Capítulo 29 (+)

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LA TRISTESSE DU DIABLE

"FINIR"

Beatriz:
Me paso la noche en vela, intentando quitarme esa sensación gris del pecho. No puedo.

¿Es lo que he estado esperando? ¿Es lo que realmente quería?
Si.

Una noticia que dejara a todos con la boca abierta.

Es lo que quiero.
La culpa está demás.

—Belleza —Julián sale de la ducha y me tira un beso seguido de una buena sonrisa.

Me alivia que no haya dudado de mi excusa de ayer por llegar tarde, realmente, es agradable no pelear todos los días por eso.

—Tengo algo para vos.
—¿Qué? —me incorporo un poco y él suelta una carcajada fuerte.

He olvidado algo.

—Feliz aniversario, nena —saca algo de su mochila y se sienta en la cama con el pelo goteándole todavía.

Mierda.
He olvidado mi aniversario.

—Ay amor, yo...
—No importa, lo que menos puedo hacer es enojarme, yo he sido él que más lo ha olvidado en la relación.

No me siento tan mal como debería.
Eso me avergüenza.

Abro la caja y encuentro un anillo nuevo.
¿Qué?

—Mierda, me da vergüenza ser tan cursi, pero, como a vos te gustan esas cosas —se aclara la garganta— pensé que podía grabarle la fecha.
—Julián —se me entrecorta la voz, y en vez de pensar en que esto es hermoso, pienso en esa "C" en el anillo de Manuel.

Maldito Manuel  y su historia de amor con mal final.

—¿Te gusta?
—Me encanta, me encanta —lo atraigo hacia mí y lo beso sin más.

Por favor, por favor, hazme dejar de pensar en eso.
Por favor, necesito que me saque esa historia de la cabeza ahora o me va a volver loca.

—Ey...
—Es muy temprano —le suelto, aunque no sé exactamente la hora, sé que lo es porque mi despertador no sonó.
—Bueno.

No intenta fingir que va a pedir insistencia, en vez de eso, se quita la toalla y se mete a la cama conmigo.
Me acaricia la piel con cuidado y pienso en Manuel.

Mierda.

—Gracias, y perdón por olvidarme de nuestro aniversario.
—No pasa nada, nena.

Baja sus besos a mi cuello con lentitud y cierro los ojos tratando de concentrarme en eso, en su respiración agitada que...me recuerda a la de Manuel en aquel beso en el salón.

«Sal de mi cabeza, idiota»

Abro los ojos entonces, y me concentro en la pintura del techo, que está hecha un asco por la humedad.
No es para nada bonito, pero al menos no pienso en él.

Julián vuelve a mis labios y me baja la ropa interior sin más juego previo, pienso en que quisiera más, en que quizá, me gustaría que sus besos me hubiesen dejado como los suyos.
En que quisiera que fueran los suyos.

Mierda.
Mierda y más mierda.

—Ey —busca mi mirada— ¿Estás aquí?
—Si —envuelvo su torso con mis piernas y sonríe con los ojos cerrados.

No puedo estar pensando en él mientras me acuesto con otro.
Es solo un trabajo.

¿Qué clase de persona soy?
¿Qué clase de idiota soy?

—Oh Beatriz...

Vuelve a besarme el cuello y me aprieta la cintura con las manos reavivándome el recuerdo.

—Dale más...

Presiona con más fuerza y mis caderas se mueven solas haciendo que sonría sobre mi cuello.
Oh mi Dios.

—Carajo, Man...

Se detiene de golpe y siento que la bilis me sube por la garganta.

Lo he soltado...le he...
He dicho Manuel.

—¿Qué?
—Es que...

¿Qué mierda le voy a decir? ¿Qué no podía dejar de pensar en él mientras me follaba?

Sale y se pone de pie con la furia emanando de sus poros.

—Para Julián, es que, con la nota y...
—Dijiste su nombre.
—Porque pienso mucho en el trabajo, Julián, por favor no pensaras que...
—¿Pensar? ¡Acabas de gemir su nombre mientras te cogía! ¿Qué tan estúpido me crees? —se abrocha mal la camisa y no sé porque me concentro en eso.

¿Y por qué no me siento tan culpable como anoche cuándo escribí las notas de lo que Manuel me comentó?

—¿Te acostaste con él?
—¡No!
—¡Decime la verdad, Beatriz!
—N...
—Por favor, claro que si —se ríe con furia— ¡Estaba tratando de ser más comprensivo con vos! Estaba tratando de pensar que tal vez este trabajito nuevo te subía el autoestima, y te lo estabas cogiendo ¡Que estúpido!
—¡Te dije que no me acosté con él!
—No te creo...

¿Cómo puede reclamarme después de las veces que lo perdoné?

—Pero quisiera.

Se queda helado.
Yo no.

No me importa de donde salió ese comentario, no me retracto.

—Te dije que eso del tango no era algo para vos —sonríe, pero creo que si le hice daño—. Tenía razón.

Se carga la mochila al hombro y abre la puerta con las venas del brazo realzadas de la furia.

—Ah, y feliz aniversario, mi amor.

No hace falta que me lo aclare.
Esto acaba de terminar, y para siempre.

La tristesse du Diable [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora