Capítulo 34.

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NARRADOR.

Pasó toda la noche en la que dos jóvenes durmieron al fin plácidamente después de mucho tiempo. Pudieron dormir con tranquilidad, con total paz, aunque fueran egoístas al estar felices en su pequeño mundo que rodeaba la cama en la que dormían. No hicieron nada ni mucho menos, no era el momento y ninguno de los dos estaba preparado, habían pasado cuatro años, tenían muchas cosas de las que hablar y el sexo no era una de ellas. Simplemente deseaban estar el uno con el otro, solo se necesitaban, necesitaban tener contacto físico, estar abrazados, sentir la respiración de contrario.

Y así durmieron durante toda la noche, en la que Annie recostaba su cabeza en el brazo de Armin, y este la rodeaba con el brazo libre, a la vez que ella escondía su rostro en su cuello. Estuvieron apegados sin separarse, parecían unas figuras de porcelana de lo quietos que estuvieron. En parte tenían miedo de despertar a la persona a la que dormían a su lado, y en parte, estaban tan sumamente en calma y a gusto, que justo hasta el último momento antes de que se durmieran, desearon que ese instante, esa felicidad, nunca se acabase, que pasase lo que pasase, pero que el destino no le quitaran a la persona con la que yacían en esa cama.

Ninguno de los dos tuvo pesadilla esa noche, ni Annie recibiendo la repulsión del chico y de la de sus amigos, ni tuvo que vivir de nuevo en sueños la muerte de Marco Bott... Y por su parte, Armin dio gracias de que no tuviera que volver a ver a Sasha desangrándose y gritándole que era su culpa por no hacer un plan mejor. Gracias a la compañía mutua sintieron que no existía guerra alguna en el exterior de su cama, no existía el amigo que los traicionó para destruir el mundo, no existía la nación que deseaba su muerte, no existían todas las muertes de los seres queridos que habían tenido que sufrir. Con ellos juntos no había dolor, pero solo durante el tiempo que duró su descanso.

La primera que se despertó fue Annie, seguramente por qué ya había dormido lo suficiente durante cuatro años y estaba harta de descansar, pero aún así, le había venido bien, pues ya no sentía el cuerpo tan dolorido debido a su salida del cristal. Al abrir los ojos, se dio cuenta de algo que hizo a su corazón acelerar de forma inhumana; Armin la abrazaba por la espalda y descansaba el rostro en su cuello envuelto en cabellos dorados, al parecer se habían movido durante la noche y aún así él no la soltó en ningún momento, de hecho, se aferró más a su cintura.

Se sintió mal con ella misma al verlo ahí, con ella, abrazado, y apretándola inconscientemente, señal de que seguramente estaría soñando plácidamente. Cuatro años atrás mató a uno de sus amigos, por su culpa perdió a su abuelo, y había generado muchos de los problemas en los que sumió al chico. Y ahí seguía, aún después de haberlo amenazado con transformarse, en la que momentos después se prestó para ayudarla. "¿Por qué? ¿Por qué sigue siendo tan bueno conmigo?"

No quería despertarlo, pero quería verlo dormir, hacía mucho tiempo, y recordaba que todas aquellas veces que compartieron lecho antes de separarse, disfrutaba verlo como dormía encima de su pecho, acompasando las respiraciones. Rotó con el máximo de los cuidados, giró sobre sí misma para poder observarlo, dormido a su lado, y al parecer tenía el torso desnudo. Vio como el flequillo le caía sobre los ojos cerrados, así que decidió colocárselo hacía un lado con mucho cuidado de no despertarlo. Al hacerlo le acarició la frente, y no pudo detenerse cuando bajó la mano por el lateral de su rostro y le palpaba la mejilla cálida y sonrosada. Sin quererlo, posó dos dedos en su labio inferior, con tanta delicadeza que notó una corriente por todo su cuerpo al hacerlo.

Se preguntó a que sabrían esos labios que no probaba desde hacía años, y por absurdo que pareciese, se molestó al pensar que podrían haberse unido con otros labios que no fueran los suyos durante su estancia en el cristal. No tenía el derecho de recriminarle nada, pero aún así sintió una oleada súbita de celos y de pronto deseaba averiguar si ese chico había tenido alguna novia durante su letargo. "No pasará nada por una vez ¿Verdad?" En lo más profundo de su mente, una voz le pedía que lo hiciese, que se acercase a él y lo besase, que uniese sus labios con los suyos y que sintiese la conexión que sentía hacía ya tanto tiempo.

Buena persona (Armin X Annie) (Aruannie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora