NARRA ARMIN.
-¿Me lo puedes explicar de nuevo que no me ha quedado claro?- me pregunta Eren atónito, que tiene la boca medio abierta. Él, Reiner y yo nos encontramos en la habitación de Eren y de mí. En principio se lo quería contar solo a Eren, pero Reiner se ha auto invitado a nuestra pequeña conversación.
Ya ha pasado dos días desde mi "encuentro" si es que se puede llamar así, con Annie en la puerta de mi habitación, cuando vino a devolverme mi bolsa y yo sin querer me presenté prácticamente desnudo y más rojo que un tomate. Desde entonces me cuesta una barbaridad mirarle a los ojos, así que intento evitarla hasta que se me ocurra una manera con la que pueda hablar con ella sin que me dé un ataque de vergüenza. Quería contárselo a Eren para que me diera consejo y ver como puedo solucionar esto, pero entre él y Reiner no se si debería arrepentirme de mi decisión.
-Tampoco es tan difícil de entender; Abrí la puerta pensando que eras tú porque eres un completo desastre y te olvidaste la chaqueta en la silla. Cuando me di cuenta, ella estaba ahí, mirándome, y al momento se puso rojísima, hasta que recordé que a mí solo me cubría una toalla y chorreaba por todas partes. Me devolvió la bolsa rápido y se fue- omito la parte de que vio mi dibujo sobre ella y que se puso de puntillas para susurrarme al oído, no quiero contarlo porque pienso que como Annie se entere de que estos dos lo saben, ya puedo empezar a correr.
-A ver si le vas a gustar Arlet- dice Reiner socarrón, a lo que no puedo evitar sonrojarme un poco, pero intento disimularlo- Aunque Annie tiene pinta de ser difícil de conquistar, pero ese cuerpo serrano a lo mejor le vuelve loca- para entonces le está costando disimular la carcajada, y Eren tres cuartos de lo mismo.
-Mirad que sois capullos los dos- intento parecer molesto pero la verdad es que se me contagia la risa- Os pido ayuda y solo sabéis burlaros de mí. Ni siquiera soy capaz de mirarle a los ojos sin ponerme rojo, me muero de la vergüenza solo de pensar que me mirase sin ropa.
-No pasa nada Armin, tú al menos puede fardar de músculo, el suicida este el único músculo que ejercita es la lengua cuando no para de gritar que quiere matar Titanes- Reiner se descojona mientras mira a Eren con cara de estreñido y con ganas de empezar una pelea.
-Se suponía que veníamos a hablar de Armin, y yo si que tengo músculos- dice llevándose una mano al pecho ofendido.
-Sí, músculos tan ligeros que sales volando cada vez que luchas en los entrenamientos de cuerpo a cuerpo- la burla de Reiner ya está a poniendo rojo de furia a Eren, pero por algún motivo me hace gracia verlo así de enfadado.
-Serás hijo de...- empieza a farfullar pero lo detengo antes de que las cosas se pongan peor.
-Eren tranquilo, Reiner solo está bromeando, y cómo tu decías veníamos a hablar de mi "problema"- no se si quiero seguir hablando de estos con ellos, porque más que ayudar solo dan más problemas, pero es eso o se terminarán matando a hostias, y la sangre no sale fácil del suelo.
-Bueno, pongámonos serios...-dice Reiner tras recomponerse del ataque de risa de antes- ¿Por qué no pruebas a regalarle algo?- dice tan en serio que no se si lo está diciendo de verdad o se está burlando en mi cara.- Ya sabes, para disculparte por hacerle pasar un momento vergonzoso.
-Pero si yo también lo pase fatal- le digo poniéndome algo rojo.
-Entonces hazle un regalo para disculparte por ser tan gallina de no mirarle a la cara- dice esta vez Eren.
-Menudo amigo- digo molesto por lo de "gallina"- Con amigos como tu quien quiere enemigos... Además, ¿Qué puñetas le regalo? Es Annie..- estoy perdido, si ya me parece mala idea lo de regalarle algo, el hecho de que pueda cagarla con el regalo puede incluso empeorar las cosas- Oye Reiner, Annie Bertholdt y tú sois amigos ¿No? ¿Tú que crees que le puedo regalar?- necesito ideas o me hundiré en la depresión por no poder hablarle de nuevo.
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Buena persona (Armin X Annie) (Aruannie)
Fanfiction-¿Que quieres Arlet? -N-Nada, solo quería decirte.... Que para mi eres una buena persona...Annie Leonheart- dijo el de ojos marinos con una sonrisa verdadera de amistad y bondad. Decidí hacer esta historia de Armin y Annie porque cada historia que v...