Capitulo 47.

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Dominik.

-Pasa que, hemos controlado la fuerte hemorragia que tenía y le hemos suministrado la sangre que necesitaba.

-¿Cuando podemos entrar a verla?- dice Heim.

-Al tener un estado delicado, preferimos que la dejen descansar unas horas y cuando despierte, pueden verla.- responde amablemente el doctor y se ve como todos nos quitamos un peso de encima.

Veo como se va y nos deja solos en la sala de espera pero esta vez con mejor ánimo.

-A casa, Russo.- escucho a la mascota de Leyna decir.

<<Creo que su mascota es otro, pero no te diré quien eres>>

-¿Por qué eres amable conmigo?- pregunto algo confundido.

-Si no lo soy, Leyna me arrancara las bolas y te quedaras sin que chupar.- dice con un puchero y yo le saco el dedo de en medio.

-Jódete, Zimmerman.- digo y me voy por otro pasillo.

Joder, quiero verla ya.

Quiero saber si esta bien.

Si necesita ayuda o si simplemente quiere compañía, se que no le gustan los hospitales. Se lo debo. Se que se lo debo, aun más si por mi culpa esta ahí, ella fue por mi, ella se arriesgo por mi y yo ni siquiera note que se iba a desmayar. Aún ni siquiera se que está mal con ella. Esos pensamientos no dejan de atormentarme.

Una parte de mi me repite que no es mi culpa, que hay cosas que pasan y no podemos cambiarla. Pero la otra, y la más grande, sigue repitiendo una y otra vez que debí fijarme más en ella. Incluso que debí haber tenido cuidado para que ese loco no me llevara. Si nada de eso hubiera pasado, ella no estaría sufriendo.

Mi parte racional me dice que si de alguien ha sido culpa, es del maldito loco de nombre desconocido, por ahora. Pero siempre sentiré la espina de que pude hacer que esto cambiara.

He vagado por los pasillos por unos minutos, tal vez horas, hasta que encuentro una pequeña habitación con estantes, y para mi suerte, uno de ellos tiene de esos pijamas que los doctores usan, junto con una bata.

Parece que alguien va a tener problemas hoy, y no voy a ser solo yo.

Me apresuró a tomar la ropa y me dirijo rápidamente a los baños que minutos atrás pasé. Me adentro a uno de los cubículos y me deshago de mi ropa, para forrarme con el curioso atuendo médico, que por cierto, no es de mi talla.

Me está aplastando el culo.

<<Olvida el culo, se le está cortando la circulación a la poll->>

Alejo esos pensamientos de mi, mientras intento acomodar mejor el pantalón y paso a la parte de arriba, la cual se rasga cuando entra por mis brazos. Esto no puede estar pasando.

Tratando de esconder el picadillo que he hecho con el uniforme, me pongo la bata, que para mí suerte no es tan pequeña. Me dirijo a la estación de enfermeras que había pasado en mi momento de caminar como un alma en pena, y le pregunto:

-Enfermera, ¿sabe cual es la habitación de la señorita Heim?- esta me mira con una mezcla de fastidio y desconcierto.

-Estos internos cada día son más inútiles.- dice para ella misma pero logro escucharla.- 681, nadie puede entrar, exceptuando al cuerpo médico, hasta que la doctora Mitchell de la autorización, y lleve unos sedantes, puede que los necesite.- le agradezco y salgo disparado al ascensor.

¿Sedantes? ¿Por que tendría que necesitarlos?

Alejo las preguntas de mi mente cuando, milagrosamente doy con el piso y emprendo mi caminata, para encontrar la habitación.

Mister Russo. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora