Capítulo 14

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LA TRISTESSE DU DIABLE

"PEUR"

Manuel:
Gerald abre la puerta y simplemente se hace a un lado para dejarme pasar sin decir nada por un rato. Sabía que Soledad no estaría, pero sinceramente, no me imaginaba que sería tan raro.

—¿Quieres algo?

Señala su taza de té y simplemente asiento. No sé bien por dónde empezar.

—Okey, siéntate.

Espero que vuelva a la mesa y termine de llenar la taza para empezar a hablar.

—Vine a disculparme —asiente— Fui un idiota —no—. Soy, un idiota.
—No tanto.
—Si, lo sabes.
—Que no.
—Perdón.
—Está bien —me alcanza mi bebida y casi se ríe.


—He hablado de ella hoy.
—¿Qué? —de verdad parece que no se lo esperaba, y eso que no lo he hecho para cambiar de tema precisamente.

Quizá, es un poco porque quiero que vea que todos sus esfuerzos no fueron totalmente en vano, y, además, es el único amigo que tengo, y el único que sabe lo que pasó.

—Alguien me ha hecho preguntas sobre nuestra boda —escucharme diciéndolo me causa gracia también, no sé bien de que, solo lo hace—. Parece una locura que haya pasado tanto tiempo.
—Pasó mucho tiempo de todo.
—Si.
—¿Qué les dijiste?
—No mucho, en realidad no quería hablar demás.
—Pero ha sido mucho para ti, hace mucho no hablamos de ella, bueno, nunca lo hicimos ¿No?

Tengo vagos recuerdos de nuestras charlas cuándo estaba bebido, y si, entonces hablaba sobre eso, pero, nunca conscientemente.
Creo que entonces no cuenta.

—Parece más fácil —que estúpido suena en voz alta.
—No lo es.
—No, creo que no.
—Aunque te entiendo.
—Si, pero lo que pasó o como me sienta sobre eso no me excusa de ser un idiota contigo, eres la única persona que tengo.
—En parte porque quieres.
—Es muy difícil.
—¿Ella si te gusta? —veo que no piensa rendirse sobre eso.
—No estoy muy seguro de poder admitir eso todavía.
—Ya, ya has admitido demasiado por ahora —sonríe.
—Sé que está bien si quieres tomarte un tiempo de esta vida Ger, creo que lo mereces, pero, no quiero que dejemos de ser amigos, tú eres más que eso, eres mi hermano.
—El mayor — aclara— porque soy él que se ocupa de que no hagas idioteces.
—Ella te pidió eso.
—Si, no podía encomendarme una tarea más sencilla.
—Lo sé, que cruel.

Vuelvo a reírme de eso y me cuesta creérmelo, no solo estamos hablando de esto sin alcohol de por medio, realmente, acabamos de bromear.
Es increíble.

—Eres el hermano menor más difícil y testarudo que podría haber tenido, pero así te quiero.
—Y yo, sabes que de verdad estoy muy agradecido por todo lo que has aguantado de mí.
—¿Para qué están los hermanos?
—Ya —afirma con la cabeza de todas formas— ¿Y qué vas a hacer?
—Bueno —se incomoda un poco— Sole y yo nos vamos a casar.
—¿Qué? —por un segundo me duele no saberlo desde antes, tiene sentido, tampoco pregunté demasiado.
—Si, en realidad no estábamos seguros de cuándo y por eso no dijimos nada, pero ahora que vamos a volver a casa, pensamos hacerlo allí.
—Me alegro por ustedes, de verdad, es lo que merecen.
—Obvio quiero verte allí, si me embriagué en tu boda quiero que te embriagues en la mía.
—Por Dios —se me escapa una buena carcajada, eso sí es lo mío— para eso me tienes.
—Por supuesto.
—Me gusta que se casen allí, eso es lindo.
—Imagínate, a ella le fascina la idea. En realidad, había querido ir hace tiempo.
—Entonces mejor por ustedes, realmente lo digo, lo merecen.
—Y tú, aunque no puedas admitir que te gusta, le has hablado de ella.
—Lo sé, me da un poco de miedo.
—A veces así inician las mejores cosas.
—Je l'espère, mon ami.

Y de verdad lo hago, espero con todas mis fuerzas que tenga razón.

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La tristesse du Diable [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora