Capítulo 7

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LA TRISTESSE DU DIABLE

"ERREUR" 

Beatriz sostiene el rostro de él entre sus manos y mantiene los ojos cerrados concentrada en el sonido de su respiración. 

Celeste siempre dice que el amor es más que simple compañía, es muchas cosas juntas y cree que ahora lo comprende. 

Quizá sea porque está harta de la rutina, o porque nunca salió con nadie más además de Josh, pero, nunca había pensado que alguien podría hacerle sentir tantas cosas en tan poco tiempo. 

—Disculpa —susurra. 
—No hay porque disculparse. 
—Igual. 

Vuelve a besarlo y sus labios son salados, quizá eso se deba a todas esas lágrimas que ella cree que oculta. 
O no importa, pero es peculiar. 

Él la toma por la cintura y la atrae más hacía si con delicadeza. 

Se está equivocando, y no le importa. 

—Puedes... —toma aire— puedes decirme una cosa. 
—Dime... 
—No soy una de esas chicas ¿No? 
—No Beatriz, no. 

No lo conoce, y no puede asegurar cuando es o no sincero, pero ahora, siente que lo es y para ella eso significa mucho. 

—Gracias —lo besa nuevamente y saca su móvil para que escriba su número allí, él sonríe y lo toma para hacerlo sin decir nada—. Me tengo que ir... 
—Okey. 
—Nos vemos después. 
—Si, supongo que si... 
 

La chica corre para salir de la sala y él solo recoge sus cosas para marcharse al hotel después de un día bastante largo. 
La idea de haber perdido el anillo no lo deja en paz. en realidad, este viaje no lo deja en paz. 

Hace mucho tiempo no se cuestionaba su modo de vida ni su forma de lidiar con su duelo, pero ahora siente que sí, porque nunca había habido nadie que le hiciera cuestionarse eso tampoco. 

Al principio, cuando los rumores de su supuesta fama de galán explotaron le pareció bien, ya nadie iba a preguntarle nunca por ella y eso era lo que él quería, que nadie que no supiese nada de su vida hiciera de su matrimonio una novela barata, por ende, solo siguió con la corriente. Pero ahora, que alguien realmente se tome el tiempo de ver por debajo de su fachada, ha sido desconcertante. 

"Se recuesta junto a ella y la abraza por la cintura con cuidado. 

—Amor... —abre los ojos y lo mira con dulzura. 
—Hola. 
—No deberías estar llorando todo el tiempo. 
—No quiero perderte —susurra. 

 
No quiere ser egoísta tampoco, pero, no puede imaginarse una vida sin su presencia. 

—Y yo no quiero que te quedes toda la vida así. 
—¿Así? 
—Sufriendo por esto, quiero que...si ya no estoy, ames otra vez. 
—Eso no va a pasar. 
—Pero qué dices... —casi sonríe 
—Nunca voy a amar a nadie más, lo juramos, los dos. 
—Si este fuera tu lugar ¿te gustaría verme allí? 
—No. 
—Y seguro me pedirías lo mismo. 
—Pero sabes que no creería que lo harías. 
—Te queda mucho tiempo como para pasarlo llorando. 
—No puedes saber esto. 
—Primero prométeme que no harás estupideces. 
—No puedo. 
—Si, si puedes, voy a mandar a Gerald a vigilarte. 
—Como un niño eh. 
—Si. 
—Bien, eso sí puedo prometerlo... 
—Y quiero que hagas más con tu vida, no quiero que te eches a llorar por siempre. 
—No. 
—Manuel... 
—No haré eso, dije que iba a amarte toda la vida, y eso haré —enseña su alianza— juntos o nada. 
—¿No voy a convencerte? 
—Para toda la vida—completa él solo. 
—Está bien —se acerca para recostarse más cerca de su pecho—. Pour toute la vie." 

 

Vuelve a mirar su dedo vacío y casi se echa a llorar allí mismo, es un imbécil, debería haber tenido más cuidado con eso. 
Ahora no solo está lejos de ella y de su casa, sino que ya no tiene nada que los una. 
 
Eso era un símbolo tan importante para ambos y lo ha perdido. 

Entra al hotel y se acerca a la recepción para pedir algo antes de ir a su habitación. 

—Buen día señor Manuel. 
—Buen día —medio sonríe con amabilidad. 
—¿En qué podemos ayudarlo? 
—Quiero whisky —asiente— ¿Puedo conseguirlo aquí o tengo que comprarlo fuera? 
—No, si puede, acompáñeme. 
 
Caminan hasta el bar y ella deja un vaso sobre la barra a lo que él se apresura a negar. 

—No, no, quiero la botella. 
—Ah okey. 
—¿Pueden cargarlo a mi tarjeta? 
—Si, por supuesto. 
—Perfecto, gracias. 

Toma la bebida, sube las escaleras y se mete a su habitación para recostarse sin quitarse la ropa de su clase. 
Realmente no le importa, no quiere concentrarse en otra cosa ahora. 

Se siente culpable, confundido y culpable. 
Se supone que no debería sentir nada más por nadie, pero, no puede evitarlo. 
 
Sabe que es tonto reprocharse por algo incontrolable, sabe también que nada va a cambiar lo que pasó ni mucho menos hacer que su mujer vuelva, sabe muchas cosas en realidad, lo único que no sabe es cómo manejar todo esto. 
 
Le da un buen sorbo a la botella y apaga la luz para quedarse a oscuras por ahora. 
Lo mejor es dejar de tratar de entender esto porque solo lo hace peor. 
Se fue de su casa para poder ser más fuerte y lo único que consiguió fueron noches frías, oscuras y solitarias, pero jamás algo que lo hiciera sentir fuerte ni mucho menos diferente. 

Hasta ahora.  

09 

La tristesse du Diable [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora