Capitulo 29.

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Maratón 1/3

La música envuelve mis oídos y siento como mi corazón llega a temblar por lo fuerte que está la música.

Nos sentamos en el reservado al volver de la pista de baile, en la que hemos estado un buen tiempo bailando, ordeno otra botella de vodka con la mirada de desaprobación de Mason.

Perdí la cuenta de el tiempo que ha pasado y los tragos que han venido con ellos, Enzo y Mason están lavados en sudor porque no he dejado que se sienten hasta ahora. Aurora esta igual o más guapa que cuando llego, ha sido poco nuestro contacto desde que llegamos porque las pocas veces que nos acercamos mucho, se siente una tal tensión que se podría cortar con unas tijeras.

He de pensar que mi maquillaje debe estar corrido y mi cabello debe parecer como si hubiera tenido una guerra con mil murciélagos. Con este pensamiento en mente, me paro y les aviso que iré al baño.

-Ire contigo.- dice Aurora sorprendiéndome. Espero a que tome sus cosas y nos encaminamos al baño.

Una vez allí nos concentramos en nuestra apariencia, aunque puedo confesar que un par de miradas se me escapan, hacia la hermosa mujer que tengo al lado. Haciendo esto puedo notar que no soy la única, cuando sus ojos me repasan más de una vez.

-Tu novio tiene mucho aguante.- me dice mientras termina de ponerse su labial tono teja.

-Mason no es mi novio.- le digo riendo mientras la veo a los ojos por primera vez en desde que llegamos.

-Oh... yo... no sabia eso.- dice con un leve sonrojo.

-¿Y ahora que harás con esa información?- le digo con una sonrisa de medio lado que hace que se voltee, su mirada ha dejado de ser ese tierno marrón para pasar a ser oscura, gracias a sus pupilas dilatadas. Lentamente se acerca a mi, como cuando un depredador quiere atrapar a su presa, y cuando me tiene a centímetros de su rostro dice:

-Es mejor hacerlo que decirlo.- y sin esperar más, me besa. Sus labios saben a piña colada, son suaves y carnosos. Se mueven con una destreza que me encanta y como puedo, atorpecida por los tragos, le sigo el ritmo.

El tiempo se detiene, solo importamos ella y yo. Su mano se pasea por mi cintura y hasta mis nalgas, dejando en su camino suaves apretones que hacen que la presión en mi estómago crezca. Mis manos imitan sus movimientos, centrándose en su cintura para acercarla más a mi. Nuestros pechos están juntos y la fricción hace que todo se sienta mejor.

-No se por que siento que tus labios tienen dueño.- me dice una vez nos quedamos sin oxígeno y tenemos que separarnos.

-Por hoy tenemos la maravillosa promoción, puede rentarlos por toda una noche y totalmente gratis.- digo mientras le guiño un ojo.

-Puta que oferton.- dice y las dos nos echamos a reír mientras me da un beso corto. Salimos del baño y cuando llegamos al reservado Mason entiende lo que vamos a hacer con solo mirarlo. Tomamos nuestras cosas y le digo:

-Iremos a casa en un Uber, avísame cualquier cosa.- veo que hace una sonrisa pícara y asiente.

-Como mande, señorita Heim.- dice en modo de broma.

-Aurora.- llama Vincenzo.- muy buen provecho con lo que vas a comer esta noche.- dice y todos explotamos a carcajadas mientras nos alejamos.

Afuera esperamos 10 minutos a que llegara nuestro transporte y una vez dentro le indico la dirección a la que nos debe llevar. En el trayecto se siente tanta tensión que estoy segura que hasta el conductor se ha puesto nervioso.

Una vez llegamos a la enorme casa de playa, entramos entre manoseadas, besos y risas. En las escaleras paramos para no causar un accidente, hasta que entramos a mi habitación y podemos seguir con nuestros asuntos pendientes.

Mister Russo. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora