Supernatural (Dean Winchester)

26.

"Le cedo el control a Lucifer, abrimos la jaula con los cuatro anillos de los jinetes y salto dentro. Ese es el plan, y la única manera de acabar con todo esto."

Aquellas palabras, las palabras de su hermano no dejaban de rondar por la cabeza del mayor de los Winchester. Sabía que aquella era la única forma de acabar con Lucifer y con el Apocalipsis, pero aún así no dejaba de tratar de idear otro plan. No podía perder a Sam, no quería.

- Hola. -dijo Sam sentándose junto a Dean, mientras agarraba una cerveza. El cazador hizo un simple gesto con la cabeza, sin decir nada más, mientras seguía sumergido en sus pensamientos. - ¿Qué ocurre?

- Voy a hacerlo.

- ¿El qué?

- Lo de decir sí a Satan. Me apunto.

- ¿Vas a dejarme decir "sí"?

- No, no es eso. Yo no tengo que dejarte hacer nada. Ya has crecido. Y si es lo que quieres, te apoyaré.

- No esperaba oirte decir eso.

- Esto va en contra de todo lo que siento pero... la verdad es, que cuidar de ti, ha sido siempre mi trabajo. Pero ya no eres un niño, Sam, no puedo seguir tratándote como tal. No sé si tenemos alguna oportunidad, pero, sé que si alguien puede hacerlo, eres tú.

- Gracias.

- ¿De verdad es lo que quieres?

- Yo le liberé. Volveré a encerrarlo.

- Sigo sin acostumbrarme. - dijo Dean, ayudando a Iris a cargar una garrafa llena de sangre de demonio en el maletero del coche. - Hace nada nos encargábamos de mantener a Sam alejado de esta porquería, ahora se la conseguimos.

- Lo sé, pero si esto nos da algún tipo de ventaja... Vale la pena intentarlo.- dijo la joven, mirando al cazador. - ¿Estás bien?

- La verdad es que no... - reconoció Dean. - Da igual, ¿has encontrado algo?

La chica asintió.

- Algunos augurios, temperaturas bajas en Lawrence y mmm tormentas en los Ángeles...

- Espera, ¿qué es lo de Lawrence?

- La temperatura ha descendido unos 20 grados pero únicamente en un pequeño cementerio de allí.

- Ahí es. El diablo está en ahí.

- ¿Tú crees? Para ser Satán no se esfuerza demasiado en lo que se refiere a hacer señales malignas. ¿Estás seguro?

- Sí, muy seguro.

- ¿Sigue dormida? - preguntó Dean, mientras conducía el Impala, Sam miró a la parte trasera del coche y en efecto, la de ojos grises dormía tranquilamente.

- Sí, ya lleva así 5 horas, nuevo récord.

- Hacía mucho que no la veía dormir así, tan de seguido, sin pesadillas. - dijo Dean.

- Tenemos que hablar de una cosa. - dijo Sam, incorporándose un poco en su asiento.

- ¿De qué?

- Si esto sale bien... y salto en la jaula... sabes que no volveré.

- Sí, soy consciente.

- Quiero que me prometas una cosa.

- Vale, di, lo que quieras.

- Tienes que prometer que no intentarás traerme.

- No, no pienso prometer eso.

- Cuando la jaula se cierre no podemos volver a abrirla.