16. La Marca.

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Leia Baltimore.

No hay nada mejor que estar en la cama abrazada a mi chico mientras el acaricia mi cabello.

Tranquilidad es lo que siento ahora.
Estoy acurrucada con Lucas en la cama, hemos estado todo el día así. Lucas está sin camisa, y yo con su camisa. Él está acariciando suavemente mi espalda y mi cintura, y yo delineando de vez en cuando sus fabulosos abdominales.
Levanto mi cabeza observándolo, reposando mi barbilla en su pecho.

Lucas se encuentra con los ojos cerrados, algunos rulos caen en su frente, sin embargo no deja de tocarme.

Quiero estar así siempre, sin que nadie nos moleste. Esta semana sin él fue de lo peor, me había sentido horrible, estaba sensible, lloraba por todo al recordar que él no estaba a mi lado. Cuando hacíamos videollamadas, quería seguir de largo, incluso cuando me llamaba cada minuto, aunque lo mostraba lo contrario. Había sido tan difícil.

Lo extrañé mucho.

— ¿Soy yo o tienes el cabello mas largo? — le susurro, a lo que el me mira con sus hermosos ojos ámbar y me da sus hermosas sonrisas con hoyuelos.

— ¿Y no te gusta? — me gira quedando yo debajo de él, y él encima de mí, sus antebrazos a cada de mi cabeza y como siempre su cabeza en mi cuello inhalando — Tu olor debe de ser lo mas delicioso en la faz de la tierra — Gimió grave cuando sus dientes mordieron apenas mi piel.

Él estaba tenso, se sentía como roca arriba de mi.

— Te ves bien de cualquier forma.

— No. Solo tu podrías verte bien en cualquier cosa. Eres demasiado hermosa para tu propio bien.

— ¿Cómo eran tan ingenioso al momento de hablar?

— ¿A qué te refieres? — preguntó distraídamente besando mis mejillas.

— Que todo lo que dices... suena muy bien. Eres un romántico.

— ¿Y te gusta que lo sea? — me miró con ojos risueños.

— Claro. Tus palabras son mi medicina para las feas mañana.

Lo abrazo a trayéndolo más a mi, pasando mis manos por musculosa espalda, sintiendo un no tan pequeño abultamiento, más bien como una ¿cicatriz? Siento como se tensa cada vez mas.

Lo separo de mí y lo separo para evaluar su rostro, sus ojos se mueven inquietos.

— ¿Qué tienes ahí? — le digo tratando de tocar su espalda, pero no me lo permite. Lucas se trata de levantar pero lo impido, me levanto rápidamente y lo obligo a quedarse boca abajo sentándome sobre su espalda. — ¡Dios mío! ¡Lucas! ¿Quién te hizo esto? — exclamo horrorizada parece una cortada profunda. Eran dos líneas blancas cruzadas.

— No es nada luna...

— No es nada — le doy una mala cara, vuelvo acariciar la cicatriz — ¿Cuándo te hiciste eso? ¿Antes o después de decirte que te quería tal y como te fuiste?

— Fue antes — se apresura a decir. Se quiere levantar, pero lo vuelvo a empujar contra el colchón.

— Idiota, ¿en dónde te hiciste eso? — me mira nervioso — Me lo prometiste — niego enojada y me levanto de la cama, el se alarma.

-Mi luna, lo sé, pero iban a atacar la manada no lo iba a permitir.

-No me gusta esto, no quiero que te lastimen.

-Eso solo fue un rasguño-lo fulminó con la mirada.

— ¡Idiota! No quiero verte lastimado-le digo entre dientes, siento como mi sistema nervioso va a colapsar, no puede creer que esté tan alterada — ¡Agh!

Mi Bella LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora