Narrador Omnipresente
Habían pasado 12 años desde que el primer cachorro del Alpha Lucas y la Luna Leia de Canadá había nacido. Su nombre era Mason Harris, y era su primogénito. Era la combinación perfecta de los dos. Rizos castaños y ojos cafés, muy apuesto, genética de sus padres. Desde muy temprano Lucas ha estado en su lado para convertirlo en un buen Alpha.
El siguiente y nuevo Alpha.
Todo el proceso de embarazo fue una montaña rusa de emociones para Leia, pero Lucas como un buen Alpha estuvo en todo el proceso ayudándola con paciencia y mimándola con amor en todo sentido. El más emocionado era el.
Dos años después llegaron los gemelos Jack y James Harris, eran dos lindos pequeños iguales a Lucas con los ojos esmeraldas de Leia y con las pieles pálidas. La adoración de los abuelos.
Por supuesto, Lucas estaba más que eufórico cuando se enteró que no tendría un cachorro si no tres. La felicidad no cabía en su pecho, siempre estuvo a lado de su luna para sus antojos, ya que este embarazo vino potente en pedir comidas raras, estuvo muy sensible en las madrugadas, llorando por sus padres sin ninguna explicación.
Si tener un Alpha dentro era difícil, tener a dos era para morirse, desde muy pequeños estaban exigentes.
La manada estaba tan alegre de recibir a más Alpha, la familia Harris Baltimore se estaba agrandando.
Tres años después Leia había quedado en cinta de nuevo de un varón, su nombre Luca, en honor a su padre. Él si era una copia exacta de Lucas, con sus rulos oscuros y sus ojos color ámbar, había salido muy coqueto y cariñoso, todos en la manada querían cargarlo y cuidarlo, pero un Alpha posesivo y celoso con cachorros no lo permitió. Eran de él, suyos, de nadie más.
Tres años más tarde Leia tuvo a su último cachorro, una linda hembra llamada Hazel Harris, era la copia exacta de Leia, y por supuesto, la favorita de Lucas. Decía que tener dos Leias a su lado era tener suerte de Dioses, y el se sentía así con su cachorra, que comía sus mejillas abultadas con besos matadores en todo momento.
Sus hembras lo tenían loco de amor.
Leia y Lucas habían formado una gran familia, cinco descendientes, estaban orgullosos de lo que tenían, se amaban mutuamente entre todos, no podían pedir nada más. Eran muy agradecidos con la Diosa Luna por darles estos hermosos regalos.
* * * *
— ¡Mamá! James ha escondido mis libros — el pequeño Jack había llegado con su rostro rojo, rastro de que estaba a punto de llorar — Quiero mis libros, el ya tiene los suyos — se cruzó de brazos gruñendo.
— ¡No es cierto mamá! No le creas — James había entrado a la habitación agitado, no quería que su madre se enojara, ellos le habían prometido a su padre que no harían molestar a mamá — Tus libros han estado debajo de la cama. Yo no los he escondido, no sabes buscar cabeza de brócoli— mintió James advirtiéndole con la mirada. Era un completo chismoso.
Su madre estaba ocupada en su taller esculpiendo y se veía muy concentrada, James quería golpear a su hermano por interrumpirla, se supone que estaban jugando.
— Mis cachorros. Ya les dije que las cosas se comparten — Leia se fue a lavar las manos. Tenía arcillas en ellas y esa era difícil de quitar.
— Lo sentimos mucho, mamá. Se salió de control, estamos intentándolo — agacharon la cabeza apenados.
— Mis lindos bebés, porque no me dan un abrazo en vez de disculparse conmigo — los pequeños no lo pensaron dos veces y se abalanzaron donde su madre, les encantaba el aroma dulzón que ella desprendía. Ahora entendían a su padre que siempre se pasaba a lado de mamá abrazándola y olfateándola. Su madre olía de maravilla.
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Mi Bella Luna
Werewolf- Leia, eres todo lo que necesito y quiero - murmura Lucas sobre mi cuello, erizando mi piel. Un Alpha enamorado de su humana. Una humana descubriendo lo desconocido. EDITANDO