Supernatural (Dean Winchester)

15.

- Hola, Dean. - dijo Meg, empujando al chico. Dean chocó contra su Impala, con un fuerte golpe, Iris y él cayeron al suelo. - Veo que te acuerdas de mí.

Dean se apresuró a levantarse y a coger la escopeta. Meg sonrió y levantó las manos.

- Está bien,  no soy un demonio.

- Eres la chica que poseyó el demonio. - dijo Dean, echando una rápida mirada a Iris, que yacía incosciente en el suelo, al menos respiraba, pensó el chico.

- Meg Masters. Es bonito hablar contigo cuando no me estoy ahogando en mi propia sangre.- dijo la chica, hablando de su propia muerte como si fuese lo más normal del mundo. - Está bien, sólo soy una chica normal.

Meg se acercó aún más a Dean, éste la apuntó con la escopeta.

- Uy, perdona, quería decir era. Era una chica normal. Estaba caminando una noche a casa y fui atacada por ese humo negro. Lo siguiente que supe fue que estaba prisionera en mi propio cuerpo. Yo estaba despierta. Tuve que mirar todos aquellos asesinatos que cometió el demonio.

- Lo siento. - se disculpó Dean

- ¿Lo sientes? ¿También lo sentiste cuando me arrojaste desde ese edificio?

- Nosotros...

- Vosotros no hicisteis nada. Lo único que podía hacer era estar ahí dentro, atrapada, gritando, pidiendo ayuda. Se supone que ayudas a la gente, Dean. ¿Por qué no me ayudaste a mí? - Meg se acercó aún más a Dean.

- Lo siento.

- ¡Deja de decir que lo sientes!  - le gritó Meg, mientras le golpeaba. Dean cayó al suelo, y Meg no perdió el tiempo. Aprovechó para volver a golpearle.

- No lo sabíamos.

- No... Vosotros simplemente atacasteis. Nunca pensasteis que podía haber una chica ahí dentro ¿verdad? - Meg se acercó aún más a Dean- ¿Crees que eres una especie de héroe?

- No, no lo creo.

- Bien, porque no lo eres. - dijo Meg, cogiendo al chico del cuello. Dean pudo ver que la chica tenía una extraña marca en la mano.

- Hice lo que pude.

- No, no lo hiciste. - dijo Meg, con rabia mientras golpeaba a Dean de nuevo.

- ¿Bobby, tienes miedo? - preguntaron las gemelas.

- Nosotras si lo tuvimos - comenzó una de ellas.

- Cuando el monstruo vino a por nosotras. - continuó la otra.

- Y nos atrapó. - finalizaron a la vez. - Podrías habernos salvado, pero no lo hiciste. Estabas justo al lado.

- ¡Bobby! - Bobby escuchó la voz de Sam, quería contestarle, pero las gemelas habían tapado su boca y no podía hablar.

- Tenía una hermana pequeña, Dean. Que me adoraba. Ya sabes como son los hermanos pequeños. Harían cualquier cosa por ti. Nunca fue la misma desde mi desaparición, ella... digamos que se perdió. Y cuando luego vio mi cuerpo en la morgue, ¿sabes lo que hizo? SE SUICIDÓ. - gritó Meg, mientras golpeaba a Dean con todas sus fuerzas.- Todo esto es por tu culpa, esa sangre está en tus manos, Dean.

Sam finalmente encontró a Bobby y juntos consiguieron deshacerse de las dos gemelas.