CAPITULO 39: "Nacimiento"

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Edward Pov

Mi adorada Bella estaba en su octavo mes de embarazo, así que había reducido mis tiempos en el hospital pues al ser primeriza a partir de este mes podía dar a luz cualquier día en cualquier momento a pesar de que tenía una fecha programada.

Durante los mes de embarazo pasamos por todo, los primeros meses de vómitos y mareos, los meses de antojos y desveladas, los de hormonas alocadas que la hacían llorar o molestarse de la nada, y ahora estábamos en esa etapa en que ambos deseábamos más que nada conocer a Ethan y pasar a esa nueva etapa.

Algo que si nos había caído como un balde de agua fría fue la total prohibición de sexo durante el último mes, éramos no adictos a estar juntos pero desde que Bella había entrado a la última etapa del embarazo sus hormonas se habían desatado y prácticamente no había noche que no hiciéramos el amor, pero ahora estábamos como niños castigados.

-Okay, esto es fácil.-dijo Bella acostada de su lado en la cama, me gire a verla y sonreí divertido.- ¿Cuánto llevamos?

-Bueno desde que fuimos con la doctora cómo 5 horas.-dije mirando mi teléfono.

-Ethan, mamá no quiere presionarte ni nada pero si quieres nacer ahora mamá no se molestaría.-dijo acariciando su vientre haciéndome reír y mirarla con dulzura.

-Estás loca mi amor.-dije girándome para besar sus labios y abrazarla.-Hay que dormir, debes estar cansada.-apague la luz y nos quedamos abrazados, al menos yo me quedé dormido pero de pronto me levante ante la sensación de vació, empecé a moverme y buscar a Bella en la cama pero no estaba y me puso nervioso, me levante asustado y comencé a buscarla desesperado, estaba muy asustado y cuando por fin la encontré casi me da un infarto.

Estaba parada frente a la puerta del refrigerador comiendo helado, con solo una de mis camisas que ni siquiera alcanzaba a cubrir su vientre así que dejaba una vista preciosa de su vientre y pechos, con aquella piel tan suave que había recorrido tantas veces...¡No! Debía evitar que mi mente siguiera ese camino, me recargue en la puerta mirándola sin evitar detenerme en todo su precioso cuerpo, la deseaba más de lo que era seguro.

-Me asustaste.-dije con una sonrisa, ella se giró y me sonrió con la cuchara en su boca y el bote de helado en sus manos.-Me hubieras despertado y venía por él, pudiste caerte.-dije acercándome y tomando su rostro en mis manos y besando sus labios dulcemente.

-No quería despertarte y estaba ansiosa así que vine por helado.

-¿Ansiosa?-pregunte divertido.

-Ya sabes, las malditas hormonas.-dijo sonrojada, sonreí y la lleve hasta la sala para sentarnos, yo puse sus pies sobre mi regazo mientras ella seguía comiendo su helado.

-Ya solo un mes, mi amor.-dije sonriendo, ella me miro y luego negó.

-No, porque es este mes y luego la cuarentena.-dijo dramática, oh Dios mío ni siquiera había pensado en la cuarentena, 10 minutos después estábamos los dos sentados comiendo helado mirando la sala.

-Ni siquiera había pensado en la cuarentena.-dije llevando otra cucharada de helado a mi boca.

-Me volveré loca.-dijo con la misma voz que yo.

-¿Tú? Yo no podré tocarte en dos meses.-dije aterrado.-Creo que ya estoy volviéndome loco.

-No puedo creer que justo en el último mes que tienes las hormonas así te cancelen el sexo-dijo enfurruñada.

-¿Puedo pedirte algo?-pregunte girándome a verla, ella se giró y asintió-El próximo bebé... ¿Puede ser hasta dentro de unos años?

-Mínimo hasta que yo me gradué.-prometió acomodándose en mi pecho, sonreí y acaricie su vientre donde podía sentir a nuestro hijo moverse.

el profesor cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora