Capítulo XXV

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Salimos de nuestro momento cuando un monstruo hecho de lianas nos atacó e intento llevarse a Sokka. Entre los tres lo detuvimos y descubrimos que solo era un hombre semidesnudo controlando el agua de las plantas. Nos llevó al árbol y nos explico como todo estaba conectado, así que Aang y yo usamos esa conexión para encontrar a nuestros amigos peludos, lo bueno los encontramos.

Lo malo, están en problemas

Fuimos a donde los vimos y encontramos a los mismos hombres de nuestra visión llevándoselos. Katara de inmediato lanzó una ola hacia ellos mientras Aang y yo lanzábamos corrientes de aire que liberaron a Mommo.

- ¡Nos atacan! - gritó uno de ellos y lanzó una ola en nuestra dirección que Katara, Aang y yo retuvimos con facilidad.

- Oigan, ustedes son maestros agua - dijo Katara mientras nos deteníamos.

- ¿Ustedes también? Eso significa que somos iguales - dijo y Katara y yo hicimos una mueca de desagrado, en eso llegaron Sokka y el hombre que nos encontramos - hola Huu ¿Cómo has estado?

- Ya sabes... asuste a unos chicos, moví unas plantas, lo de siempre - respondió él y lo vimos como si estuviera loco.

Nos llevaron a su aldea donde mientras los chicos hablaban con estos maestros de la locura, yo me aleje pensando mamá y papá.

- ¿Lyng? ¿Estás bien? - preguntó Aang y asentí - no lo pareces.

- Pensaba en mamá y papá, cuando los vi... papá llevaba su "Uniforme" - dije haciendo comillas en el aire y me vio asustado.

- Crees que debemos decirles.

- No, han pasado muchos años y ya nadie lo recuerda... - mentí apartando la mirada - nadie puede saber quien era papá antes de conocer a mamá.

***

Volvimos a empezar nuestro viaje y acampamos en un claro en las montañas, estábamos tranquilamente dormidos cuando Sokka nos despertó con sus gritos y caímos en la cuenta de que estábamos siendo rodeados por unos cazarrecompensas montados en Komodo rhinos. De inmediato subimos en Appa y Mimmi pero antes de partir...

- ¡Mis pergaminos! - gritó Katara corriendo a donde los dejó.

- ¡Mi bastón! - gritó Aang bajando de Appa.

- ¡Mi caja de música! - grité antes de ir por mi caja, cuando llegué a donde la deje uno de estos hombres me empezó a disparar flechas pero con mis poderes de maestra aire pude desviarlas y luego ir corriendo con Mimmi - ¡Jeep jeep!

- ¡Jeep jeep! - así ambos bisontes emprendieron vuelo y tuvimos que agacharnos para no ser rostizados por un maestro fuego.

- ¡Olvidé mi boomerang! - gritó Sokka mirando abajo.

- Ya no hay tiempo - le dijo Katara.

- Tenemos tiempo para tus pergaminos y para que ellos traigan su bastón y su boba caja de música, pero ¡No hay tiempo para mi boomerang! - gritó Sokka y aproveche que estaba en Mimmi para golpearlo con mi bastón.

- Exacto cabeza de metal - dije abriéndola, por suerte sigue funcionando.

- Cuidado con lo que dices Sokka, esa caja de música fue lo último que mis padres le dieron a Lyng por su cumpleaños - dijo Aang y seguimos con nuestro camino.

Llegamos a comprar provisiones y el vendedor nos dijo que en un pueblo cerca de aquí se celebraba un día en honor a Aang y a mí. Vaya sorpresa la que recibimos cuando al llegar vimos que era un día en el que el pueblo nos odiaba a muerte, hicieron unas estatuas de Kyoshi, de Roku y de nosotros para luego quemarlas. Cuando Katara apagó el fuego, Aang y yo intervinimos y el alcalde dice que nuestra vida pasada mató a su líder.

Los últimos maestros del aire (SA 1º)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora