madre era frágil.

El rugido de un Alpha furioso resonó en toda la habitación, asustando a Leia y poniendo en alerta a Jack.

Su padre estaba en la puerta con los músculos tensos, erguido en toda su altura y con los ojos amarillos. Peleando con su animal anterior.

Mi Bella LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora