Mi Bella Luna

18. Los Señores Harris.

Lucas Harris.

Era extraño sentir nervios, desde que la encontré a ella, ha sido una emoción común en este mes. No estoy dando las características de un Alpha.

Miré a mi chica agarrada de mi mano, ella también estaba nerviosa. Joder, soy un pésimo Alpha para ella, le estaba haciendo pasar malos ratos. Ella conocería a mis padres. A nadie le gusta conocer a sus suegros.

Tengo que esforzarme más para demostrarle que si la merezco.

Le robo un beso en la mejilla haciendo que ella sonría ligeramente. Su mano aprieta la mía, se ha relajado un poquito.

— Tranquila, luna. Ellos no muerden.

— Eso no me calma —susurra.

— Ellos te amarán.

— Deja de decir eso.

— Yo ya te amo. Eres fácil de hacerlo cuando eres una humana preciosa.

— Humana —hace una mueca —No me digas así, no me gusta.

—¿Cómo te llamo?

— Luna me gusta mucho — me da al fin una sonrisa sincera. No evité robarle otro beso, esta vez en su frente.

— Mi luna.

Entramos a la casa con mi brazo enrollando a su cintura. Les sonreí agradecido a los jóvenes que nos abrieron la puerta.

Llegamos a la sala, los latidos acelerados de Leia me preocupan, acaricio su cintura, ella se gira y me da una sonrisa incómoda. Mirando al frente veo el cabello rizado oscuro de mi madre, ella nos sonríe, está sentada sobre el regazo de mi padre en un abrazo posesivo.

— ¡Mi cachorro! — Aquí vamos. Mamá se levanta de el regazo de mi papá y me abraza efusivamente alejándome de mi luna. Sonreí. Extrañaba sus cálidos abrazos  que derrochaban amor — Te he extrañado estos meses, mi vida — llena mi cara con sus besos —Mírate, estás más guapo que la última vez.

— Mamá, detente —rei. No me malinterpreten, estoy demasiado feliz de verlos de nuevo, sobre todo a mi madre, la primera mujer que amé. En verdad la extrañé. Solo que con Leia aquí, sabía que le iba a incomodar, no le agradaría la idea y se disgustaría conmigo, no quería eso — Bella madre, te presento a Mi bella luna — agarré a Leia de la cintura que estaba encogida en su lugar —Se llama Leia.

— Por la Diosa. Que humana más bonita — el cuerpo de mi madre me hizo a un lado y se acercó a Leia inspeccionándola — Que preciosura. ¡Me alegro de conocerte! — la atrajo con brusquedad para abrazarla. Me acerqué tenso — Estoy feliz de que mi hijo te haya encontrado — se separan y le da dos sonoros besos en las mejillas.

No te enojes. Es tu madre. Como siempre mi conciencia tiene razón. Me molestaba que el olor de otro Alpha quedara sobre ella, solo el mío tiene que estar impregnada en piel. No me importa si ya está marcada, simplemente no lo puedo permitir.

— Mucho gusto Señora Harris. El placer es mío — ¿No es encantadora? Debería verme como un idiota cada vez que la miraba.

— Llámame Margaret, cielo — agarró sus dos manos y las apretó. De acuerdo, eso me está poniendo inquieto.

— Mucho gusto, Margaret — asintió más relajada. No estaba relajada, estaba inquieta al igual que yo.

¿Lo ven? Por eso quería la marca. Quería saber qué sentía cuando no la estaba tocando. Quisiera entrar a sus pensamientos, pero... no le quitaría esa privacidad. Ya sé que debe estar pensando en mi desnudo. Lo sé, soy irresistible ahora que está conmigo.