Capítulo 23

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LA TRISTESSE DU DIABLE

"ANNEAU"

LADO B

"ANNEAU"

Beatriz:
Termino de planchar las camisas de Julián y las cuelgo con cuidado donde van mientras intento quitar esa melodía de mi cabeza.

No puedo.

Ni borrar esa melodía, ni la sensación de sus labios cerca de mi cuello, ni de su aroma invadiendo mis sentidos. No puedo.

Sigo pensando que nuestras interacciones son diferentes a las que tienen con cualquiera de esas chicas de la tele, no es por nada en especial, solo lo sé porque no sé qué se supone que espera, entonces, me creo esto.

Y he de admitir que, no se siente nada mal todo esto.
Hace mucho tiempo no me sentía deseada por alguien.

Creo que es un ganar ganar, por lo menos para mí.

—Quiero una explicación —volteo y lo encuentro apoyado en el marco de la puerta.
—Buen día —ya faltaba una de sus bonitas maneras de tensionar el ambiente.

Sé que sigue enojado por lo del cumpleaños, estoy bien, no voy a retractarme por eso así que puede estar enojado el tiempo que quiera.

—Buen día una mierda Beatriz.
—¿Qué te pasa ahora?
—¿Por qué encontré tu anillo de compromiso en la cocina?

¡En serio! ¿Esa es la razón de su enojo ahora?

—¿Porque me lo quité para lavar los platos? —creo que es obvio.
—Ajá ¿Y crees que soy idiota? Sabía que solamente ibas a esas clases para encontrar a cualquiera que te diera un poco de atención.

Su comentario me pone furiosa.
Es tan hipócrita de su parte tratarme así, quizá si tan solo le pusiera un mínimo de atención a lo que hago podría haberle contado todo, pero no, y no es mi culpa que él sea de esa forma.

Dejo la plancha de lado y me acerco para soltarle una bofetada.
No tiene por qué hablar así de mí.

—No vuelvas a tratarme así —mantiene la boca cerrada, eso es nuevo— y si quieres desconfiar de alguien, que no sea de mí, porque he hecho todo por vos y no te he dado motivos así que no me faltes el respeto.
—No te falto el respeto, solo digo la verdad, el tango es para putas.
—No sé cómo podés hablarme así...
—Porque solo digo la verdad, no quiero que vuelvas a ir.
—Vos no podés prohibirme eso.
—¿Me estás desafiando?
—¿Quieres que veamos quien está desafiando a quién?
—Bien, atente a las consecuencias de lo que haces Beatriz, estás advertida.

Quizá antes me habría importado un poco más, pero cuando consiga ese artículo ya no voy a necesitarlo.
Ni a él ni a sus comentarios sobre mi trabajo "mediocre", así que no me interesa.

Además.
Es solo un estúpido anillo.

Ni siquiera es para tanto. 

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