Epílogo.

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NARRADOR.

-"¿Qué pasa Armin? ¿Asustado?"- El Embajador se encontraba rodeado, inundado de un líquido rojizo carmesí, poco después se dio cuenta de que tenía sangre abundante por el nivel de la cadera. No conseguía moverse, por mucho que se lo intentara era incapaz.

Levantó la vista para dejar de observar el lago de sangre, conforme alzaba los ojos veía una silueta, que se tornaba cada vez más y más visible, el contorno oscuro se volvió en una persona, alta, de complexión media, pero sin mirada, una mirada oscura, sin ojos ni pupilas, observándolo con desprecio. Armin tardó poco en comprender que se trataba de Bertholdt Hoover juzgándolo desde la cercanía.

-"¿Sabes Armin? Si no me hubieras devorado, si no me hubieras matado, yo podría haber vivido la vida que tú has conseguido gracias a mi muerte. Yo podría haberme casado con Annie, tener una familia con ella. ¿Y sabes lo más irónico? Le podríamos haber puesto tu nombre a nuestro bebé."- Cada vez que su voz aumentaba en tono, sus ojos clareaban, y el rubio podía ver como en su reflejo se observaba la tristeza, el odio y la desesperación.

-"Dime Arlet, ¿Fuiste mejor que yo?"- Armin se dio la vuelta y vio al Comandante Erwin Smith de la misma forma en la que había encontrado a Bertholdt. Sus ojos azules resaltaban la amargura y la decepción.- "Ya veo lo mucho que sirvió mi muerte. ¿Para qué? ¿Para qué Jaeger matase a la mayoría de la humanidad y tú hicieras de Embajador para buscar la paz? ¿Crees que durará mucho? Solo conseguiste unos años para que tú y tu Titán Hembra pudierais pasar la vida tranquila, después todo volverá a ser como antes."- El rubio daba vueltas y vuelta, escuchando sin cesar las amenazas y palabras hirientes de su antiguo amigo y su predecesor. Hasta que alguien le tocó el hombro, pensando que ese infierno se acabaría solo para ser aún peor.

-"¿Qué tal viejo amigo? ¿De verdad has conseguido hacer algo para cambiar este cruel mundo después de que Mikasa me matase?"- Eren lo juzgaba con la mirada, esos orbes esmeralda, que una vez conoció como los de su mejor amigo, en ese momento era totalmente diferentes, vacíos y sin vida, con la única emoción del arrepentimiento y el asco.- "Cuándo vayas a visitarme a mi tumba, pregúntate si de verdad serviste para algo."

Ya no podía más, sus gritos, sus lamentos, era incapaz de respirar, toda la sangre que lo rodeaba, la sangre de las miles de personas que él había matado. Se arrodilló, para taparse los oídos, el espeso líquido granate le taponaba la nariz, y comenzó a balancearse para intentar calmar las imperdonables palabras de los hombres en los que depositó su confianza y su aprecio. Poco después despertó, se incorporó en la cama, sudando y jadeando, con lágrimas saladas recorriendo sus cálidas mejillas. Tenía la respiración acelerada, notaba el latido del corazón en la frente. Su reacción despertó asustando a su querida Annie.

-Armin, Armin, ¿Qué pasa cielo?- Se sorprendió al ver que su rubio lo miraba incluso con miedo, le agarró las manos, y después le acarició la mejilla.- Tranquilo, mírame, no pasa nada, era solo una pesadilla. Estoy contigo no pasa nada.- Lo abrazó hasta que el chico dejase de llorar, abrazado a su pecho. Cuándo se calmó se separó y se lo agradeció con una sonrisa y un beso.- ¿Quieres hablarlo?

-No es nada, es lo que tú has dicho; solo una pesadilla.- "Una pesadilla que era demasiado real." Se lamentó en silencio, pero prefirió no callarse para no preocuparla.- ¿Qué hora es?- La chica se echó mano del reloj de pulsera con el que siempre dormía.

-Las siete de la mañana. Aún podemos dormir un poco.

-Sí tienes razón, con lo tarde que nos acostamos anoche no vendría mal dormir un poco más.- Señaló cansado, pero rápidamente Annie desechó la idea.

-O... Tal vez podríamos divertirnos un poco.- Propuso subiéndose encima de su rubio, y dejando que posase las manos en sus caderas.

-¿Ahora?

Buena persona (Armin X Annie) (Aruannie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora