Capítulo V

2.2K 201 1
                                    

- Hermano sabes que eres mi mayor confidente y si Katara y Sokka tuvieron las agallas para ir a salvarte también tienen mi confianza... pero hay cosas de mi pasado que es mejor que se queden allí.

- Vamos, no puede ser tan malo.

- Engañé y use a alguien para aprender fuego control... y pagó un alto precio por hacerlo.

- Ok si es muy malo.

- ¡Oigan! ¿Quién se comió toda mi carne de foca? - preguntó Sokka molesto.

- ¿Eso era comida? Lo usamos para encender la fogata la otra noche... lo siento - dijo Aang apenado.

- Hicieron ¿Qué?... por eso las llamas olían tan bien - dijo y con agua control hice que una nube lloviera encima de él - ¡Oye! 

- Recuerda que yo inicié el fuego tarado - dije antes de volver la vista al frente - las montañas Patola... llegaremos en cualquier momento.

- Aang, antes de llegar al templo debes saber algo... - dijo Katara y la vi expectante - sobre los maestros fuego.

- ¿Qué pasa con ellos? - preguntó mi hermano.

- Ellos no son como los maestros fuego que conocimos hace años Aang... se han vuelto despiadados, mataron a muchos y a otros los dejaron marcados de por vida - dije remangando mi manga para revelar mi cicatriz de hace 3 años - en la Tribu agua del Norte me dijeron es posible que hayan matado a los nuestros.

- Lyng, que nadie haya visto a un maestro aire en 100 años no significa que no hayan sobrevivido... y si no los encontraste tal vez fue porque no buscaste muy a fondo, pueden haber escapado.

- Se que es difícil de aceptarlo.

- No es eso Katara, la única forma de llegar a un Templo maestro aire es volando... y dudo que la nación del fuego tenga bisontes voladores... ¿Verdad chicos? - les preguntó a Appa y Mimmi a lo que ambos le contestaron - ¿Lista Lyng?

- Lista... Jeep Jeep - dije moviendo las riendas de Mimmi y ella empezó a acelerar el paso.

- Jeep Jeep - dijo Aang y vi como Appa intentaba seguir el ritmo y los hermanos se sujetaban fuerte de él, empezamos a elevarnos hasta pasar las nubes y desde donde estábamos vimos nuestro hogar - ahí está... el Templo aire del Sur.

- ¡Aang, Lyng! ¡Es impresionante! - dijo Katara emocionada.

- Estamos en casa... llegamos - dijo Aang viéndome con una sonrisa la cuál se la devolví.

***

Una vez aterrizamos Aang apresuró el paso para llegar al templo, yo lo seguí por si encontraba algo desagradable y porque había algo que no me gustaba en este lugar. Mientras tanto Sokka se quejaba porque no había nada de comer y su hermana lo regañaba por solo pensar en eso.

- Allí es en donde nuestros amigos y nosotros jugábamos balón aire y allá dormían los bisontes - dijo Aang señalando la cancha y los riscos - pero todo es diferente.

- ¿A qué te refieres? - preguntó Katara.

- Hace 100 años este lugar estaba lleno de bisontes, lémures y monjes... pero ahora solo hay maleza - dije desanimada.

- ¿Y cómo se juega balón aire? - preguntó Sokka y Aang y yo intercambiamos una sonrisa.

Fuimos al campo donde Aang y yo comenzamos a jugar, mi hermano primero uso su aire control para lanzarme la pelota logrando que rebotara en los pilares pero logré atraparlo antes de que llegara a la portería para lanzarlo hacia la de mi hermano anotando 10 puntos. Luego Sokka quiso jugar pero lo que mi nuevo amigo no tenía idea es que para jugar balón aire necesitas saber agilidad y ser un maestro aire, y Sokka no tenía ninguna de las dos por lo tanto fue fácil para mi hermano ganarle.

Los últimos maestros del aire (SA 1º)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora