Capítulo 19

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LA TRISTESSE DU DIABLE

"MENTIR"

Manuel:
Ger me ha avisado en la mañana que estaban preparando los últimos documentos para el viaje, y sinceramente, se me hace más fácil ahora que hemos compartido el último mes de una forma distinta.

Pensamos que era mejor no volver a despedirnos, porque ya lo hicimos, y además, se supone que en algunos meses se casa y claramente, nos veremos de nuevo ahí. Me parece la mejor decisión esta.

De hecho, ambos nos decidimos en quedarnos más tiempo, esa fue la verdadera mejor decisión.
Ahora todo parece un poco más en orden.

—Buenas tardes, señor —el chico de siempre se acerca a mi mesa y alzo la vista de mi libreta para prestarle atención— ¿Lo mismo de siempre?
—Buenas tardes, lo mismo de siempre chico.

Asiente y atina a marcharse a la cocina otra vez, pero no lo hace, voltea y toma una actitud extraña unos segundos.

—¿Algún problema?
—Espero que no se lo tome a mal, pero... quería decirle que, siento mucho lo de la chica.

Se me escapa una risa estúpida que no sé de dónde sale, espero que a él también, pero no.

—¿C-cómo?
—Leí la nota hace un rato y...
—¿Qué nota?

Busco, inútilmente, el celular en mis bolsillos con la mente tan alentizada que por un segundo olvido que está en la habitación, entonces, me pongo de pie y dejo al chico atrás.

No puede estar hablando de lo que creo que está hablando.
Es imposible.

Me cuesta encajar la llave en la cerradura porque las manos me están temblando ridículamente.
No puede ser lo que estoy pensando, no sé porque me pongo así, porque no es lo que estoy pensando, es imposible.

Cierro tras de mi sin cuidado del ruido y desconecto el celular con tal prisa que pienso que puedo haber terminado de dañar la ficha de carga, ni me importa, no ahora.
El corazón me palpita con una fuerza tal, que se escucha por toda mi cabeza.

No es posible.
No es posible que sea lo que creo que es.

Beatriz;
Manuel
puedo explicar esto
necesito que me llames
Por favor
déjame explicarlo

No puede ser.
No puede.

Abro el navegador y la primera noticia que sale, es esa:

"EL MATRIMONIO SECRETO DE MANUEL MÜLLER..."
"¿Quién es la chica de las fotos?"
"¿QUÉ PASO CON LA EX-RELACIÓN DE TDD?"
"XFF; DERNIERE DANSÉ (M&C)"
"LA TRAGICA HISTORÍA DE AMOR D...."

Lo dejo caer, o mis manos me dejan de responder, no estoy seguro.

Busco entre las sábanas el control remoto y ruego internamente que todo sea una alucinación causada por mi paranoia.
No lo es.

Las fotos están en la televisión.
Su rostro...

Y-yo...
Yo deje que ella me engañase.

De golpe, la culpa que no sentía hace tantos días, me cae sobre los hombros y me empuja al suelo con tanta fuerza que me duele por todos lados.

No puede ser.
Ella me mintió.

***

—No puede ser.
—¿Por qué tienen fotos de Clara?

Ella ha estado haciendo preguntas todo el camino y él ha intentado mantener la calma para no gritarle porque sabe que nadie tiene la culpa de nada.
Es difícil, es que, tampoco tiene idea, y eso es peor.

—N-no sé Soledad, yo, no sé.
—Calma, todo está bien.

Le medio sonríe, en realidad solo quiere que deje de hacerse malas ideas.

—H-hola —la recepcionista se acerca— quiero hablar con el cuarto 121.
—Claro, espéreme un segundo señor.

Marca el teléfono de la habitación y todos esperan mientras escucha el tono.

—No responden.
—Puedo subir, soy el contacto de emergencia —saca su documento y se lo entrega para que ella lo lea.
—Adelante señor —le entrega la llave y es imposible ignorar el temblor en sus manos, ojalá no tuviera tanto miedo.

Casi corre escaleras arriba con su novia siguiéndolo con cuidado y abre la puerta con prisa, sin golpear.

La luz está apagada y las botellas de whisky están sobre la mesa, pero sin abrir.

—Manuel...

Camina con un poco de lentitud y escucha la ducha abierta.

—Manuel —abre la puerta y lo encuentra empapado con la cabeza sobre las rodillas.

La imagen es más nueva de lo que cabría esperar, es que si, realmente ha sido él quien más lo ha visto llorar, pero si tiene que ser sincero, nunca ha sido esa la primera opción de Manuel.
Esperaba encontrarlo ebrio, o quizá algo peor, entonces por eso esto lo alegra en parte, o al menos lo alivia un poco.

—Manuel —se acerca y el entonces alza la mirada— ey, aquí estoy.
—¿Cómo pude ser tan idiota, Gerald?
—No digas eso, no fue tu culpa —toma su mano.
—¿Cómo pude dejar que me engañara así?
—No fue tu culpa, no lo fue.

Esa chica fue la primera, después de años, a la que Manuel se animó a mostrarle un poco más.
La quería, lo sabe, y confió.

¿Ahora qué?

Porque no es su culpa, pero, no va a poder volverlo a convencer de eso.
No después de todo lo que está pasando.

—Me asustaste.
—No puedo creer que su cara esté en todos lados. Encendí el televisor y ahí estaba.
—Lo sé, vamos a demandarlos, a todos.
—No quiero, no quiero quedarme aquí y ahora no puedo ir a casa.
—Claro que podes.
—No, yo dije que no iba a dejar que hablaran de ella...
—No los dejaste, no fue tu culpa. Todo va a mejorar.
—Mentira.
—Si que va a mejorar, solo tienes que intentar calmarte.
—Lo intenté Gerald, lo intenté, confíe en alguien y me mintió. Ya no quiero intentarlo más.
—No me digas eso —lo abraza sin importar empaparse la ropa también—. Todo va a estar bien, te lo prometo.

Mejor, quizá, pero no hay manera de borrar lo que ya se sabe.
No hay forma de arreglar nada de todo esto, por eso por ahora, mentir es la única solución que se le ocurre, aunque no sea la mejor.

Él lo sabia.

Nada iba a compararse al dolor de perderla por primera vez, pero esto, se le parecía.

Si Beatriz había querido causarle el mayor dolor posible, podía darse por satisfecha, casi que lo había conseguido.

Ver sus fotos por todos lados, saber que todo el mundo era conocedor de su historia, era como perderla otra vez, un poquito más, cada vez que algún portal de noticias escribiese su versión de las cosas es como si la perdiese de nuevo.
Desgarrador, como cuando acepto la realidad de lo que estaba pasando ese octubre en casa.

Pero cree que seguro, nada para Manuel era más terrible que saber que era su culpa.

Debería haberse quedado en su soledad, sin ser tan ambicioso como había sido.

Nada de esto estaría pasando si no se hubiese permitido acercarse a la chica aquella primera clase de baile cuándo sintió que sin querer, sus destinos estaban ya escritos.

No debía haberlo hecho, pero lo hizo.

Y ahora paga las consecuencias de sus actos.

Y no solo él, sino, el amor que tanto juro proteger solo suyo.
Ahora ya no es más, ahora es de todo el mundo que va a andar mencionando su nombre por ahí sin su permiso.

Y es solo culpa suya.

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La tristesse du Diable [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora