Mi Bella Luna

40. Hay que asesinarlos.

Leia Baltimore.

— ¡Leia! — miré todo mi cuerpo cubierto de sangre, el piso estaba manchado con sangre y órganos. Era asqueroso y horripilante. Quería vomitar y llorar. Me sentía desesperada, estaba aterrada por todos. Los gritos se escuchaban cada vez más fuerte — ¡Leia! — busqué a la persona que me llamaba. Era Ian. Se encontraba sin camiseta y descalzo. Sus ojos estaban amarillos — ¡Ven aquí rápido! — busqué a Lucas por todas partes y lo vi con Zeena tratando de ayudarlo. No perdí tiempo y corrí hacia ellos — ¡Joder! ¡Benditas mujeres! ¡Leia! — ignoré a los llamados de Ian y me acerqué a ellos.

Mi lobo estaba herido, no voy a detenerme.

— Leia, tienes que ir con Ian — Zeena tenía los ojos cerrados mientras cubría a Lucas con un humo negro.

— No lo dejaré solo. Está herido — mis nervios y mi frustración podían conmigo. Los gritos me tenían aturdida.

— Él estará bien — no me pasó desapercibido su tono de irritación. Siguió pasando sus manos encima del lomo de Lucas, él me veía, sus ojos amarillos estaban fijos en mí.

Me estaba rogando ¿Qué cosa? No me iré, Alpha. Estoy segura contigo.

— No lo puedo dejar... — unos brazos me agarraron de la cintura y me alzaron. Miré a mis lados. No puede ser — ¡No harás esto de nuevo, Ian! ¡Bájame! Detente.

— Es por tu propio bien — quise golpearlo, pero me tenía completamente inmovilizada de los brazos — Elena. Sabes qué hacer.

Elena se acercó a mi y dijo unas palabras que no entendí, para después sentir un peso en todo mi cuerpo quedando en un estado de sueño profundo. Solo caí en la oscuridad.

Lucas Harris

— Necesitas volver a tu forma humana — A penas entendía a Zeena. El dolor en mi lomo era insoportable, no estaba curando — Hazlo, confía en mí. Después te convertirás y estarás como nuevo. Esa hacha tenía zargómono.

Miré a mi alrededor, mis guerreros seguían peleando, rodeándome para que no interrumpieran a Zeena. No había mucho tiempo.

Escuchaba la voz de mi luna gritando, no podía enfocarme en ella correctamente. Necesitaba que Ian llegara de acuerdo al plan, no puedo permitir que salga herida. Me iba a odiar, pero no podía arriesgarme.

— Apresúrate, tu luna está una fiera... Oh, llegó Ian. Relájate.

Sentí su aroma a miedo llegar hasta mi nariz, le estaba gritando a Zeena. Sus ojos cristalizados se posaron en los míos, vi sus intenciones de acercarse. Para mi suerte, Ian ya había llegado.

Es por tu bien, bonita. Espero me perdones. Cerré los ojos con fuerza. Sus gritos desesperados... Oh Diosa, no puedo, necesito concentrarme en otra cosa.

Me tomó largos segundos volver a mi forma humana, nunca había pasado esto. Los cazadores estaban usando magia negra.

Los gritos de Leia se callaron, resaltando más los gritos y rugidos de mis guerreros.

Volví a mi forma humana, el dolor en mi espalda disminuyó. Observe dónde estaba Leia. Ella ya se había ido.

— ¡Recupera fuerzas! No hay mucho tiempo — Zeena me miró, asintió, y golpeó mi brazo levemente — Aniquílalos.

Me recompuse inmediatamente. Un calor se instaló en mi pecho, sentía la adrenalina correr por mis venas. Estábamos presentes Hades y yo. Mataremos a todos.

En esta zona no había mucho combate. Pero los gritos en la zona Sur eran horripilantes.

— ¿Dónde está Dominik? — le pregunté a Zeena. Él tronó su cuello, extendió sus brazos y cerró los ojos.