Capítulo 25

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LA TRISTESSE DU DIABLE

"ERREUR"

LADO B

"CHIMIE"

Beatriz;
Al principio me siento eufórica y ansiosa por lo que puede venir después de esto. Cómo si una puerta muy grande acabase de abrirse ante mi.
Pero después me pierdo, justo cuándo una de sus manos se apoya en mi cintura para acercarme a su cuerpo. El gesto me descoloca.

Me concentro en su respiración un poco acelerada, y le sostengo la cara con cuidado para que no se aleje de mí.

«Beatriz»

Sus besos son salados, y suaves, y no quiero alejarme.

Mierda.

Es solo porque todo en mi vida es rutinario.
Es solo porque hace tiempo Julián no me ve de una forma deseable.

Si.

—Disculpa —se me escapa.
—No hay porque disculparse.
—Igual.

No nos separamos lo suficiente para que pueda resistirme, y él parece tampoco hacerlo, porque me devuelve el beso con fuerza.

Ay, mierda.

—Puedes... —mis pulmones sufren por aire— puedes decirme una cosa.
—Dime...
—No soy una de esas chicas ¿No?
—No Beatriz, no.

Quisiera poder ordenar mis ideas y entender de que parte de mi cabeza ha salido esa pregunta, pero no puedo, estoy perdida. Y lo peor, es que cuándo lo ha dicho, se me ha acalorado el pecho, como si le creyera.

—Gracias —le doy un muy corto beso y le saco el teléfono del bolsillo para escribir mi número ahí. ¿Pero qué hago? — me tengo que ir...
—Okey.
—Nos vemos después.
—Si, supongo que si...

Corro lejos de él porque todavía siento que no me puedo controlar.

«Hazlo, niña tonta»

Pienso entonces que la química del cuerpo no es controlable, en que estaba emocionada por su confianza, en que, en que...alguna de esas cosas es lo que produce que quiera volver y quedarme besándolo toda la tarde.

—Amiga ¿Qué te demoraba tanto?
—Chicas —de la arritmia paso a tener el corazón congelado ¿Qué hacen aún aquí?
—Ah, veo que interrumpimos algo.
—¿Estabas sola con Lucifer?
—No le digas así, solo, me olvidé algo.

Espero que no vean el ritmo de mi respiración, que no noten como todavía no recupero el aliento.
No quiero tener que soportar más insinuaciones en toda la tarde.

Tengo algo que aclarar.

Caminamos las tres hasta la puerta y me resisto a volver la mirada, aún tengo el fantasma de sus labios sobre los míos, y quiero golpearme.

Es solo un trabajo, Beatriz.
Es solo un trabajo.

Nada más. 

La tristesse du Diable [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora