Capitulo 12.

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Dominik


Voteo a ver a la hermosa mujer que tengo al lado, durmiendo como si estuviera en el lugar más cómodo que existe, como empieza a hacer frio le subo un poco a la calefacción para que no tenga frio y continuo con mi camino.

- ¿Debo creer que no me recuerdas, bella dama? - le pregunto con seguridad al saber que esta dormida y no me escucha. A mi mente vienen los recuerdos de aquella noche en la que creí enamorarme de aquella extraña que ahora tengo a mi lado, como si de una segunda oportunidad se tratase.



HACE DOS AÑOS

Me encuentro en una de las discotecas de Lycaos, acompañándolo mientras se atiborra de alcohol por su reciente separación con su esposa, con la que llevaba años y lo engaño con nuestro amigo, habíamos crecido los tres juntos y no entiendo cómo ha podido ser tan maldito como para ir con su esposa. En el estado en el que esta Lycaos, ni siquiera se mueve, solo tiene una mujer sobre el regazo que lo está besando y él le corresponde como puede después de haberse tomado medio bar. Yo me he tomado unas copas con él, pero sigo sobrio viendo lo que pasa a mi alrededor y cuidando a mi amigo, al pasar de los minutos esos dos están casi teniendo sexo a mi lado por lo que le digo a Lycaos que vaya a su casa, le pido a mi chofer que los lleve y espero que esa mujer no sea una ladrona y le empeore la vida a mi amigo. Una vez salen, me dirijo yo también hacia mi auto, pero mientras más me voy acercando veo a una figura sentada sobre el capo con una margarita en la mano, es una chica joven que parece algo triste, cuando desbloqueo el auto se asusta y voltea a verme con gran tristeza en sus ojos, tomándose lo que quedaba de su trago como si fuera agua y quisiera apagar el fuego que tiene dentro. Sigo acercándome, pero la señorita no se baja de mi auto lo que me enoja, si llega a tener un rayón le hare pagar el auto como si fuera nuevo.

<< Que lo es >>

-¿Podría quitarse? - le digo una vez llego hasta mi auto. - Tendrá que pagar los daños ocasionados por su imprudencia o la dejare en el calabozo. - le digo enojado.

-Para ser tan atractivo, es usted muy poco amable y eso le baja muchos puntos. - me dice dándome una sonrisa que no llega a sus ojos. - si me da un beso puede que olvide lo mal que me ha tratado. - me dice agarrando mi camisa y acercándonos más. - o me va a negar que se siente atraído por mí. - me dice y claro que me siento atraído, lleva un vestido corto que me deja ver sus lindas piernas perfectamente, se ajusta a sus curvas como si fuera una segunda piel.

-No me gustan las crías mal portadas como tú. - miento. - quítate de mi auto antes de que llame a la policía.

- ¿Estás diciendo que si te beso no me corresponderías? ¿no me llevarías a tu casa para cumplir lo que seguramente está pasando por tu cabeza? - me dice acercándose más a mí, quedando con una pierna a cada lado de mi cuerpo aun sentada en el capo. Hasta ahora no me había imaginado nada, pero la sola mención de eso hace que mi cabeza tenga rienda suelta a todo lo que podría hace con ella, y más con ese vestido que no deja mucho a la imaginación y me encanta.

-Las niñitas egocéntricas como tú siempre creen que le gustan a todo el mundo, pero hoy no es tu día de suerte. - le digo mintiendo otra vez, aunque le digo niñita realmente podrá tener unos 20 años.

- ¿Apostamos? Si caes con mis encantos tendré que quedarme con este lindo auto que parece le tienes mucho cariño. - me dice pasando sus manos por mi pecho, con su boca a centímetros de la mía, estoy seguro que la tensión sexual que tenemos en estos momentos es palpable.

- ¿y si yo gano? - le digo.

-No sé, ¿Qué quieres? - me dice pasando la mano por mi cabello.

Mister Russo. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora