Capítulo 21.

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Maraton 1/?

Leyna.

Ha pasado una semana desde que paso aquel incidente en la gala, y algunos días desde que volvimos. Las cosas entre Dom y yo han ido de maravilla, hemos tenido sexo en todos los lugares de su linda Villa y casi vivimos el uno con el otro, hay noches en las que el se queda en mi casa y noches en las que yo me quedo en la suya, así que tenemos varias prendas del otro en nuestras casas.

En cuanto a la organización, no han habido nada grave. Me empieza a preocupar que haya tanta calma, en nuestro trabajo, como en los hospitales, un día calmado significa que esta a punto de caerse el mundo. Como la lluvia antes de la tormenta.

<<Genial, veo que tienes un problema con los dichos>>

Muchas veces he pensado que mi consciencia, que con el tiempo he bautizado como Cleopatra, debería mudarse de cabeza para que dejemos de pelear pero creo que, sin hablar con sentimentalismo, no podemos vivir la una din la otra.

En cuanto al tema de la organización, todo ha ido más que perfecto, hasta que he decidido acompañarlos a algunas misiones para no perder la costumbre y a mi querido jefe de el escuadrón Alfa y claro a Mason, no les ha agradado eso al ser unos maniáticos del control. Como puedo me las apaño para que dejen de joder y al final aceptan que no pueden contra mi.

Dominik es un poco tema a parte, se que con lo sobreprotector que es no le va que agradar la noticia pero tengo más que claro que estoy avisando y no pidiendo permiso. Me dirijo entonces hacia su oficina y como la anterior vez, la chica de recepción me mira con su terrible cara de estirada y de creerse más, sin intentar en lo más mínimo disimular que tampoco me agrada, le digo que vengo a ver a su jefe y me responde:

-El señor Russo está ocupado y no puede recibir a cualquiera.- a esta si que la agarro de los pelos y le quito las extensiones.

-Primero, guapura. No soy cualquiera, soy la esposa del jefe y segundo, él nunca está ocupado para mi así que haz el favor de hacer tu trabajo y anunciarme.- le digo con un notable cabreo pero sin perder la compostura.

Ella haciendo caso me anuncia como la señora Russo vaya gracia me hace eso y más gracia me da imaginar la cara de Dominik al saber que me he hecho llamar la señora Russo.
Con una increíble mala leche dice que siga hacia el ultimo piso y yo le agradezco para despues irme.

Me meto en el ascensor privado y le picó a la última planta. Una vez llegó, la secretaria de Dominik me dice que puedo pasar, así, me dirijo directamente al despacho de mi amor y entro. Él esta en una llamada, así que me hace una seña con la mano y se dedica a hablar.

Así pasan unos diez minutos, en los que me dedico a verlo gruñir y hacer gestos extraños mientras habla con sabra dios quien por teléfono.

-Hola, nena.- dice una vez cuelga y me mira.- perdona por hacerte esperar pero tengo algo que cerrar y uno de mis socios me esta volviendo loco.

Veo lo estresado que está así que omito decir palabra alguna y voy directo hacia donde él está, parandome en puntas y poniendo las manos en su pecho para tener más soporte, aún estando así me lleva unos 20 cm más, llego a su oído y le digo en un susurro:

-Sera mejor que te sientes ahí y dejes que te relaje por un rato.- veo en sus ojos que va a negarse.- no te estoy preguntando, te estoy dando una orden.- le digo autoritaria aunque los dos tenemos más que claro quien es el que lleva el mando en cuanto a nuestra vida sexual. Sin resistirse más, va directo al sofá en el que estaba sentada hace unos minutos y sus brazos en su cuello haciendo que se vean más grandes y fuertes, teniendo un toque extra de erotismo al ver que tiene las mangas dobladas lo que hace que empiece a sentir cierta presión en la parte baja de mi abdomen.

Mister Russo. [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora