Lucas Harris.
Hoy día teníamos que ir Jeff y yo a la reunión que Frank había programado para la vigilancia de los cazadores. Eran las cuatro de la mañana. Para Frank al ser vampiro era sencillo, ellos no dormían, pero yo solo había dormido dos horas. Pero Frank era un buen amigo, esperaba que no alargara la reunión y tuviera compasión de mi al ver mi rostro trasnochado.
Quiero a mi luna. Quiero dormir sobre ella y besarla hasta cansarme. Aunque dudo de eso último.
Ella es una humana. Necesito ir despacio, por mi y por ella. Quería ir a su casa solo a verla unos segundos, pero la reunión con el vampiro espera.
Siento a Hades retumbar contra mi pecho a la espera de salir y reclamar a su hembra como se debe.
¿Por qué ahora Frank?
A decir verdad, entre todas las especies nos llevamos bien, ya que las guerras no serviría de nada entre nosotros, la única amenaza eran aquellas ratas que atentabas con nuestras vidas. Los cazadores.
Me visto y salgo de mi habitación, me encuentro con Rosa, la encargada de los jóvenes que trabajan aquí.
— Te preparé el desayuno, Lucas. Espero que no me dejes plantada — y siguió de largo con la canasta de ropa. Ella no debía hacer todo el trabajo, le dije para contratar a mas chicos para que faciliten el trabajo. Ella dice que con los tres jóvenes esta bien.
Desde que mis padres se fueron a recorrer el mundo, han dejado a Rosa a cargo de que nos alimentemos correctamente y mantengan en orden la casa, mis hermanos que aun vivían aquí, y no entendía porque podían ser muy desordenados.
Bajo al comedor y miro todo la comida que ha preparado Rosa.
¡Mujer! Yo solo venia por una fruta. Me sirvo de todo un poco y lo termino rápido.
Siento que estoy atrasado.Me es imposible no pensar en ella sentada en mi regazo mientras la alimento. La quiero ya. El animal dentro de mi reclama proveerla.
Al salir me encuentro con Jeff listo, él está con su teléfono en mano. Me da un pequeño asentimiento con la cabeza.
— Hay que irnos ya — yo asiento y nos subimos al auto. Tenía suerte de que no estuviera tan lejos.
Al llegar tuvimos que pasar por un puente, donde solo aquellos hijos de la Diosa Luna podían pasarlo y verlo, era como otra dimensión, ella nos cuidaba manteniéndonos en secreto. Algo con lo que estoy de acuerdo, pero que se le puede hacer a una Diosa testaruda.
Nos reciben aproximadamente 20 guardias, todos eran vampiros, al vernos nos dieron paso y no guiaron a la entrada del castillo con decoraciones muy extravagante para mi gusto. Todo el lugar no había sido cambiando en siglos. Era algo que venía de familia en familia.
El lugar tenía un ligero olor a ácido, ellos olían así, era raro, pero no desagradable. Nos abren la puerta de su despacho, ahí estaba el chupasangre, más pálido como nunca.
— Buenos días, cachorros. Espero que tengan energías, porque esta reunión va de largo — debe ser una broma. Frank nos da una pequeña sonrisa y peina su cabello oscuro hacia atrás volviendo su atención a la tableta.
— Hay problemas, ¿no es cierto? — Jeff tomó asiento frente a él, hice lo mismo, si había problemas temprano, la cosa era grave.
-- ¿Y tú que crees? No quiero estar aquí -- hace una mueca de fastidio -- Siempre arruinan todo.
Entrecerré mis ojos mirándolo detenidamente. Su rostro lucía cansado, muy cansado.
-- ¿Qué ocurre? -- Jeff toma asiento sin pedir permiso frente al escritorio.
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Mi Bella Luna
Werewolf- Leia, eres todo lo que necesito y quiero - murmura Lucas sobre mi cuello, erizando mi piel. Un Alpha enamorado de su humana. Una humana descubriendo lo desconocido. EDITANDO