Capitulo 3

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¡Voy a matarlo!

Prometo que voy a matarlo.

¡Dios! Nadie podrá evitar que lo asesine en este preciso instante.

Se preguntaran, ¿que está pasando y por qué mis instintos asesinos han salido en estos momentos? pues bueno, Derek Heim es el peor hombre que puede existir en el mundo y lo odio.

Mi lindo padre me ha despertado a las 7:00 A.M. nada más y nada menos que para hacer ejercicio, mi papito no parece tener sus ya pasados cuarenta años porque se mantiene bien, tiene la filosofía de que haciendo ejercicio y comiendo bien va a llegar a los 60 pareciendo de 30, lo cual no discuto del todo, pero eso es para los viejos como él, mas no para mí que estoy joven y bella, contrario a él. Odio el ejercicio, y más que el ejercicio lo considero tortura medieval, y sé que con lo poco que me muevo y lo mucho que como, debería parecer una bolita pero tengo genética privilegiada y un metabolismo rápido. Aun así estoy aquí con Derek corriendo como si nos estuviera persiguen una jauría de lobos.

-Papito, siento que voy a morir aquí mismo, debemos parar ya.- digo agitada y con ganas de pegarme un tiro.- Derek, si no paramos juro que te venderé en el mercado negro.

-No me hagas castigarte, Leyna, y respeta a tu padre, muchachita.- dice pegándome una palmada en el brazo mientras me pasa y continua corriendo.- si paras te hare correr dos kilómetros más y tu padre siempre cumple su palabra.

-Está bien ya voy.- digo empezando a moverme otra vez.-pero de regreso tendrás que llevarme a comer a un Mc Donald's.

-¿crees que voy a botar esos 5 kilómetros a la basura dándote una de esas cosas de plástico?

-Te odio, papa.

-Cállate y sigue corriendo antes de que te haga comer solo vegetales por una semana.

-Si, señor, papito hermoso de mi vida te amo.- digo mientras cojo más velocidad y de lo paso porque ni loca voy a comer puras plantas, antes muerta.

-Ya terminamos, Ley.-dice Derek y siento que me vuelve el alma al cuerpo.- Y ni se te ocurra tocarme porque estas lavada en sudor y que asco.- dice mientras se aleja de mí.

-Bueno, igual ni pensaba volverte a dar cariño en mi vida.- digo mientras le saco la lengua.

-Ni se te ocurra, tienes que darme cariño o te voy a desheredar.-dice mientras corre a mi para darme un gran abrazo lleno de sudor y muchos besos en la cabeza.

-¡Derek, quítate, que asco estas muy sudado!-digo mientras lo intento alejar de mi.- Además tú fuiste el que dijo que no me acercara.- digo como una niña mimada mientras hago pucheros.

-Bueno, solo por eso te perdono pero recuerda, Ley, debes amar a tu padre y darle cariño.- dice como si fuera un profeta.- Además, debo hablar contigo de algo importante.

-No iré a la gala. Fin de la discusión.

-Leyna, debes ir, yo sé que dijiste que no ibas a asistir a eventos pero es solo eso, hazlo por tu padre.- dice mientras hace ojos de cachorro. Se ve muy tierno y estoy que me lo como.- Además aun tienes tiempo para conseguir un vestido, es hoy en la noche.-dice y ahora si lo voy a matar, ¿Cómo se le ocurre darme solo unas horas para escoger que ponerme cuando soy la persona más distraída del mundo?

-¿crees que es divertido avisarme unas horas antes? Agradece que soy la mejor hija del mundo y hare esto por ti, pero solo por hoy, Derek. Mete eso es tu gran cabezota. -digo mientas lo señalo.

-Leyna, te amo del verbo teamohijaereslomejorquetengoenelmundoynotecambiariapornadie.com.- dice lo último de una forma rápida y ya veo que empezamos con esto.

Mister Russo. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora