Mi Bella Luna

21. La Gala.

Leia Baltimore

Ya han pasado cinco días y hoy es sábado.

Puedo decir que cinco días son suficientes para ya no querer a tus hermanos. Es broma, pero ellos dos han estado conspirando en mi contra. ¿Desde cuándo cambiaron las cosas? Éramos Matt y yo contra Jackson.

Sábado en la mañana y está haciendo un frío tremendo, suerte que tengo mi calefactor personal. Me abrazo más al caliente pecho de Lucas que me da el calor que necesito, Lucas gustoso me presiona más a él.

Si me despierto así no puedo levantarme de mal humor.

— Abrázame mejor así — me doy la vuelta dándole la espalda, siento los brazos de Lucas en mi cintura, y halándome más él, en mi trasero puedo sentir la prominente erección. "Accidentalmente" me estiro y rozo su polla, gruñe y sus dedos se clavan en mi piel — Parece que alguien está muy muy despierto.

— Me vas a levantar si sigues así — su voz ronca y pesada en las mañanas me hace sonreír.

— Yo siento que levanté otra cosa. Ahora levántate tú.

— Es muy temprano — besa mi cuello y acomoda su cabeza mejor sobre la mía.

— Tú siempre te levantas temprano.

— Llegué hace unas horas, amor. Déjame completar mis horas de sueño — eso era cierto. Lucas llegó a mi casa a la cuatro de la mañana, me llamó para decirme que estaba afuera y que los guardias no los dejaban entrar, había llegado cansado después del viaje de dos días con sus padres. Estuvo a punto de hacerle una rabieta a los guardias, me levanté para ir por él y entrar en silencio a mi habitación.

— Lo siento.

— Está bien — suspiro sobre mi oído. Se siente tan bien.

Debían ser las siete de la mañana, no tenía un sueño tan poderoso para dormirme en seguida, así que me distraje con las manos de Lucas.

Hace más de un mes conocí a Lucas. ¿Qué hubiese pasado si me hubiese quedado dormida ese día? ¿O hubiese surgido algún inconveniente? ¿Nos hubiésemos conocido tarde o temprano? ¿Cierto? ¿Se imaginan y él me hubiese encontrado siendo una viejita de 80 años? ¿Cómo funcionaría una relación así?

— ¿No puedes dormir?

— Ya me iba a dormir.

— Ajá.

— No sé, ya no puedo dormir.

— Tú amas dormir.

— Sí... Tengo hambre.

— ¿Quieres que te prepare algo? — bostezó y besó por largos segundos mi sien.

— No... — algunos pensamientos poco respetuosos aparecen en mi mente — ¿Sabes qué?

— ¿Mm?

— Prepárate tú.

— ¿Mm? — parece despertar por completo.

— ¿Quieres hacer ejercicio conmigo?

— No entiendo. ¿Quieres comer o hacer ejercicio?

Ruedo los ojos para no reír.

— ¿Te has levantado lento hoy? No captas ninguna de mis indirectas.

— A ver — se separa de mí y se sienta perezosamente en el cabecero — Te siento excitada, pero lo había confundido por lo común que es para mí estar prendido por ti. ¿Entonces quieres... ?

— De mucha charla hasta sueño me ha dado.

— Ah no — me hala del brazo — Estoy doblemente despierto — señala su bóxer con una tienda de campaña — Te voy a quitar el sueño — con su brutal fuerza me agarra por las axilas hasta quedar sobre él — Y ahora que me sientes... — mueve mis caderas hacia abajo, reprimo un jadeo — ... ¿Te he quitado el sueño?