Los últimos maestros del aire (SA 1º)

Capítulo XXXVII

Mailyng:

No se cuanto tiempo me quedé dormida, pero al despertar por alguna razón solo podía ver con mi ojo izquierdo. De inmediato llevé mi mano al ojo derecho encontrando un vendaje, me incorporé con cuidado en la cama, en la pared a mi lado izquierdo había un espejo y pude ver con más detalle el vendaje que cubría mi ojo derecho. Suspiré frustrada antes de ponerme de pie y caminar por la habitación guiándome con mi poder de la tierra llegando a la puerta.

La abrí con cuidado y noté que estaba en casa de Piandao, los recuerdos de lo que pasó en el estadio llegaron a mí de golpe. Volví a suspirar antes de seguir con mi camino hasta el lugar del que se escuchaban voces, entré en la habitación ganando la atención de mi primo y mis amigos.

- Lyng debiste llamarme - dijo Piandao corriendo a donde estaba para ayudarme a adentrarme en la habitación.

- No te preocupes, yo puedo sola - dije caminando hasta el sillón y sentarme con cuidado - por favor dime que no hiciste lo que creo que hiciste.

- No tuve opción.

- No quiero que salgas herido.

- Voy a estar bien, tú sabes que nadie puede con tu primo mayor.

- En teoría la mayor soy yo pero... - dije bromista y recibí un pequeño codazo de su parte.

- Todo estará bien, desde hace tiempo ya tengo los papeles para que tengas el apellido de tu padre y puedes ser una ciudadana más sin que nadie te haga daño... y tampoco a Shen, eres un invitado y como tal serás tratado en lo que vuelves a casa.

- Agradezco su ayuda.

- Mañana a primera hora estarán trayendo a Mimmi y Nixie y luego cuando estés mejor tú y yo daremos un nuevo recorrido a la ciudad - dijo Ty Lee emocionada.

- Eso si Ozai no manda un asesino por nosotros - dije señalándonos a Shen y a mí.

- Eso ya está resuelto, ambos usarán estos artefactos que evitará que usen maniobras de ataque con sus poderes - dijo Piandao dándole a Shen un amuleto y a mí unos brazaletes - ya notifiqué a Ozai y no les hará nada mientras los estén usando.

- ¿Así de fácil? - preguntó Shen poniéndose el amuleto.

- Digamos que Piandao y Ozai tienen problemas desde hace tiempo, por lo que o Ozai hace lo que Piandao le solicita o mi primo ya no le dará espadas o lanzas.

- De ser así mejor no me meto con usted - dijo Shen alejándose de mi primo.

- Aléjate de Lyng y vivirás - dijo y alcé una ceja en su dirección - ¿Qué?

***

Dos semanas después...

En todo este tiempo hice mi mayor esfuerzo por no salir de esta casa, no quiero que me vean en la calle y comiencen a insultarme y desearme la muerte. Por suerte mis heridas ya cicatrizaron por completo gracias a mi habilidades de maestra agua, hoy sabremos finalmente la gravedad de mis heridas.

- Debo admitir que las habilidades de los maestros agua son fascinantes, nunca vi quemaduras de tal magnitud cicatrizarse en poco tiempo - dijo la sanadora retirando los vendajes - aunque tienes que saber que esas habilidades no te salvarán de una cicatriz.

- No me importa mi apariencia, solo me importa la visión de mi ojo - dije decidida.

- Muy bien - retiró finalmente las vendas para luego cubrir mi ojo izquierdo - abre tu ojo lentamente.

- Está bien - hice lo que me pidió pero todo estaba oscuro - Shen esto no es gracioso... enciende la luz.

- Lyng, nadie apagó la luz - dijo Ty Lee logrando inquietarme.