43. Mía por siempre.

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Leia Baltimore.

— No haré esto de nuevo nunca más en mi vida — me sostuve en el tronco de un árbol caído. Joder, me sentía desequilibrada y con náuseas.

Las películas me engañaron sobre la teletransportación. Mi cerebro y estómago son un shampoo.

— Está vez no me afectó tanto — dijo Elena agarrándose la cabeza. Me dio una débil sonrisa al verme blanca como papel.

— Vamos chicas — dijo Jeal, el amigo de Zeena. Era un chico de cabello rubio y ojos completamente negros.

— ¿Por qué nos teletransportaste aquí en el bosque? ¿No ves que Leia está débil y tiene una herida sangrando? — Elena estaba enojada. Si bien no me dolía nada, gracias a Elena, me sentía muy débil.

La que debería tener esas consideraciones es con ella misma, ¡está embarazada, Dios!

— Porque Zeena me ha dicho que tiene que ser así.

— ¡Zeena un carajo! ¿Acaso es tu jefe? Llévanos ¡Ya! A la manada, ¿no ves a cuantos kilómetros estamos? Pendejo de pacotilla, me haces caso cuando te hable... — Jeal la miró con las cejas arribas — Por favor — Elena sonrió dulcemente.

— Tengo órdenes de Zeena. Pero si la mujer está herida me lo tuvieron que decir antes.

Le advertí a Elena que se calmara con mi mirada, el chico tenía ojos asesinos y lucía muy pero muuuuuy irritado.

La piel en mis brazos dolió más, cada vez se erizaba más con algún movimiento de este... demonio.

— ¿Acaso no ves la cascada de sangre que está dejando? — Jeal rodó los ojos y se acercó a mi hasta quedar de rodillas frente a mi.

Pero si solo tengo una raspada en el muslo y ya, ¿de qué hablas, Elena?

— Levanta tu vestido, por favor — eso fue muy educado de su parte, a estas alturas no sentía ninguna vergüenza y levante mi vestido hasta mi cadera. Jeal agarró mi pie y la colocó sobre su rodilla — Esto te puede doler solo un poco. Cierra los ojos y respira profundo.

¿Qué veo aquí? ¿Un demonio amable?

Hice todo lo que me pidió, sentí su mano sobre mis heridas para después sentir como mi piel se unía haciéndome sentir muy incómoda, el dolor era soportable.

— Listo. Como nueva — abrí los ojos lentamente y observé que mi pierna estaba totalmente curada.

¿Qué clase de poderes tienen los demonios? Los dermatólogos se quedarían sin trabajo.

— Ahora teletranspórtanos a la manada.

— Son órdenes de Zeena. No puedo. Andando.

Elena lo miró indignada.

— Soy una mujer embarazada. No puedo caminar kilómetros, estoy muy cansada y los pies me están matando.

Miré a Jeal que tenía un tic en el ojo. Seguro se estaba estresando.

— Bien — él se acercó a Elena y la agarró en sus brazos — Yo te llevaré, pero cierra la boca, bruja. Son órdenes de Zeena, no las pueda romper aunque quisiera.

— Gracias — rodó los ojos y le sonrió — Andando, Leia.

Negué divertida. Elena embarazada era otra personalidad de que estaba segura que no todos podíamos soportar.

Caminamos en silencio por unos minutos hasta que decidí romper el silencio. Elena se encontraba profundamente dormida. Pobre en serio debe estar cansada, y como no. Asesino a una horda de embarazada.

Mi Bella LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora