Capitulo 16.

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Dominik

He estado todo el viaje absorto en mis pensamientos después de lo ocurrido, después de haber notado que Leyna me está viendo la cara al demostrarme que me recuerda y no le importa, aunque también está la posibilidad de que todo esto sea una coincidencia y ella no recuerde nada, aunque no veo razón a eso, no puede simplemente borrar cosas de su mente.

Tampoco entiendo por qué me molesta tanto el hecho de que no me recuerde o pretenda no hacerlo, si no somos absolutamente nada, nada más que química sexual. Salgo de mis pensamientos cuando noto que hay movimiento a mi lado, Leyna que hasta ahora se había mantenido dormida, estaba moviéndose como si una vez más tuviera pesadillas o al menos eso parecía. Le pedí a la azafata que me trajera un vaso de agua con hielo mientras yo me acerque hacia la mujer tendida en la cama, para despertarla.

-Para, te lo ruego. - estaba diciendo incoherencias. - Yo aun te amo, por favor. - así que ama a alguien, por eso debe estar fingiendo que no me conoce. - No lo hagas más, yo no he tenido la culpa, por favor. - ¡MASON! - con esto último salto hacia mis brazos, llorando.

-Está bien, nena. Estás conmigo. Estas a salvo. - le repetía una y otra vez mientras acariciaba su cabello. Ella no dejaba de temblar.

- todo fue una pesadilla, tranquila. Todo está bien. - seguí repitiéndole hasta que su respiración se normalizo y sus temblores se fueron. Frente a mi quedo una chica con la nariz y los ojos rojos de tanto llorar, y en los últimos una mirada perdida.

-Gracias. - fue lo único que me dijo ella cuando termino de tomar lo que había en el recipiente de vidrio.

- ¿algún día me dirás que pasa en tus pesadillas? - pregunte esperando saber más.

-Algún día, pero ese día no será hoy. - me dijo mirándome a los ojos por primera vez en toda la conversación. No pude preguntar nada más, porque la azafata nos avisaba que ya íbamos a despegar y debíamos volver a nuestros asientos. Nos fuimos en silencio hacia nuestros asientos.

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Tras dos horas de camino en la camioneta que nos recogió en el aeropuerto, llegamos a la entrada de una hermosa casa alejada de todo, Leyna parecía saber exactamente hacia donde caminar y yo solo la seguía, no habíamos mediado ni una palabra desde que fuimos al asiento, su mirada se veía perdida y eso me preocupaba. Una voz nueva me saco de mis pensamientos:

-Señorita Heim, esta todo tal como lo pidió, si gusta puede ir a revisar todo. - le dijo un hombre uniformado que estaba dentro de la casa.

-Está bien, confío en ustedes. Puedes retirarte. -dijo y yo solo me limite a mirar a mi alrededor mientras aquel señor dejaba el lugar. Vi que Leyna cogió camino hacia las escaleras y fui tras ella, llegando a un lugar que se veía como una habitación con una cama gigante y muchas plantas.

-Voy a darme un baño. - empezó a desvestirse. - si quieres date uno también, hay otro baño en el pasillo. Debemos salir a hacer compras. - dijo y recordé que no había traído equipaje. Antes de dejarme decir algo, se metió al baño y se metió a la bañera. Supongo que noto mi cara de confusión y me dijo:

Mister Russo. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora