Mi Bella Luna

39. Las almas gemelas.

Hades

Serta y Nashka iban corriendo a mi lado hacia las fronteras. Solo por esta vez íbamos los tres, generalmente uno se iba a cada polo. Había una pequeña tensión por parte mía y de Nashka. O solo era de mi parte. No podía estar a su lado y fingir que no sé nada.

No sabíamos cómo actuar en frente de Dominik. No quería pensar en ello, tal vez solo son entidades jugando con el destino, tal vez un destino que nunca se cumpla, pero tampoco puedo decir que las entidades son mentirosas sin que no me caiga un castigo.

Esto es una mierda. Me siento acorralado y corriendo es la única manera en la que puedo despejar mi mente.

Quiero a mi luna. 

No he pasado mucho tiempo con Leia estos tres días, los dos madrugábamos, ella se está encargando de los problemas personales de algunos habitantes en ir a cada casa. A penas podemos cenar juntos, ella se enfrasca en disponer todas las comodidades de nuestra gente. No me opongo a eso, pero quiero y muero por abrazarla y besarla. Lo deseo.

— Me detendré — mi atención se cae en el lobo café que desacelera poco a poco hasta quedar quieto en una posición derrotada con la cabeza baja.

— ¿Por qué? ¿Te pasa algo? — miro a Nashka preocupado, ahora todo lo que tenga mal a Dominik me preocupa de más.

— Solo continúen.

— ¿Qué está mal? — Nashka golpeó el cuello de Serta con su hocico.

— Quiero estar solo y pensar — Nashka gruñe y lo golpea más fuerte con su hocico — Detente ya. Estoy cansado.

— ¿Cansado? A penas llevamos 70 kilómetros — hablé sin dejar de revisar su estado, no lucía cansado físicamente... solo abatido. Con la espalda encorvada y las orejas caídas.

— Si es por Laura solo dinos — Nashka se movió hasta estar a mi lado.

— Es tan obvio — Serta miró a la luna —  El emparejamiento tiene sus desventajas. Suele ser una mierda — suspiró derrotado nuevamente.

— Dinos qué es lo que piensas — Serta siguió observando a la luna. Nashka soltó un gruñido al ver que no respondía o hacía algo — ¿Es por...?

— Es Laura. Ella me está ignorando, ni siquiera quiere dormir conmigo o quiere tocarme — un sonido lastimero sale desde su garganta — No sé que le ocurre, desde el incidente ella no quiere ni verme, se la pasa acostada en el cuarto leyendo y yo siento que estoy muriendo en vida con su indiferencia — siento el Aura divertida de Nashka así que le advierto con la mirada — El estar alejados duele como la mierda, siento una opresión en el pecho... por lo menos necesito tocarla para recuperar fuerzas, nos duele tanto estar tan cerca y no hacerlo.

Carajo. Eso si es una completa mierda. Si fuera mi caso... Diosa. Estuviera encerrado en la burbuja de la depresión.

— Ella solo quiere... tiempo.

— ¿Tiempo? — rio amargamente — Se lo doy, pero no quiere ni devolverme una mirada. Ella rechaza todo mis regalos, trato de llamar la atención, pero no me mira.

Joder.

— Laura es muy sensible se le pasará, verás que en poco estará como un mono sobre tu espalda — Nashka se acerca a frotar su pelaje con el de Serta, un intento de consuelo.

— Necesito a mi bruja de vuelta — susurró.

— Ella te ama...

— Lo sé, eso lo sé. Y sé que me extraña, es lo que más me jode, que siente lo mismo que yo, pero prefiere fingir que no existo. Con Zeena no, claro. El maldito demonio si puede hacerla sonreír.