CAPITULO 2: "Mía"

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Bella Pov

-¡Me dio su dirección!-grite emocionada, todas empezamos a gritar y nos ganamos varias miradas pero estábamos emocionadas. Pensar que en menos de 12 horas estaría en el apartamento del Sexy Profesor Cullen, el resto del día anduve con una gran sonrisa, ahora sí me las jugaría todas, quería a ese hombre entre mis piernas.

Llegue a mi casa y me deshice del uniforme, no podía ir a ver a Edward, ahora agradecía que mis padres trabajaran hasta tarde, mi padre era oficial de Policía y mi decoradora de interiores, ella generalmente no trabajaba hasta tarde solía llegar alrededor de las 5 de la tarde pero ahora estaba en un gran proyecto para la casa de algún nuevo habitante de Forks, no tenía información de su nombre o algún dato, solo le dijeron que debía hacer y listo, ella no era curiosa así que adoraba el nuevo empleo, no tenía a una nueva ama de casa que cada 10 minutos se le ocurriera otra cosa y por primera vez no le habían dado un presupuesto así que estaba más que feliz, dándole rienda suelta a su imaginación.

Me enrede en una bata y baje por un poco de jugo, ya de regreso a mi habitación, deje el jugo en la mesita de noche y abrí mi guardarropa, empecé a revisar cada cosa que tenía, mini falda, muy obvio, pantalones, sería lo opuesto a la falda, es decir, sin interés de que me lleve a la cama, y entonces encontré unos shorts bastante cortos, de color negro que resaltaría mis piernas blancas como la nieve y que al mismo tiempo dejaban una buena vista de mis largas piernas al descubierto, nada que él no hubiera visto ya, luego busque algo para combinar, había un top que me llamaba a gritos pero ahora no podía, dejar el vientre al descubierto se vería mal dado el clima, quería lucir sexy más no desesperada, tome una blusa sin mangas, blanca y ancha, debajo llevaría un Push-up dejando mis pechos más llamativos pero bien escondidos, bien decía Rosalie, el poder de la seducción era dejar un poco a la imaginación, y por último una delgada chaqueta con animal-print que terminaba el atuendo, sutil pero seductor, tome unos botines negros con unos 10 cm de altura, y deje todo sobre mi cama para tomar un rápido baño, todos mis utensilios de limpieza tenían olores bien específicos que combinaban perfectamente, primero mi cabello que siempre olía a vainilla, y luego mi cuerpo que lava con un jabón con esencia de fresas, luego al salir me ponía loción para mantener la piel suave y lisa, me asegure también de ir bien depilada, incluso el área del bikini, las chicas que ya eran totalmente abiertas al sexo, me llevaron a una depilación total, decían que así se sentía mejor, fue un dolor espantoso pero si el Profesor Cullen me lleva al paraíso con eso, sin duda habría valido la pena.

Luego de ponerme la bata pase a mi cuarto y me comencé a peinar, opte por el cabello suelto, solo marque más mis ondas, y mi maquillaje era leve, con solo un poco de brillo en los labios, no quería verme maquillada de más, luego me puse la ropa interior, un conjunto negro muy bonito, me puse el short y me vi en el espejo, tenía solo mi Push-up, el short y mis botines, sin duda me veía sexy, tal vez el Profesor Cullen logre verme así, luego me puse el resto de la ropa y termine con un collar en cruz y unas cuantas pulseras, perfume, desodorante y listo. Tome los libros que "necesitaría" y salí rumbo al apartamento del profe más sexy de todo Forks, llegue rápidamente, justo eran las 6 de la tarde, la hora pactada.

Cuando toque a la puerta me abrió el sexy hombre de 1.80 mejor conocido como Edward Cullen, con su sexy sonrisa que me dejaba sin aliento, ese hombre debía ser un Dios del Sexo, llevaba unos pantalones de mezclilla y una camisa con las mangas hasta los codos, se veía más que sexy el maldito, creo que sabía que me traía como una estúpida y se aprovechaba de ello.

-Hola Isabella-dijo con una voz ronca, que me sonó cargada de promesas.

-Hola Profesor Cullen.-dije intentando mirar solo sus ojos, deberían darme un premio por lograrlo, porque con aquel cuerpo sensual mantener los ojos alejados era un logro. No sé porque pero su sonrisa llena de lujuria se hizo mayor cuando lo llame así, tal vez le gustaba.

el profesor cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora