Capítulo 26

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LA TRISTESSE DU DIABLE

"LA MÉTÉO"

LADO B

"DEUX FACES"

Beatriz:

—Siento haberte pisado tanto —me mira un poco asustado, me gusta tomarlo por sorpresa.
—¿Por qué siempre eres la última en marcharte, Beatriz? —parece un reclamo, no uno duro, más bien algo como "no logro descifrarte del todo", y tengo que admitirlo, me encanta.
—Quizá porque estar aquí es lo más interesante que hago en mi vida —eso es verdad—. Y siempre olvido algo —eso no.
—Voy a empezar a sospechar que lo haces apropósito.

Le sonrío tratando de parecer dulce.
Si él tuviera idea...

—No voy a negar ni confirmar eso.
—Y no importa lo de las pisadas —sonríe al fin— ¿Qué te tiene tan distraída? Aunque puedes no responder, es muy entrometido por mi parte.

El que parece dulce es él.
Todo el tiempo tiene esa actitud de chico correcto y cuidadoso, como si no quisiera meter la pata conmigo.

No es para nada parecido a la imagen que me había hecho de alguien a quien apodan "Lucifer", de hecho, ese apodo parece, cada vez, más estúpido.

—La vida en general.
—¿La vida? Eso suena...triste.

Quizá esté en lo cierto y lo sea. No lo pensé bien antes de decirlo.

—Digo, es que, no sé si estoy haciendo lo que realmente quiero con mi vida ¿Sabes? Después de que me dijiste eso de que aún no es tarde para hacer lo que quiero, no sé, me preguntaba si alguna vez hice lo que realmente quería.

Mi sinceridad me sabe extraña, como si hace años no tuviese una conversación sincera sobre mi sentir, ni siquiera con mis amigas.
No quiero preguntarme por qué ahora, eso solo conseguiría hundirme más en esta incertidumbre que me esfuerzo por ignorar.

—Suena a una crisis existencial muy profunda —no tiene un tono de lástima como esperaba.

A veces odio que sea como es.

—Supongo que lo es, de hecho, hice cosas que pensé que nunca haría.
—¿Cómo qué?

Como jugármelas y meterme así en la vida de alguien para escribir sobre ello sin sentir arrepentimientos.
Realmente no sabía que existía esa parte de mí.

—No sé, enfrentarme a las cosas que dicen que no debería hacer y....dejar a mi novio —no es verdad, no lo he dejado para nada, pero me sirve que él crea que sí.
—No sé si debería decirte que lo siento.
—No, no me importa y eso me confirma que hace tanto hago cosas que no quiero, es decir, ¿Por qué seguía con él si no me importaba?
—¿Por qué seguías con él si no te importaba?
—Porque estaba acostumbrada a su presencia.
—Al menos has podido hacer algo por eso ¿No? Los cambios también pueden ser buenos Beatriz.
—Si, pero es difícil. La vida a la que estaba acostumbrada parece haberse desmoronado y no sé si me encuentro a mí misma entre todo esto.

Bueno, mucha profundidad por ahora.
Suficiente.

—Entiendo eso —por favor, solo explica por qué.
—No sé qué hacer, quizá debería volver a Brasil...no sé, realmente, no sé.

Guarda silencio cortos segundos mientras parece perderse en algún pensamiento que le entristece la mirada.
¿Qué es? ¿Qué es eso qué se esfuerza tanto por contener?

—Quizá no deberías presionarte a saber.
—¿Sabes que me sorprende hablar así con vos?
—¿Por qué?
—Pensé que eras como, un arrogante y eso.
—Si, entiendo de donde viene ese pensamiento.
—¿No te molesta?
—Me molesta más lo que yo pienso de mí mismo que lo que la gente piense de mí mismo.
—¿Y qué piensas?
—No cosas buenas, quiero decir, te entiendo un poco en eso de la crisis existencial —un conquistador con crisis de identidad parece un juego tan divertido.
—Creo que me encantaría estar en tu lugar, digo, viajar por el mundo, ser exitosa.
—Creo que el éxito no sirve de nada si al final no tienes a nadie, ni siquiera a ti mismo.

Él sentimiento se me pega y casi me lo imagino: encerrado en la oscuridad de su habitación, completamente solo.
Que imagen oscura.

—Uff, hoy estamos en un día triste, los dos.
—Lo sé ¿Quieres pulir esos pasos faltantes? —me ofrece su mano y acepto con gusto.
—No quisiera que mis compañeros piensen que tengo clases privadas y soy privilegiada.
—Ja.

—Elegiré la música.

Saco mi teléfono y busco el audio que descargué de una de sus presentaciones en el concurso, la primera. Gracias por esa información, Chiara.

"Sur ce chemin en ton absence
J'ai beau trimer, sans toi ma vie n'est qu'un décor qui brille, vide de sens

Je remue le ciel, le jour, la nuit
Je danse avec le vent, la pluie
Un peu d'amour, un brin de miel
Et je danse, danse, danse, danse, danse, danse, danse"

Veo como sigue la letra con sus labios y deja de estar aquí, otra vez está en ese sitio al que quiero llegar, es ahí donde es vulnerable.
Me permito contemplarlo solo unos segundos más mientras sigo con esa imagen de la habitación en mi cabeza. No logro comprender del todo lo que me produce, y no tengo tiempo para averiguarlo, no puedo dejar pasar esta oportunidad por cosas tontas.
Es mi momento.

Le doy un pisotón y me observa nuevamente.

—Ush, perdón.
—Ya, no hay problema.
—Te preguntaría que tal lo he hecho, pero creo que estabas como en otra atmosfera.
—Un poco.
—Y te sabes la canción.
—Si, vivía en Francia antes del concurso.

¿Y si tan solo estoy detrás de un rompimiento inoportuno? ¿De un primer amor que no funcionó?
No es tan impresionante como imaginaba, y aunque sirve, me decepciona un poco.

—¿En qué parte?
—Por todos lados, pero la mayor parte en Lyon.
—¿Y cuantos años viviste ahí?
—Desde que tenía ocho.
—Es muchísimo.

Nunca lo he oído hablar de su infancia en sus entrevistas, más que mencionar que su madre también bailaba, pero no más.

—¿Tu cuando te mudaste aquí?
—Cuando conocí a bueno, mi ex. Hace como seis años.
—Es un buen tiempo.
—Si, bueno, fue un poco impulsivo porque ni siquiera sabía hablar español entonces no entendía mucho, aunque los idiomas no son tan diferentes.
—Hablas bien...
—¿Y aprendiste francés?
—Si, no me quedo opción.

De la nada, me tienta la idea de pedirle que me diga alguna cosa en ese idioma. Es una cosa ridícula.

—¿Y te fuiste por el baile?
—En parte.

Entonces tenía razón, esa chica lo ha dejado.

—¿En parte? ¿No era lo que querías? Digo, estabas en un concurso de talentos ¿No es lo que quiere la gente en esos concursos? ¿Ser conocido?
—Para empezar, ni siquiera quería ir.
—¿Entonces?
—Es como...una cosa pendiente.

Acabo de perderme.
¿Será por su madre?
¿Será qué solo lo hizo porque ella fue una bailarina frustrada?

—¿Y qué quieres hacer entonces? Digo, con tu vida.
—Ese es el problema en realidad.
—¿Por?
—No tengo ni idea.
—Bueno, nunca es tarde para averiguarlo ¿No?

Asiente con una sonrisa poco sincera.
No lo cree, aunque él me lo ha dicho, no se lo cree.

Quisiera saber por qué.
Quisiera, verdaderamente, conocer esa parte de él que creo, le aterra que exista.

I. Indila - Demiere danse

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La tristesse du Diable [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora